La esencia del fútbol son los aficionados, y eso es innegociable. Sin gente, un Clásico entre Real Madrid y Barcelona podría tener la misma emoción que un partido de tercera división alevín de un barrio marginal.

En el caso del Real Oviedo, su sustento, aquellos que llevan la voz cantante en el Tartiere, es el grupo ultra conocido como Symmachiarii, pero son un grupo muy diferente al de muchos otros equipos, con sus virtudes y sus defectos. Por ejemplo, en 2003, el Real Oviedo hubiese desaparecido de no ser porque este grupo de aficionados se enfrentó al alcalde de la ciudad, el cual quería dejar morir un club de casi 80 años de historia para refundar otro que adoptase los colores y estadio del anterior. Symmachiarii entonces ideó una manifestación por la ciudad en la que Clarín basó la regenta para evitar la defunción del club que amaban, y por supuesto, ganaron esa batalla

En 2012, algo antes de la ampliación de capital, la empresa encargada de reformar las instalaciones deportivas de El Requexón abandonó el proyecto sin terminarlo en medio de todo el problema con Alberto González, máximo accionista que había huído del país con el dinero del club. Ante esta situación, los ultras del Oviedo decidieron hacer las reformas ellos mismos, realizando de nuevo una acción totalmente desinteresada con el único fin de ayudar al Real Oviedo

Meses después vino la temida amenaza de que el club asturiano podría desaparecer si no aportaba 2 millones de euros a Hacienda. Fue entonces cuando Symmachiarii ideó el hashtag #SOSRealOviedo, con el que gente de todas partes del mundo descubrió la situación del conjunto azul e intentó ayudar con una aportación mínima. Ese mensaje llegó a personalidades del mundo del fútbol, pero especialmente a Arturo Elías, quien posteriormente compró el club después de que la afición, comandada por el grupo ultra, convenciese al yerno de Carlos Slim por Twitter de que merecía la pena gastarse el dinero en el Real Oviedo

Foto del Fondo Norte en el último encuentro | Imagen: Real Oviedo
Foto del Fondo Norte en el último encuentro | Imagen: Real Oviedo

Aparte de todos estos actos que hacen de Symmachiarii un grupo necesario en las gradas del Tartiere, los ultras que ocupan el Fondo Norte 1926 intentan evitar todo tipo de confrontaciones. Mientras que muchos otros colectivos radicales han adoptado ideologías políticas que solo buscan enfrentarles a la gente de la ideología contraria, en las gradas del estadio azul la política brilla por su ausencia, eso se deja para las tertulias de bar. Esa decisión también ha propiciado que los aficionados fuera de ese grupo sientan todavía una mayor sensación de cariño, ya que representan a todos los oviedistas, no solo a aquellos que tengan la misma orientación.

Finalmente, un gesto que les honró en su momento fue cuando en la celebración del derbi asturiano en el Carlos Tartiere, el grupo ultra decidió realizar la recepción a sus jugadores en el hotel donde se encontraban concentrados, en vez de en el estadio, para que así tanto aficionados como jugadores del Sporting de Gijón pudiesen acceder sin ningún tipo de problema. Gracias a esta iniciativa, un partido de alto riesgo como el derbi terminó con cero incidentes y mucho orgullo por parte de la afición oviedista.

Sin embargo, durante las últimas semanas, Symmachiarii ha sufrido una persecución sin precedentes que hace que incluso su existencia penda de un hilo. La temporada comenzó con la obligación de acceder al estadio presentando la huella dactilar, y unas jornadas después, La Liga comunicó al club que deberían expulsar a los ultras de su estadio. Esta misma semana, antiviolencia ha advertido al Real Oviedo que si en el siguiente encuentro ante el Mallorca, en el Tartiere se pueden ver signos o banderas de Symmachiarii, el club será multado con hasta 30.000 euros, lo que ha despertado todo tipo de críticas y enfados en la afición azul, que planea unirse al Fondo Norte para que la lucha no sea contra unos pocos, sino contra un estadio e incluso una ciudad entera.