En un partido vital, que se tornó en dramático por la trascendencia en la clasificación, CD Leganés y Granada CF ofrecieron al espectador uno de esos partidos no aptos para cardiacos ni para todos aquellos que no pueden templar sus nervios. No servía de nada otro resultado distinto a los tres puntos, sí quizá para los andaluces, precavidos ante una posible oportunidad mejor en el próximo compromiso en su estadio de Los Cármenes. El punto para los nazarís no se antojaba malo.

Película según el guión

El Lega apretaba con más intensidad, hecho lógico por jugar en casa. Fue el contendiente que debía llevar la iniciativa en el juego y así fue, pero todos los intentos se estrellaron en ocasiones muertas, sin final deseado, sin una trascendencia vital en el marcador, circunstancia que devendría en un estado de resignación general hacia un probable nuevo tropiezo en Butarque ante unos de los rivales más directos en el sueño de la permanencia en Primera División. Todo ello ante un público que se dejó el alma desde el primer minuto para llevar en volandas a los suyos. 

El júbilo llegó a tiempo

Fue el minuto 63 un momento clave en el devenir del duelo, cuando Garitano decidió mover ficha y sacar al tapete a Darwin Machís, jugador que nunca deja indiferente a nadie por su esfuerzo. Szymanowski dejó su lugar habiendo batallado sin descanso, en un generoso esfuerzo físico, pero ahora le tocaba demostrar al venezolano. Gran parte de la responsabilidad ofensiva del Lega pasaba en ese momento por sus botas y así tradujo las premisas en realidad para levantar al público de Butarque de sus asientos, para cambiar la seriedad y resignación en amplia sonrisa en el mejor momento, en las postrimerías del encuentro. Fue una contra de manual llevada a buen puerto por Erik Morán, que con sangre fría cedió al jugador caribeño para batir a Ochoa. La música del speaker volvió a sonar con fuerza para delicia de todos los blanquiazules.

El Lega celebra el gol de Machís | Foto: Juan Aguado (CD Leganés)
El Lega celebra el gol de Machís | Foto: Juan Aguado (CD Leganés)

Restaban tan solo ocho minutos de sufrimiento, reconvertidos en fiesta, en música agradable para los sentimientos pepineros. Un gol que significó alivio y satisfacción por el trabajo bien hecho.

El descenso es ahora un precipicio un poco más lejano para el CD Leganés.