La temporada de los blanquiazules está siendo para olvidar. Es comparable a una montaña rusa, en donde desde el instante en el que te subes vives un sinfín de sensaciones. El equipo empezó siendo dirigido por Sergio González y de un día para otro, el de Hospitalet fue destituido. No preguntaron a nadie ni le dieron un ultimátum. Tal cual: despedido. La directiva decidió apostar Constantin Galca, otro exjugador y excompañero en la medular de Sergio. La idea era subir la moral de los jugadores y aspirar a alguna cosa en ésta liga. Nada más allá de la realidad, los números no mienten y desde la llegada del rumano el equipo ha ido a peor, incluso llegando a coquetear con el descenso. Prueba de ello es que actualmente el equipo no ha sellado su permanencia en Primera División un año más.

Un dato muy significativo son los goles encajados. El Espanyol, con 67 goles, es el segundo equipo que más goles ha encajado, por detrás del Rayo Vallecano. El verano pasado se marchó el entonces portero titular, Kiko Casilla y al empezar la temporada Sergio decidió apostar por un joven Pau, quién había dejado buenas sensaciones la temporada anterior, disputando los partidos correspondientes a la Copa del Rey, donde el Espanyol se quedó a un paso de disputar la final, siendo eliminado por el Athletic Club. Sergio nunca dudó del guardameta que él había elegido ya que el de Hospitalet ha sido un canterano y sabe la importancia que tiene que confien en ti.

Sin embargo, la llegada de Galca lo cambió todo: en cuánto se abrió el mercado invernal, el rumano tenía claro que quería fichar a un guardameta y apostó por el lituano Arlauskis. Confió ciegamente en él y en el primer partido lo puso en el césped. El equipo encajó una goleada, aunque cierto es que el partido se disputaba en el Santiago Bernabéu. Galca siguió apostando por el guardameta lituano y frente a la Real Sociedad lo volvió a poner en el once, donde solo disputó los primeros 45 minutos, pues se lesionó debido a la presión que tenía, según dijo N'Kono.  Pau volvía a hacerse con la titularidad hasta la semana pasada, que Arlauskis saltó al césped del campo de Las Palmas, dónde volvió a encajar 4 goles más. El duelo está servido: ¿Pau o Arlauskis? O lo que es lo mismo: ¿apostar por un chico formado en la cantera o por un portero que apenas ha disputado dos partidos y medio y ha encajado un gol cada diecinueve minutos? Galca tiene la palabra.

Sin embargo, está no es la primera vez que la portería del Espanyol está entre las más goleadas de la Liga española. La plantilla de la temporada 1950/1951 encajó 79 goles, que es el peor registro de la historia del Espanyol. Sin embargo, siete de estos goles fueron en Copa, con un viejo conocido como el Athletic Club, por lo que en Liga fueron 72. En esa temporada los hombres dirigidos por Juan José Nogués Portalatín se quedaron a un único punto de no bajar a Segunda División. El máximo goleador de aquella plantilla fue Javier Marcet que anotó 18 tantos.

Así pues, si el equipo dirigido por Constantin Galca encaja cinco goles más igualará al peor registro en toda su historia en la Liga mientras que, si encaja seis, lo superarían. La plantilla blanquiazul tiene un reto por delante: no ser la peor plantilla de la historia blanquiazul, en lo que se refiere a goles encajados.