Para los nostálgicos la llegada de la última quincena de septiembre significa el final del verano. No obstante, para los futboleros, el noveno mes del año traía consigo la melodía de Händel y, por tanto, la Champions League,  que, año tras año, enfrenta a los mejores equipos europeos y regala a los seguidores noches de nervios, alegrías y lágrimas.

El Santiago Bernabéu era el encargado de albergar la primera de las noches europeas que viviría el flamante último campeón, el Real Madrid, que iniciaba la era de Julen Lopetegui ni más ni menos que ante la Roma de Eusebio Di Francesco. La historia aún estaba por escribir. 

Isco, Bale y Mariano fueron los encargados de brindar los goles de la noche y hacer las delicias del público en un partido en el que los locales fueron muy superiores a los visitantes. 

Posesión, peligro e Isco

Los pupilos de Julen Lopetegui saltaron al césped con las ideas claras y dispuestos a no cometer los errores que les costaron dos puntos en Bilbao en el campeonato liguero. Tras unos minutos de tanteo, Benzema probó suerte desde la frontal del área, pero su zarpazo se marchó por la línea de fondo. Poco después fue Kroos el que hizo que muchos de los aficionados blancos suspiraran en la grada. Así, el primer cuarto del partido hizo que ambos equipos encontraran más huecos y se acercaran más a las porterías custodiadas por Keylor Navas y Robin Olsen.

La primera ocasión de peligro de la Roma salió de las botas de Ürden, que aprovechó un contraataque para poner en alerta al Real Madrid. No obstante, con el paso de los minutos se hizo más notable el asedio del conjunto local a la portería del equipo italiano. Sin embargo, la falta de puntería, las imprecisiones o la defensa italiana se encargaban de acabar con las opciones del combinado local.  Bale y Benzema se atrevían, poco a poco, con disparos lejanos, mientras la Roma buscaba que los de Lopetegui cometieran algún error que los llevara a batir al cancerbero blanco.

Isco abrió la lata con un gol de falta desde la frontal del área Con el paso de los minutos el partido bajó la intensidad. La Roma se acercaba tímidamente y sin provocar sobresaltos a Keylor Navas, mientras que el Real Madrid lo hacía con menos frecuencia que en los primeros compases del choque y parecía que no acaba de encontrar huecos en ataque, lo que empezaba a impacientar a la grada del coliseo situado en Concha Espina. Cuando ya se avistaba en el horizonte el final de los primeros 45 minutos, el Real Madrid obligó a Olsen a lucirse con una parada a un gran testarazo de Sergio Ramos.

Los hombres de Lopetegui no querían irse de vacío al descanso, por lo que volvieron a poner toda la carne en el asador para batir al guardameta italiano. Así, Isco fue el encargado convertir una falta en la frontal del área en un majestuoso gol que dejó boquiabierto al público allí presente y que puso el broche final a la primera parte del partido.

Bale y Mariano pusieron la guinda al pastel 

La segunda parte de la contienda comenzó con un zarpazo, de nuevo, de Ünder que a punto estuvo de costarle un disgusto al Real Madrid, pero, para su fortuna el disparo se marchó desviado. Respondió el conjunto local con una combinación entre Benzema y Bale que no llegó a buen puerto. Eusebio Di Francesco decidió, entonces, mover ficha, por lo que sentó al joven debutante Zaniolo para dar paso a Pellegrini.

No obstante, el conjunto de Chamartín no cesaba de avisar y Olsen achicaba como podía los arreones de los madrileños. Como el que avisa no es traidor, Modric filtró un gran pase a Bale y, este, no dudó en cabalgar a la portería  rival y definir como muy pocos saben hacer para anotar el segundo gol con sello blanco. Tras el tanto, el partido se convirtió en un auténtico monólogo del Real Madrid, que tocaba y tocaba en el campo de la Roma y se atrevía de todas las formas posibles.

Mariano se lució con el último tanto del partido Ni el Bernabéu ni el Real Madrid se conformaban con el resultado, por ello, los locales siguieron obligando a Olsen a lucirse para no marcharse de Madrid con más goles a sus espaldas. Julen Lopetegui dio paso a los jóvenes de su plantilla, así Mariano y Asensio saltaron al césped y, este último hizo las delicias de los allí presentes con una jugada en el área que desbarató el guardameta visitante. El Real Madrid se sentía confiado, quería más. Por ello, ya en el tiempo de descuento, fue el nuevo ‘7’ del combinado blanco el que se atrevió con un disparo por toda la escuadra que perforó las redes de la portería italiana y puso la guinda al pastel a un auténtico partidazo digno de la Champions League.