Mediado el mes de julio daba comienzo el ilusionante proyecto de un barrio obrero, trabajador, comandado por uno de los mejores capitanes que podía haber, con amplia experiencia y conocimiento en la materia del Rayo Vallecano. Habiendo desarrollado gran parte de su carrera futbolística en dicho equipo, su equipo, Michel no ha esquivado en ningún momento reconocer que el Rayo es el club de su vida y jamás le dejaría tirado, por lo que la situación que se presentaba era complicada pero muy ilusionante.

Michel durante el primer partido de la temporada | Imagen: www.laliga.es
Michel durante el primer partido de la temporada | Imagen: www.laliga.es

El técnico llegó desde el primer momento rodeado por hombres de su confianza y con una idea muy clara. Así se lo hizo saber a los jefes del club, entre ellos su excompañero y amigo David Cobeño, el director deportivo. El excancerbero vivía una nueva etapa en su vida, siendo el máximo responsable de la confección de una plantilla que peleara por el sueño más deseado entre los equipos que disputan la Segunda División: ascender a la máxima categoría del fútbol español. El directivo franjirrojo apostó por hombres de su confianza, que ya conocían Vallecas y ya habían dejado su sello en el barrio. Figuras como Óscar Trejo, Chori Domínguez o Emiliano Armenteros, futbolistas más veteranos y con una mayor experiencia de la que tenían en su primera etapa en el club. Por otra parte, se encontraban chavales más jóvenes, con escasa experiencia, pero con unas ganas tremendas por comerse el mundo, tales como Fran Beltrán, Unai López o Santi Comesaña.

Michel, el comandante de un barco interesante

La combinación podía generar sus dudas, pero la ilusión de todos y cada uno de los miembros de la plantilla no iba a desaparecer tan fácilmente.

Inicios con cierta incertidumbre

Comenzada la temporada todavía quedaban hombres importantes por llegar para rematar el equipo vallecano, entre ellos la figura del delantero goleador que decidiera los partidos a la mínima oportunidad de la que dispusiera. El curso se inició en tierras asturianas frente al Oviedo, equipo también confeccionado para estar en la parte alta de la tabla clasificatoria. Y el comienzo no dejó indiferente a nadie. Pese a que faltaban hombres clave que completaran el equipo, el Rayo pudo llevarse del Carlos Tartiere una valiosa victoria que daba esperanzas a la hinchada franjirroja. En ese momento llegaba a Vallecas el hombre encargado de marcar la diferencia en ataque, el delantero que desatara la alegría entre los aficionados franjirrojos con sus goles. Este iba a ser Raúl de Tomás, canterano del todopoderoso Real Madrid, que llegaba al club franjirrojo con la intención de poder reivindicarse.

Tras un inicio prometedor e ilusionante, las sensaciones positivas comenzaban a desaparecer a medida que el Rayo no conseguía llevar a cabo el juego que pretendía. Los madrileños encadenaron cuatro pinchazos consecutivos, destacando la contundente goleada encajada en el Estadio de Vallecas a manos de Osasuna. El técnico franjirrojo se mostraba tranquilo y así se lo hacía ver a todo el mundo, reiterando su confianza plena en todos los hombres de su plantilla.

El trabajo de Michel daba sus frutos

La propuesta de juego de Michel conseguía calar en los jugadores con el paso de los encuentros, llegando al fin los buenos resultados incluso frente a equipos confeccionados para pelear por el ascenso. Poco a poco las victorias fueron alzando a los vallecanos hacia los puestos más altos de la clasificación, obligando a reconocer al míster franjirrojo que el objetivo del club iba a ser pelear por meterse en los puestos de playoff. Los partidos reafirmaban estas intenciones, fundamentadas en la tendencia positiva de los vallecanos y también favorecidos por la irregularidad de muchos de sus rivales directos. Únicamente conseguía distancias un equipo, el Huesca, al que todos metían en la pelea por los puestos de ascenso directo debido al gran número de victorias que enlazaba.

El 2017 llegaba a su fin y el conjunto franjirrojo conseguía afianzarse en el playoff al tiempo que fluctuaba en su posición clasificatoria debido a los resultados de sus rivales, así como sus tropiezos puntuales.

Los jugadores del Rayo Vallecano celebrando la victoria en el último partido del año | Imagen: www.laliga.es
Los jugadores del Rayo Vallecano celebrando la victoria en el último partido del año | Imagen: www.laliga.es

Año nuevo, mejor inicio imposible

El 2018 daba comienzo con el deseo de los aficionados de Vallecas de poder ver a su equipo peleando por el sueño más bonito y al mismo  tiempo más difícil que cualquier equipo de Segunda División puede tener. Tras un inicio titubeante en el primer choque del nuevo año, el Rayo puso la directa para asaltar los puestos de ascenso directo. El equipo liderado por Michel dejaba a todos perplejos con la impecable racha de resultados que había encadenado desde el inicio de la segunda vuelta, en el que los vallecanos llegaron a enlazar diez jornadas consecutivas sin conocer la derrota, lo que le permitió afianzarse en la pelea por el ascenso directo. Únicamente un infortunio puso fin a esta espléndida inercia cuando el Sporting derrotaba a los franjirrojos por la mínima en un encuentro digno de una categoría superior.

Magníficos resultados en la segunda vuelta

Los habituales del Estadio de Vallecas disponían de un gran número de argumentos para ilusionarse con su equipo y, con el paso de las jornadas, ya todos asumían que el Rayo, al menos, iba a disputar el playoff de ascenso.

La recta final de la temporada se aproximaba al mismo tiempo que el Huesca, equipo que desde un primer momento había despuntado e interpuesto una importante distancia con sus rivales, comenzaba a desinflarse, encadenando jornadas sin conocer la victoria. Los madrileños veían posible el ascenso directo además de la pelea por el primer puesto de la clasificación. Y no iban a renunciar a ello. Una impecable racha de cinco triunfos consecutivos, algunos de ellos obtenidos en encuentros muy complicados, otorgaba el liderato a los rayistas al mismo tiempo que sus aficionados no llegaban a creerse la situación tan privilegiada en la que se encontraba su equipo.

Objetivo: el ascenso directo

Todos y cada uno de los miembros del Rayo Vallecano ya se lo creía y afirmaba que iban a darlo todo para conseguir el ascenso de forma directa. Las últimas jornadas llegaban y los pinchazos de sus rivales directos, principalmente el Sporting de Gijón, hacían que todos los franjirrojos esperaran con impaciencia la primera oportunidad para certificar el ascenso a Primera División de forma matemática.

La jornada 39 iba a ser un momento clave en la temporada. El equipo gijonés, que disputaba su partido con antelación respecto al Rayo, sufría una dura derrota que dejaba en bandeja el ascenso a los vallecanos. Estos podían establecer una diferencia de ocho puntos cuando apenas restaban nueve en juego. El conjunto franjirrojo recibía en dicha jornada una visita muy especial, la del Córdoba del extécnico rayista Jose Ramón Sandoval, inmerso en la pelea por la permanencia. Tras un inicio esperanzador de partido en el que los madrileños se adelantaron en el marcador, los andaluces conseguían darle la vuelta al resultado, llevándose la victoria y arrebatando a lo vallecanos la primera oportunidad de dejar sentenciado el ascenso.

En la siguiente jornada el Rayo que iba a disponer, al fin, la de primera oportunidad matemática para logran el objetivo. Después de una nueva derrota del Sporting, los franjirrojos tenían una ocasión inmejorable. Desgraciadamente no pudo ser y el partido frente al Alcorcón fue todo un desastre, encajando los franjirrojos la derrota más abultada de la temporada. Era imprescindible olvidar lo acontecido y centrarse el siguiente partido frente al Lugo, esta vez en Vallecas, en el que los rayistas iban a disponer de una nueva oportunidad.

Frente al Lugo, oportunidad inmejorable

La fecha del partido frente al Lugo estaba ya cerca y en todo el barrio de Vallecas se podía sentir los nervios y al mismo tiempo las ganas de que llegara el día para llevar todos juntos al equipo hacía el ascenso. La oportunidad era inmejorable y todo estaba preparado para celebrar el ascenso en el Estadio de Vallecas. Incluso la historia estaba del lado del Rayo pues siempre los madrileños habían logrado los ascensos en su estadio. La afición se volcó, agotando las localidades para el choque en tiempo récord. Por fin era el día del partido. Por todos eran sabidos los actos previos al partido, resultando destacado el recibimiento al equipo en el estadio. Momentos mágicos e irrepetibles, todos los aficionados animando a los jugadores franjirrojos, inmersos todos en una atmósfera extraordinaria.

Ambiente inmejorable en Vallecas | Imagwn: www.rayovallecano.es
Ambiente inmejorable en Vallecas | Imagen: www.rayovallecano.es

El partido daba comienzo y las gradas del Estadio de Vallecas se encontraban repletas de rayistas entusiasmados con la oportunidad que se les brindaba. Los jugadores locales saltaron al terreno de juego muy enchufados, dejándose todo para lograr la victoria que certificara el ascenso. Pese a las ganas enloquecidas el gol del Rayo no llegaba y el descanso se veía ya cerca hasta que, en una jugada aislada, Álex Moreno desataba la alegría en Vallecas cuando, mediante una potente volea, ponía por delante a su equipo, permitiendo ver el ascenso cada vez más cerca. Tras un segundo tiempo de trámite en el que todos sufrían mientras el tiempo no corría, el árbitro daba por finalizado el partido y todos veían al fin cumplido su sueño: el Rayo Vallecano era equipo de Primera División.

Álex Moreno desataba la alegría en Vallecas

Los aficionados saltaban rápidamente al césped para abrazar a sus ídolos y celebrarlo junto a ellos para, posteriormente, acudir al lugar donde el club madrileño suele celebrar sus momentos más felices: la fuente de la Asamblea. Conducidos por un autobús descapotado y escoltados por todos los hinchas, los jugadores franjirrojos llegaban al lugar indicado. La alegría era incontrolada y muchos de los presentes todavía no daban crédito a lo conseguido.

La pesadilla de la Segunda División había concluido, el sueño se había hecho realidad y la próxima temporada el Rayo Vallecano iba a jugar en Primera División.

Álex Moreno celebrando el gol del ascenso | Imagen: www.rayovallecano.es
Álex Moreno celebrando el gol del ascenso | Imagen: www.rayovallecano.es