El pasado 21 de mayo ya se lloró, y mucho, todo lo que había que llorar. El aire de despedida que se respiraba durante el último partido de Liga del Atlético de Madrid a orillas del Manzanares se quedó atrás. En el Final de Leyenda del estadio Vicente Calderón no había sitio para las lágrimas, era el momento de celebrar. Y todos los rojiblancos, todos, estaban invitados a la fiesta.

Jugadores de la primera plantilla del Atlético, como Koke, Saúl, Torres y el capitán Gabi, y leyendas rojiblancas, como Pantic, Vizcaíno, Pereira y Caminero, saltaron al césped del Calderón para rendir, esta vez sí, un último homenaje a la que es su casa. Frente a ellos estaría un combinado de estrellas de ayer y de hoy, un equipo de ensueño liderado por Ronaldinho en el que participaron figuras como Mahrez, Seedorf y Caniggia. Y con unos invitados como estos, la fiesta prometía.

Como telonero de lujo, un reconocido atlético como es Carlos Jean puso la banda sonora a la previa. Para calentar a la afición. Aunque eso en el Vicente Calderón nunca hizo falta y esta vez no iba a ser menos. Y es que la ilusión de los niños, la emoción de los no tan niños y el lleno de la grada no encajaban, ni mucho menos, con una pachanga de exfutbolistas con fines solidarios, sino que parecía uno de los tantos partidos a vida o muerte que se han presenciado en la ribera del Manzanares.

Con el cielo teñido de rojo y blanco, la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire aterrizó sobre el césped del estadio colchonero para traer el balón del partido, la bandera atlética y la bandera española. Una bandera nacional que por cierto fue recibida de una manera bien diferente a la noche anterior. Pero eso es otra historia. Con todo ya preparado, el balón empezó a rodar. Empezaba (o seguía) la fiesta.

Último córner, último gol, último ramo

En un partido cualquiera, no es difícil adivinar quién es el jugador favorito de la afición, aquel al que más quiere la hinchada. Pero en este partido… Los aficionados no se decidían por uno. Y es que cada vez que un jugador rojiblanco tocaba el balón, la grada se venía abajo.

Pantic sacando desde su córner, el “uruguayo, uruguayo” de la grada para Forlán, el ramo para Margarita, la celebración del arquero de Fernando Torres emulando a otro ídolo como Kiko… Los más de 51.000 aficionados rojiblancos que asistieron a la fiesta revivieron momentos únicos acontecidos en este estadio. Un auténtico regalo que seguro que se queda en sus retinas para siempre.  

En cuanto al fútbol, muchos dirán que esto es el Atleti y no podía tener el final perfecto. Aunque las sonrisas de los colchoneros al finalizar el partido parecieran decir lo contrario. El caso es que el último partido de fútbol del Vicente Calderón terminó con una derrota del Atlético de Madrid por cuatro goles a cinco. Una derrota para acabar, sí, pero con sabor a victoria.

Fernando Torres, Pedro, Alejandro y Pedraza fueron los goleadores rojiblancos. Mientras que en el combinado de Leyendas del Mundo Caniggia, el portero Higuita, Yarmolenko, Blanco y Román pusieron los tantos. Pero, con respeto a todas las leyendas rojiblancas, hay una leyenda mundial que merece mención aparte: Ronaldinho. El astro brasileño regateó, maravilló, deslumbró y conquistó a una afición que nunca fue la suya. Hasta hoy. Por que su bonito gesto de besar el césped a ser sustituido arrancó el aplauso de todo colchonero.

Ni Liga ni Copa, el último partido en el Paseo de los Melancólicos fue un duelo de Leyendas. Ni Correa ni Paco Alcácer, el último gol del Calderón fue obra de Pedraza. El último tanto cantado en este templo fue rojiblanco. Y el último grito que se escuchó a orillas del Manzanares fue el único que podía ser: un "Forza Atleti" por boca de Fernando Torres.

Hasta siempre, Calderón.

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