Cuando se habla del Rayo Vallecano se generaliza para toda la plantilla, cuerpo técnico y directiva. Cuando se habla del Rayo Vallecano se habla de la afición, de su pasión incondicional hacia los colores que representan al barrio. Pero cuando se habla del Rayo, por encima de muchas cosas se habla de él, de su capitán, de Antonio Amaya.
El Rayo Vallecano no se puede entender sin él. El comandante en el centro de la zaga y el capitán del barco. “Bukanero”, nunca mejor dicho, “perro viejo”; ha vivido toda su vida ligada al club. Él vibró con el ascenso a Segunda División, se emocionó con el ansiado primer ascenso a Primera y, aún después de sus cuatro temporadas en el Betis, el sentimiento no se apagó. Amaya volvió en la temporada 2014-2015 a Vallecas, a la que siempre fue su casa. Sufrió el amargo descenso de hace dos años y, a pesar de las ofertas, se mantuvo en la plantilla para poder devolver al Rayo a la categoría que piensa que merece.
La vida de un caballero del fútbol unida a la de un club que en este preciso instante reflexiona sobre si aumentar el contrato de su capitán o, por el contrario, le deja marchar libre tras esta segunda etapa en el equipo de la Franja. Situación que come por dentro a Amaya, el cual sabe que no puede hacer nada para convencer, aún más, a la directiva de que merece ampliar su contrato mínimo una temporada más.
Mientras tanto, David Cobeño analiza la difícil situación que tendrá que vivir con la ampliación de contrato de quien fuera su compañero desde juveniles: “Llevamos toda la vida juntos, hemos vivido momentos buenos y momentos malos; y habrá que tomar una decisión con él como con todos”, afirma el director deportivo del Rayo Vallecano.
A la espera de alguna confirmación por parte del club, el madrileño se abre y muestra sus sentimientos y orígenes vallecanos con la citada frase: “Toda una vida llevándote en mi corazón y si volviera a nacer, te volvería a elegir”. Por si a alguien le cabía dudas de lo que desea Amaya y gran parte de la afición, volver a navegar en Primera División y con Antonio al mando del timón. Veremos como avanzan los días y sí las dos partes consiguen llegar "a buen puerto" juntos.