Los sevillistas tenían una cita muy importante en el Sánchez Pizjuán este soleado domingo, su equipo se enfrentaba a un Girona que venía de una gran victoria frente al Bilbao. El tiempo invitaba a cantar y a vivir al máximo este prometedor encuentro, el campo de los rojiblancos estaba a rebosar.

Ritmo, toque y peligro rojiblanco

Sonó el pitido inicial y el esférico empezó a rodar por el verde, los del Pizjuán comenzaron a llevar las riendas del partido con llegadas continuas, pero ninguna de ellas se finalizaba correctamente. Se les veía tranquilos, sabiendo muy bien como llevar el trascurso de los minutos y con gran conexión entre ellos. Los de Montella estaban causando grandes sensaciones, pero les faltaba ese nueve goleador que no aparecía en las jugadas de peligro.

Los de Pablo Machín querían entrar en el encuentro, posicionarse en el ritmo que habían alcanzado los locales. Tenían llegadas, menores que las de los rojiblancos pero al menos intentaba luchar por el partido, querían volver a repetir la victoria de la jornada pasada. Las ocasiones de peligro de los visitantes eran disparos fallidos o despejes de la defensa sevillista, Mercado se lució en sus despejes. Volvió a mostrar a la afición sevillista que su zona es en la central y no la lateral.

El conjunto del técnico italiano no para de crecer minuto tras minutos, las jugadas de toque definen en este primer periodo al Sevilla. El peligro cada vez es mayor, pero la fortuna y el acierto no están siendo su fuerte, no les cuesta llegar pero tienen problemas para finalizar. Los visitantes al no poder traspasar la barrera del medio del campo, esta vez sin Banega, intentaban ponérselo difícil a los del Pizjuán con el contraataque. En varios momentos consiguieron poner de los nervios al Sevilla, pero siempre conseguían solventar esas ocasiones de peligro del conjunto rival.

El Girona se empezó a venir arriba poco a poco, tras una jugada en el área sevillista se produjo una falta que finalizaría en un penalti, pena máxima que disparó Aday y que con mucha sangre fría despejó Sergio Rico. Después de la polémica frente al Getafe, el guardameta rojiblanco se armó de valor y salvó a su equipo de ir por debajo en el marcador. Los últimos minutos fueron un caos con jugadores encendidos y una grada caldeada al máximo. Los del Pizjuán se fueron al vestuario con grandes sensaciones y con el ánimo por las nubes tras ver el gran apoyo de su grada.

Franco Vázquez conduciendo el balón | Foto: LaLiga
Franco Vázquez conduciendo el balón | Foto: LaLiga

Todo esfuerzo tiene su recompensa

El segundo periodo apuntaba maneras y efectivamente así fue, los aficionados no tuvieron tiempo ni de pestañear. En el minuto uno del encuentro el diecisiete del conjunto rojiblanco, Sarabia, anotaba el 1-0, un gol complicado que por muy poco no despeja la defensa del Girona. Finalmente, los numerosos esfuerzos de los de Montella dieron sus frutos y el Sevilla al fin iba por delante del equipo catalán.

los de Nervión no dejaron en ningún momento de lado la parte defensiva, su posicionamiento en el terreno de juego era muy ofensivo pero nunca flaqueaban en la retaguardia. Escudero y Navas por las bandas y Lenglet y Mercado por el centro formaban la muralla perfecta, y en esta ocasión estaban mejor plantados que nunca. En el lado opuesto, el Girona, que no bajaba los brazos y estaba decidido a anotar el empate. Los de Pablo Machín franqueaban con mayor facilidad el medio del campo y sus llegadas eran más continuas, pero siempre se terminaban topando con los defensas sevillistas.

El Sevilla busca insaciablemente ese segundo gol para tomarse un respiro. Los del técnico italiano necesitan un margen para no llevarse la decepción del gol en los últimos minutos, por ello pusieron todas sus energías en defender y en causar jugadas de peligro. Como en el primer periodo las ocasiones no llegaban a nada, pero al menos se mantenían dentro del partido en todo momento.

El encuentro estaba ya en su franja final y el conjunto catalán lo sabía, el Girona cada vez se iba más hacia delante y los del Pizjuán todo lo contrario, se resguardaron a la defensiva. La pérdida de tiempo estaba vigente en cada pequeña falta o parada del guardameta rojiblanca. Por último y tras el pitido final los de Nervión se fueron a casa con una nueva victoria, dejando muy buenas sensaciones de cara a las próximas jornadas y competiciones.