Thomas ha sido durante meses el anhelo de Manolo Salvador. En verano acabó quedándose en el Atlético in extremis, y la lesión de Thiago le ha acercado a la primer línea de combate en el ejército del líder de primera. Tras un primer arañazo en Vallecas, volvió a reivindicarse ante el que pudo ser su equipo con un gol a diez minutos del final. En una arrancada que firmaría Yaya Touré, se coló entre la hasta entonces solvente defensa granota, sacándose un disparo rápido que se escurrió de los guantes de Mariño, elevando más aun el caché de un jugador que se aleja definitivamente del Ciutat de Valéncia.

Revolución de Rubi

Rubi, cansado de perder siempre con blancas, se decidió esta vez por las fichas negras. Sobre el tablero, dispuso rostros bien distintos a los que salieron en la foto de las últimas derrotas. En la retaguardia, custodiando al rey, se decidió por Mariño, que mostró grandes reflejos en una parada a Jackson pero que pudo hacer más en la diabólica internada de Thomas. Las torres que defendieron los laterales fueron Toño e Iván López, este último por fín aportando un nuevo aire a su costado tras superar varios problemas físicos. Más llamativo aún fue el regreso de Trujillo, que volvió a comandar la zaga junto a Feddal tras sus serios problemas en la retina que todavía le obligan a lucir gafas especiales.

Trujillo fue la nota positiva en el once levantinista, volviendo tras su desprendimiento de retina y mostrando gafas protectoras

Por delante, Rubi armó un centro del campo en el que Xumetra sorprendió como uno de los alfiles, dejando el otro costado para la movilidad de Morales. Los caballos del tablero, encargados de saltar de un campo a otro, fueron Verza y Jefferon Lerma. El colombiano se encargó de contener la conexión entre Koke, Correa y Griezmann, mientras el veterano mediocentro pudo sumarse al ataque y gozó de la mejor oportunidad para un equipo granota que anoche lució un amarillo tan sonrojante como su posición en la tabla.

En primera línea de ataque, el técnico levantinista apenas confía en sus peones,  a los que rota ante la falta de acierto goleador. En el Calderón, la principal reaparición fue la de José Mari, que recuperó titularidad en un escenario importante, mostrando un gran despliegue que le impidió acabar fresco el parido. El otro ariete fue Ghilas, que el año pasado logró un doblete en territorio colchonero pero que esta vez quedó enrocado y sin movimientos que asustaran la disposición de fichas de un estratega como Simeone.

La presión del liderato

Tras el tropiezo del Barça en Cornellá, al Atlético se le presentaba una ocasión inmejorable de iniciar el 2016 como líder de la categoría. Para ello sólo tenía que vencer al colista, que se presentaba a orillas del Manznares con sólo una victoria a domicilio y sumido en un atasco sin salida aparente.

El Cholo se deció por Correa, premiándole por su gol en Vallecas, para acompañar a Jackson Martínez, que volvió a quedarse sin ver portería a pesar de la insistencia de Griezmann por asociarse con el ariete colombiano. Ambos se buscaron, en ocasiones rizando el rizo y enrevesando el ataque rojiblanco, sin poder perforar la meta de un Mariño que tuvo menos trabajo del esperado.

Al Atlético le cuesta generar peligro, aunque no tanto como a un Levante que se marchó sin probar a Oblak pero dejando algunos susto que amenazaron un liderato que se daba por hecho.

Thomas al rescate

Cuando la partida parecía desembocar en tablas, Simeone sorprendió quitando a un delantero (Jackson) para introducir un todoterreno como Thomas, que apenas contó con minutos en el inicio de liga. El Levante se envalentonaba con el paso de los minutos, llegando a soñar con salir vivo del Calderón; Rubi dio entrada a Camarasa, cuya suplencia sorprendió en un estadio de tanto renombre, además de probar como revulsivos a Rubén García y Roger, que tampoco pudieron inquietar en demasía a un seguro Oblak.

Thomas ejecutó al Levante a falta de diez minutos tras una jugada personal en la que Mariño tardó en reaccionar.

Tras ochenta minutos de desgaste intercambiando piezas, emergió un actor secundario al que empiezan a invitar a las fiestas de los mayores para solventar un sofoco y alcanzar el liderato rojiblanco. Thomas, al que el destino no ha querido vestirle con los colores granotas, no tuvo piedad del equipo que le pretendía hasta hace bien poco. Hizo gala de una potencia desequilibrante para agrietar la frontal del área, plantarse ante Mariño y engatusarle con un disparo engañoso que entrañó mucho más peligro del aparente.

El jaque mate fue inevitable, incidiendo en la crisis de un equipo que con negras o con blancas no consigue levantar la cabeza. El líder pudo con el colista.