La campaña 2017/18 no ha sido ilusionante para el aficionado perico. Las expectativas al empezar la temporada eran altas y se esperaba estar, al menos, al mismo nivel del año anterior (2016/17) donde el Espanyol, con 56 puntos, acabo octavo en la clasificación y a poco de entrar en puestos europeos. Pero, lejos de lo que se esperaba, el Espanyol este año no ha tenido un objetivo claro y la tónica durante toda la competición ha sido deambular por media tabla. Los pericos no han dado el paso que se esperaba en relación al año anterior y ha acabado sumando menos. En total, 49 puntos que le han dejado en undécima posición. Y todo gracias al buen final de temporada que han tenido con David Gallego al frente del equipo.

Duro inicio de liga

El primer tramo de liga no fue nada fácil para el Espanyol. Los pericos se enfrentaban a rivales difíciles. Así pues, en las siete primeras jornadas ya se habían visto las caras con Sevilla, Barcelona, Villarreal y Real Madrid. Tal hecho hizo que la primera victoria tardara un poco en llegar, hasta la jornada cuatro ante el Celta, ganando 2-1 en casa.

Al mismo tiempo, el bagaje goleador en las primeras jornadas tampoco fue de los mejores. En las primeras ocho jornadas ligueras, los pericos solo marcaron siete goles. El punto positivo fue, ante todo, la rentabilidad que se sacó de ellos. Y, de hecho, esto se ha hecho durante toda la temporada. Según informa La Grada, con 42 goles encajados, el primer equipo ha logrado el mejor registro desde la campaña 1998/99.

Estadísticas preocupantes a domicilio

Con Quique Sánchez Flores en el banquillo, los pericos solo ganaron un partido fuera de casa, ante el colista, el Málaga. A domicilio, los pericos eran un equipo vulnerable para el rival. Así pues, hasta la llegada de David Gallego, los números en campo rival fueron un auténtico dolor de cabeza.

Un Espanyol matagigantes

Si algo bueno ha dejado esta temporada para el Espanyol es su capacidad de ganar a los “grandes” de la Liga. Pese a fallar con los equipos que se encontraban en la parte baja de la clasificación, el Espanyol fue capaz de ganar en casa al Atlético de Madrid, FC Barcelona y Real Madrid, respectivamente,  y, a domicilio, ser el el primer equipo en ganar en liga en el Wanda Metropolitano, imponiéndose por 0-2 al Atlético de Madrid.

Ciertamente la victoria ante el Barcelona en la Copa y el empate también ante los culés en liga hicieron que, entre finales de enero y principios de febrero, se viera, al fin, un posible despegue de los pericos. Pero, lejos de las expectativas, el equipo volvió a las andadas y no acabó de arrancar. Tal incumplimiento de los objetivos acabó con el cese de Quique Sánchez Flores a finales de abril.

Gallego revive al equipo

Con la llegada de David Gallego al banquillo perico, técnico interino que hasta el momento dirigía el filial, el equipo dio una vuelta de 360 grados. Así pues, se pasó de sumar un punto de 15 posibles (entre las jornadas 29 y 33) a acumular 13 de 15 posibles en los últimos cinco partidos. Al mismo tiempo, los pericos también consiguieron con el de Súria en el banquillo ganar tres partidos fuera de casa (ante Girona, Atlético de Madrid y Athletic), cosa que con Quique Sánchez Flores no habían conseguido. Y, por si fuera poco, el balance ofensivo con Gallego también mejoró mucho: diez goles a favor y solo dos en contra, que, además, fueron de penalti.

Así pues, la fórmula de Gallego, que, en solo cinco partidos, dio un futbol más vistoso y ofensivo para los blanquiazules, fue una autentica revolución a nivel de estadísticas e hizo que el Espanyol escalara puestos en la tabla, acabando en undécimo lugar.