Simplemente el derbi, el partido de los partidos para la ciudad de Sevilla, difícil explicar lo que en este partido puede sentir cualquier aficionado del fútbol, más de 50 mil gargantas que se rinden ante dos equipos que bien llevan, por cualquier parte, el nombre y el orgullo de la ciudad de Sevilla.

Suena el himno, entramos en el cielo verdiblanco, donde las leyendas de un glorioso club hicieron realidad el sueño de cualquier aficionado bético, defender las trece barras. Comienza uno de los días únicos en Sevilla, suena el pitido inicial, a reventar el Villamarín, comienza la magia en el templo de los sueños.

Primeros instantes del partido, la afición animando sin cesar, el Betis controlando el tempo del juego, y se suceden numerosas faltas por parte del conjunto sevillista, a lo que la afición bética respondió con sonoros pitidos.

Para un partido mágico, aparecen los magos, Canales en el minuto seis apunto estuvo de poner el primer gol para el conjunto verdiblanco deshaciéndose de Kjaer a su antojo. Instantes despues, el japonés Takashi Inui hizo una de las suyas introduciendo el balón bajo las piernas de uno de los jugadores sevillistas, levantando aún más si cabe, a una afición bética que estaba volcada con el equipo de Quique Setién tras un arranque eufórico.

Tras unos 15 minutos frenéticos del Betis, el conjunto de Pablo Machín realizó una de su sus primeras posesiones generando numeroso peligro a lo que el Betis respondió con su afición, con la que hoy más que nunca llevaba a su equipo en volandas, coraje y ganas.

Poco transcurrió en los prosiguientes 15 minutos en los que tuvo la posesión el Betis aunque sin generar el peligro necesario para poner por delante al equipo. Llevaba la manija el conjunto de Quique Setién aunque generando prácticamente el mismo peligro que había tenido el Sevilla con menos posesión, pero el coraje de la sangre verdiblanca no acababa aquí.

La olla a presión en el feudo verdiblanco continuaba, y Sergio Canales adelantó a los verdiblancos aunque la alegría tan solo duró unos instantes para el conjunto de Heliópolis, ya que el gol fue anulado por posesión antireglamentaria.

Terminaba así la primera parte en la que el Betis era absoluto dueño de la bola, pero que ocasionó prácticamente el mismo peligro que un Sevilla ordenado atrás y que aparecía cuando Banega se hacía dueño de su equipo.

La afición verdiblanca, como solo ella sabe, animando al Betis cuando los luchadores verdiblanco abandonaron el terreno de juego tras los primeros 45 minutos.

Comenzaba la segunda parte con un tono similar al comienzo de la primera, el Betis luchando por la victoria, y con la afición a lo suyo, ganando su propio partido.

En la banda ya comenzaban a calentar diversos jugadores del conjunto de Pablo Machín cuando apunto estuvieron de decantar la balanza a favor con un cabezazo que rozó las mallas de la portería que defendía Pau López.

Intensidad, pero ausencia de chispa

Cada equipo realizaba su partido, el Betis llevando la iniciativa aunque con la necesidad del último pase que marque las diferencias, el Sevilla bien organizado atrás y con frecuentes jugadas por la banda derecha de Jesús Navas, uno de los más pillos del encuentro.

Seguía teniendo el control del juego el Betis mientras el Sevilla salía al contragolpe. En el minuto 67 Roque Mesa impidió un saque de Pau López provocando la expulsión por doble amarilla del primero, y la euforia de la afición verdiblanca que cantaba sin censar "Vamos mi Betis Campeón", poco se puede contar de lo que tan solo se puede vivir.

Minuto 74, entraba la leyenda viva del beticismo, Joaquín Sánchez, eran los últimos instantes del GranDerbi, el Betis lo tenía de cara para llevarse los primeros tres puntos de la temporada 2018/2019.

Minuto 80, el templo de los sueños comienza a temblar, el estadio entero salta celebrando el gol de cabeza que, el de la finta y el sprint, marca tras una maravillosa combinación del conjunto verdiblanco, era Joaquín Sánchez.

Quería más el Betis, el estadio era una auténtica olla a presión, la fiesta verdiblanca era total. Achuchaba el Sevilla pero sin éxito, ahora los papeles eran diferentes, el Betis esperaba y salía a la contra cuando apunto estuvo el central verdiblanco Sidnei de marcar un gol tras una recuperación que él mismo hizo.

Finalizaba el partido, el Betis volvía a ganar al Sevilla por segunda vez en los últimos tres partidos, el feudo verdiblanco volvía a soñar, Sevilla era verdiblanca, la leyenda Joaquín Sánchez, más viva que nunca, un partido único, simplemente Betis.

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