En el choque del domingo además de enfrentar a dos buenos equipos, se enfrentaban dos de los mejores porteros de la liga: Cifuentes y Mariño. El primero con la valla menos vencida de la competencia y el otro un escalón más abajo. El arquero local no dispuso de ninguna situación de riesgo en donde tuviera que demostrar su categoría, el pulpo sí.

Era el minuto 50 de partido cuando el Cádiz tenía un córner a favor. Álvaro García centró y en ese instante Garrido les ganó a los defensas vestidos de blanco e impactó el balón con el cabeza directo al arco. Ahí apareció la mano salvadora de Mariño para rozarla y con una gran fuerza de piernas mandarla para arriba en donde el rumbo la encontró con el travesaño. Fue la jugada más peligrosa que tuvieron los de amarillo para llevarse la victoria y arrimarse a los puestos de arriba, pero el pulpo se lo negó.

Seguramente sea la mejor temporada para Diego Mariño, desde lo futbolístico y desde lo numérico: por segundo partido consecutivo vuelve a cerrar su arco en cero, y de los últimos once partidos solo recibió dos goles (Almería y Reus).

El Sporting encontró en el vigués un arquero confiable, sólido y completo: bajo los tres palos es muy complicado batirle. Es un portero salidor, corta los centros, no se queda estático (aunque hoy tuvo algunas fallas en este punto) y también sabe jugar con los pies (a veces arriesga de más).

A seis jornadas del final de la etapa regular de la liga, el Sporting se encuentra en ascenso directo y si el destino de los asturianos termina en primera división en gran parte será por el futbolista vestido hoy de naranja y por las grandes apariciones cuando el equipo lo necesita. Con Diego Mariño el arco rojiblanco está muy bien cubierto.