El nombre de Poyet se volvió viral en Sevilla desde que se anunció como nuevo entrenador del Real Betis. La expectación fue máxima y la parroquia verdiblanca estaba muy esperanzada con la llegada del nuevo técnico a Heliópolis.

Sin embargo, y tras un buen inicio de pretemporada, todas las expectativas cayeron ante los malos resultados y los continuos cambios en el esquema del equipo, lo que hizo acrecentar aún más la sensación de que el técnico uruguayo no sabía cómo dirigir a su propia plantilla.

Pretemporada agridulce, liga nefasta

Poyet, que fue futbolista desde 1987 hasta 2006 de forma profesional, siendo internacional con la selección absoluta de Uruguay hasta en veintiséis ocasiones y jugando para equipos como el River Plate, el Grenoble francés, Zaragoza, Chelsea, Tottenham o Swindom, recaló en Sevilla para encabezar el nuevo proyecto de Torrecilla tras su paso por el AEK de Atenas y el Sunderland, ya como entrenador.

El Betis dejó grandes sensaciones en la primera parte de la pretemporada que ilusionó a la afición verdiblanca. Sin embargo, esta situación se volvió opuesta cuando en el tramo final de la misma, el combinado verdiblanco comenzó a enlazar derrotas que, además, fueron ante rivales que militaban en categorías inferiores. Y con este sabor agridulce, se llegó al primer encuentro de la temporada. El rival no ayudaba ni el escenario tampoco: el FC Barcelona esperaba al Real Betis en el Camp Nou.

La sorpresa vino desde el principio, con el planteamiento de Poyet en su once inicial: el técnico uruguayo apostó por una línea de tres atrás y cinco en el medio campo, donde los jugadores de banda hacían de carrileros. ¿El resultado? Seis goles en contra para un Betis que se quedaría tocado por este inicio de temporada.

La excusa de Poyet la tenía hecha desde el principio: era el primer partido de liga, se enfrentaban ante uno de los mejores equipos de la competición, y encima fuera de casa. Lo que no esperaba Poyet, es que se repitiera esta situación algunas jornadas después, ante el Real Madrid y en casa.

Derrotas y demasiados puntos dejados por el camino, con un Poyet que se encabezonaba en hacer de Joaquín un carrilero más, como si el veterano futbolista verdiblanco estuviese a estas alturas de su carrera para aguantar noventa minutos recorriendo la banda de una punta a la otra. O en colocar a Rubén Castro en la banda, apartándolo del área y castigando sus virtudes dentro de ella. Esto y más, dejaban contra las cuerdas a un Poyet, que empezó a recibir críticas y a escuchar cómo desde la grada coreaban que se marchase.

Despido cantado

Poyet dejó Heliópolis siendo el segundo equipo más goleado de la Liga en aquello momentos, solo por detrás del Granada CF, y con un balance de seis derrotas en once partidos y tan sólo dos victorias.

Además, Poyet se confirmó como el segundo peor entrenador que ha dirigido al Betis, sólo detrás de Gabriel Calderón, en lo que va de siglo XXI. 

Esto hizo que su despido no cogiera por sorpresa a nadie. Semanas antes de que se oficializase, ya se habían estado sondeando posibles candidatos y fueron muchos los nombres que salieron a la luz como sus posibles sucesores. Al final, en la semana de descanso por el parón de selecciones en noviembre, se hacía oficial: Poyet destituido y Víctor Sánchez del Amo tomaba su puesto. 

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Sobre el autor
Francis Alonso García
Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla.