Cuando un futbolista profesional cumple 30 años se tiende a pensar que éste ha empezado a descender la cuesta de su carrera, que sus recursos físicos cada vez serán más limitados y que las gotas de calidad transpirarán en menores ocasiones. Sin embargo, Roberto Trashorras, a esa edad, apenas había llegado a debutar en Primera División, a pesar de haber pasado por las instituciones de Barcelona y Real Madrid. Con 30 años, el de Rábade quería demostrar todo lo que aún no había podido.

Porque el niño que cambió su Galicia natal por La Masia, sólo había podido disfrutar de la élite unos instantes. Apenas segundos en una ronda previa de Champions ante el Wisla Cracovia y otros pocos minutos en la Liga 01/02 de la mano de Carles Rexach en una noche desafortunada para los culés que vivían la época más oscura de los últimos lustros. Tras otra temporada siendo indiscutible en el Mini Estadi (¡marcando quice goles!), Joan Laporta y su círculo virtuoso llegaron a la presidencia del club catalán dando la carta de libertad al lucense de 22 años.

Trashorras ante el Granada

Una llamada de Jorge Valdano y una posterior cita con Florentino Pérez consiguieron que Trashorras cambiase la elástica azulgrana por la de su máximo rival. En el Real Madrid se repetiría el panorama. Dos años siendo titular en el filial de Segunda B, pero sin oportunidades con los "mayores". Al cumplir 24, Trashorras vio que ya era mayor para seguir con los pequeños y dio el salto a Segunda División. Firmó una primera temporada discreta y asentamiento en el Numancia, encontraría un mejor sitio en el centro del campo de Las Palmas, lo que le llevaría a volver a su tierra para digirir la sala de máquinas del Celta un trienio.

Con Jémez, Trashorras ha jugado el 92,8% de las jornadas de Liga

Entonces, sí, a los 30 años Roberto Trashorras llegó a una plantilla de Primera División. Inició, con José Ramón Sandoval en el banquillo, su primera aventura de rayista en la temporada 2011/12. Aquella en la que Trashorras peleó el puesto con un ilustre como José María Movilla, lo que le hizo alejarse del doble pivote que el madrileño y Javi Fuego ocupaban. El Mago de Rábade, pues, empezó su andadura en Vallecas haciendo más veces de mediapunta o interior, tal y como hacía en Vigo con Eusebio Sacristán o Paco Herrera, que en su ahora habitual posición. Ese curso acabó con los números más bajos en cuanto a titularidades (18) y presencias totales (29) desde su llegada a Vallecas.

La salida de Movilla y, sobre todo, la llegada de Paco Jémez antes del cambio de estación cambiaron el estatus del rabadense. El técnico grancanario, desde entonces, le dio la batuta del centro del campo y empezó a ser su prolongación en el campo. El mediocentro pasaba a ser el jugador más determinante del equipo. Se podría ganar o perder, pero si Trashorras realizaba un buen partido, el equipo jugaría un buen partido pues por él pasaría el flujo de balón casi de manera constante. Casi como una ley científica se produciría este paradigma en los siguientes tres cursos en los que Trashorras llegaría a ser uno de los capitanes.

Con Jémez, Trashorras ha jugado el 92,8% de las jornadas de Liga desde 2012. También ha conseguido ser el que más pases completa en toda una Liga (por delante de jugadores como Toni Kroos o Sergio Busquets). "Mucho de lo bueno que me ha pasado y me está pasando se lo debo en gran parte a Jémez. Por la confianza que me da y porque me ha ayudado a ser un jugador más completo", nos reconocía Trashorras en una entrevista a Vavel hace dos años.

A pesar de que cuenta con 34 años, si las lesiones le siguen respetando y teniendo en cuenta que su contrato finaliza en 2017, es posible que los 150 partidos que cumplió en el empate ante el Getafe (en el que falló su segundo penalti como rayista, pues ya había fallado uno ante Víctor Valdés en la temporada 2013/14) se vean multiplicados en futuras fechas. El niño gallego que se marchó a La Masia ya ha demostrado la magia que tenía dentro.

Trashorras 150 Vallecas
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