Tras la bochornosa derrota por tres tantos a uno que el Real Oviedo sufrió el 18 de noviembre de 2017 en el José Zorrilla de Valladolid, el entrenador del conjunto carbayón, Juan Antonio Anquela, decidió dar un giro a los acontecimientos y cambiar la faceta defensiva de un equipo que quedaba en evidencia cada vez que jugaba lejos del Tartiere.

A partir de la exhibición de Jaime Mata, Óscar Plano y compañía, la defensa de cinco fue habitual en los dibujos del entrenador de Linares. Comenzaba el enemigo de los amantes del buen fútbol, del fútbol de toque y combinativo. Primaba ganar. El equipo debía pegar ese salto que le diera las alas suficientes para alcanzar los playoff.

Por increíble que parezca -estamos hablando de noviembre-, ese cambio llegó tarde. El Real Oviedo nunca fue un equipo que jugara un fútbol agradable para el espectador. Ni siquiera cuando competía en Primera División. Todo lo contrario. Sus partidos eran trabados y siempre fue un equipo muy difícil de batir. Tanto, que la victoria por 1-0 es el resultado más repetido como local en la historia del conjunto carbayón -220 ocasiones-. 

Esa mecánica de no encajar, llegó al clímax -dentro de su historia reciente- en el ocaso de 2017. Cuatro partidos sin encajar gol de forma consecutiva auparon a los de Anquela hasta la quinta posición, seis por encima de la undécima, que ocupaban tras perder en Pucela.

Tras la exposición de todos estos datos, debemos encontrar el porqué de aquella buena dinámica. No busquen más. Los cinco defensas: Johannesson, Bolaño, Forlín, Carlos y Mossa. Con esa formación táctica defensiva el Real Oviedo llegó a Europa en el 91 y con esa se aupó a posiciones confortables la pasada campaña.

Un partido de fútbol lo gana el que menos facilidades concede y no encajar goles es el primer paso para conseguir los tres puntos. Anquela lo entendió.

Esta temporada, el Real Oviedo es el cuarto equipo más goleado del campeonato, ocupando la duodécima posición, cuatro puntos por encima del descenso. Lo que quiere decir que el problema no está arriba -o que arriba no está el principal de los problemas-.

Tras nueve jornadas de campeonato, sólo en una de ellas se utilizó la formación que tantos éxitos le dio la pasada campaña: la defensa de cinco. ¿Adivinan cuando fue? Sí, contra el único equipo que va por encima del carbayón contra el que se consiguió la victoria. ¿Y el resultado? Efectivamente: uno a cero.

Después de haber dejado la portería a cero contra un equipo por aquel entonces imbatido, el Real Oviedo tenía la oportunidad de hacer valer esos tres puntos conseguidos ante el 'Alba', en el Metropolitano, esta vez ante el Rayo Majadahonda. Sin embargo, Juan Antonio Anquela no dibujó el sistema de cinco defensas en la pizarra del vestuario del Wanda.

El resultado, no se sabe si casualmente o no, no le sonrió a un Oviedo que sigue siendo el cuarto equipo más goleado de la liga. El sábado, a las 16:00 horas de la tarde, Anquela tiene una oportunidad para redimirse ante un equipo en buena dinámica como es Osasuna.

El técnico andaluz tiene en su mano alinear más gente en defensa y en el centro del campo para dominar o, por lo menos, contener, a los equipos como se hacía durante el pasado curso para que el resultado más veces logrado por el Real Oviedo en el Tartiere, sea el mismo que el cosechado ante el conjunto rojillo en diciembre del 17: uno a cero.

 

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