Guía VAVEL Valencia CF 2017/18: palmarés

Se han cumplido nueve años desde que el Valencia CF ganara su último trofeo, aquella Copa del Rey en 2008. Sin embargo, nadie en España ni en Europa deja de ver al Valencia como un equipo grande, ya que así lo ha demostrado a lo largo de su historia, sobre todo desde finales del siglo pasado e inicios de este. Durante estos años en los que ser campeón de Liga era una gesta casi imposible de alcanzar ante los gigantes Madrid y Barça, la Copa fue la competición que ilusionaba a la afición, ansiosa por volver a conseguir un título. Sin embargo, la dejadez de los jugadores en esta competición, incluso en ediciones en las que tenían el “cuadro fácil” y era factible llegar a la final, ha impedido que el club de Mestalla haya vuelto a levantar un trofeo después de ese lejano 16 de abril de 2008.

Pese a no conseguir títulos, en España y Europa siguen viendo al Valencia como un equipo grande.

Aquella Copa se consiguió en un año en el que se luchó por no descender y por el banquillo che pasaron tres entrenadores. Tras la destitución de Quique Sánchez Flores cuando el equipo iba cuarto en Liga, la llegada de Ronald Koeman puso patas arriba el Valencia. El entrenador holandés apartó del equipo a Albelda, Cañizares y Angulo y el equipo se vio sumido en una crisis deportiva e institucional, que ni la consecución de la Copa, título que ni siquiera se celebró, pudo paliar. El técnico holandés fue destituido y vaticinó que el conjunto che no ganaría ningún título en los próximos cinco años y, aunque ya hayan pasado más de nueve, la maldición Koeman sigue vigente en la capital del Turia.

La Copa se convirtió en la única forma de salvar el desastroso año para los ches.

Koeman: "La Copa será el único título que ganen en los próximos cinco años"

Con grandes jugadores de la talla de Villa, Silva y Joaquín y un jovencísimo Juan Mata, el club de Mestalla consiguió el título copero en el Vicente Calderón, tras vencer 3-1 al Getafe con goles de Mata, Alexis y Morientes. Pese a que el último partido fue bastante tranquilo para los valencianistas, la llegada hasta la final no fue un camino de rosas. Los duros enfrentamientos ante Atlético de Madrid y Barça, que el Valencia logró superar con orgullo y casta, quedarán en la memoria de muchos valencianistas.

Una Liga tras 31 años de sequía

Rafa Benítez ha sido, probablemente, el entrenador que más alegrías haya dado a los aficionados ches. Pese a que, al principio, el entrenador madrileño no convencía a la parroquia valencianista, los resultados dieron la razón a Javier Subirats, el encargado de su contratación. Tras un inicio de Liga en el que el equipo permanecía invicto pero no llegaban las victorias, Benítez se encontraba en la cuerda floja, pero la remontada en el estadio de Montjuïc supuso un punto de inflexión para el club blanquinegro. Los valencianistas se fueron al descanso perdiendo 2-0 y Benítez parecía ya más fuera que dentro del club. Sin embargo, tras el descanso su equipo salió a comerse al rival, consiguiendo la victoria 2-3 con goles de Rufete e Ilie.

La remontada en Montjuïc supuso un punto de inflexión para el Valencia.

Desde ese momento, el campeonato liguero se convirtió en una pelea entre Valencia y Madrid. En la segunda vuelta, también frente al Espanyol, el equipo de Benítez consiguió ganar a los pericos, después de quedarse con un hombre menos y empezar perdiendo. Este resultado, unido a la derrota del Madrid en Anoeta, permitía que el Valencia solo necesitara tres puntos para conseguir el título liguero.

Un 5 de mayo de 2002, con la visita valencianista a La Rosaleda, el Valencia venció al Málaga con goles de Ayala y Fabio Aurelio que permitieron que la Liga volviera a la capital del Turia 31 años después.

Doblete histórico

La temporada 2003/2004 fue histórica para los valencianistas, que vieron al mejor Valencia de todos los tiempos. Con Benítez a la cabeza y a pesar de las dificultades internas del club, con la lucha por la presidencia y la llegada de fichajes que no ilusionaban a la afición, el conjunto che se alzó con la Liga y la Copa de la UEFA, consiguiendo así un doblete histórico.

En la competición liguera, el Valencia no tuvo un campeonato plácido, sino que fue un equipo con muchos altibajos.

Un doblete histórico fue la guinda para el mejor Valencia de todos los tiempos.

En la segunda vuelta, el conjunto che se enfrentaba al Madrid de los galácticos en el Bernabéu y una victoria dejaría a los de Benítez como líderes. Sin embargo, el gol de Ayala se vio empañado por un penalti inexistente de Marchena a Raúl en el descuento, que dejó el partido 1-1. Ese injusto empate dejó tocados a los de Metalla, que encadenaron dos derrotas seguidas, algo que ponía al Madrid la Liga en bandeja, con ocho puntos de ventaja sobre los blanquinegros.

Pero mientras el Valencia sacaba fuerzas en Liga, animados por la buena competición europea que estaban realizando, el Madrid dijo adiós a la Copa y a la Champions.

Otra vez fuera de casa y otra vez frente a un equipo andaluz, la Liga iba para Mestalla.

Así, los ches encadenaron seis victorias consecutivas que le permitieron recuperar un liderato que ya no cederían. El 9 de mayo de 2004, en el Sánchez Pizjuán, los de Benítez cantaron el alirón, dos jornadas antes de que acabara la competición, gracias a los goles de Vicente y Baraja. Otra vez fuera de casa y otra vez frente a un equipo andaluz, el Valencia se hacía con el título liguero a pesar de las adversidades.

Solo diez días después, el 19 de mayo, en el estadio Nya Ullevi de Goteborg, el Valencia se hacía con la Copa de la UEFA tras ganar por 0-2 al Olympique de Marsella, con goles de Vicente y Mista. Aquella UEFA fue una competición en la que los aficionados no habían puesto ilusión, dejando Mestalla sin llenar en muchos de los encuentros.

Diez días después de ser campeones de Liga, conseguían la UEFA frente al Olympique de Marsella.

El Valencia se enfrentó, durante todo el torneo, a rivales de perfil bajo, pero ningún partido fue fácil para los ches, que también luchaban por ganar la Liga. El Villarreal, en semifinales, fue el rival más complicado para los blanquinegos, que empataron a cero en el Madrigal y ganaron por la mínima en Mestalla, consiguiendo el pase para la final en la ciudad sueca.

Tras 24 años sin ganar un título en el continente, y con las finales de Champions aún recientes, el conjunto che se hizo con el doblete y el mejor Valencia de la historia escribió las mejores páginas del club.

La espinita de la Champions

Si hay un torneo por el que han llorado los aficionados valencianistas este ha sido la Champions League. Dos finales alcanzadas y dos finales perdidas, una losa muy pesada para un equipo que nadie esperaba que llegara hasta el máximo cielo europeo. Parecía un sueño hecho realidad, pero el despertador sonó en el mejor momento.

Con Héctor Cúper en el banquillo, el Valencia era un equipo rocoso atrás y con mucha efectividad en ataque.

Dos finales alcanzadas y dos finales perdidas, una losa muy pesada para un equipo que nadie esperaba que llegara hasta el máximo cielo europeo.

La llegada a la final de la Champions 99/00 sorprendió a propios y extraños, a pesar de que los ches solventaron todos sus compromisos con mucha contundencia frente a grandes equipos como el Barça o la Lazio.

La final se disputó en París y frente al Madrid, en la que fue la primera vez en que dos equipos del mismo país se enfrentaban en dicha competición. Los de Cúper partían como favoritos debido a su gran temporada en Europa y en Liga, mientras que lo merengues ni siquiera habían logrado clasificarse para la próxima Champions.  Sin embargo, la inexperiencia de los blanquinegros en este tipo de encuentros permitió que el Madrid se hiciera con su octava Copa de Europa, tras vencer por 3-0. 

Pero aquel Valencia de Cúper no se dejaba amilanar y, pese al batacazo de París, no se rindió y volvió a sorprender el año próximo con una nueva final europea. Tras superar la ronda previa de la Champions y derrotar a rivales como el Arsenal, Manchester United o el sorprendente Leeds United, el Valencia se citó con el Bayern de Múnich en el Giuseppe Meazza.

Aquel 23 de mayo de 2001 fue uno de los días más tristes para el valencianismo. El encuentro estuvo marcado por los penaltis. En el minuto 3, el Valencia se puso por delante en el marcador gracias a que Mendieta convirtió un penalti, el que fue el gol más rápido de la historia de las finales de Champions.

Aquel 23 de mayo de 2001 fue uno de los días más tristes para el valencianismo.

Minutos después, los alemanes disponían de otra pena máxima que fue detenida por Cañizares. Sin embargo, en la segunda mitad un nuevo penalti a favor del Bayern puso el empate en el marcador.

Cúper fue conservador y, para forzar la prórroga, metió en el campo a Albelda por Aimar, lo que llevó el partido a una fatídica tanda de penaltis. A pesar de que la tanda empezó con buen pie para el Valencia, los fallos de Zahovic, Ayala y el definitivo de Pellegrino dieron la Champions al Bayern.

Así, se escapaba una nueva oportunidad de alcanzar la gloria europea. El equipo que sorprendió a toda Europa por su solidez defensiva y su electricidad arriba se había quedado, dos veces, a las puertas del cielo. A pesar de su buen hacer a lo largo de ambas competiciones y de vencer de forma contundente y clara en la mayoría de encuentros, los de Cúper no fueron capaces de vencer en ninguna de las dos finales. La inexperiencia de la primera vez y la tensión de la tanda de penaltis impidieron la victoria. Una cosa está clara, la Champions le debe una al Valencia.

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