Si buscamos la definición de ilusionista en el diccionario, aparecería algo así como una persona que realiza una acción que, para el espectador, no tiene explicación empírica, y solo él sabe cómo se realiza. Es decir, alguien que juega con la mente de otros, que hace creer una cosa, cuando en realidad hace todo lo contrario.

Ciñéndose a la definición, se puede observar que el Real Madrid posee un ilusionista en sus filas, y no es otro que Karim Benzema, el eterno cuestionado, pero nunca sentenciado. Sus nueve años en el conjunto blanco no le han valido para que la afición lo vea como uno de los pilares fundamentales del grupo. Argumentos como que no es un nueve goleador, que es más mediapunta que delantero puro, o simplemente, que es muy malo, son los utilizados por la parroquia blanca para mantenerlo al margen del grupo “de los importantes”, en el que sí están jugadores como Sergio Ramos o Modriç, y han estado otros como Cristiano Ronaldo o Pepe.

Sin embargo, el francés, ha hecho y hace méritos suficientes para desmontar todos y cada uno de las razones empleadas por el madridista que lo critica. Sus 30 goles en 50 partidos esta temporada le convierten en el máximo goleador del equipo, en el segundo de LaLiga Santander (empatado con Suárez) y, por si fuera poco, séptimo en la tabla de la Bota de Oro empatado con el sexto, quinto y cuarto. El ilusionista blanco parece que no hace goles ante la mirada de los suyos pero, este año, lleva más en su equipo que, por ejemplo, Ronaldo en la Juventud. Además, en las nueve temporadas que este último ha estado en el club blanco, el francés ha conseguido un total de 190 goles, recuerden, al lado de hombre que ya anotaba 45 por temporada.

Con los 190 goles que cosechó hasta la temporada pasada, más los 30 que lleva esta (a falta de 5 partidos), Benzema se colocaba sexto en la tabla de máximos goleadores de la historia del Real Madrid con 220 tantos, habiendo adelantado, recientemente, al mítico Hugo Sánchez. 22 goles son los que lo separan del top 5, cifra que, de seguir así, será capaz de alcanzar la temporada que viene y superar a Puskas, nada más y nada menos, en la clasificación blanca. Con todo esto, él hace creer que no es un delantero goleador. Increíble ilusionista.

Lo que es difícil es rebatir el argumento de que no es un delantero ‘puro’ y que es más un media punta. Difícil porque, más que rebatirlo, habría que completarlo. No es solo un punta que marque goles, ni tampoco un media punta que baje a recibir, cree espacios o asista, sino que también se ha adaptado a jugar por bandas (aunque menos esta temporada) en determinados tramos de partidos en los que Cristiano se incorporaba al área como nueve, realizando una permuta con el francés. Cuántos partidos habrá exclamado cabreado un madridista que Karim no está tocando la bola, cuando eso, a veces, es lo importante. Otro engaño del ilusionista.

El argumento de que un jugador es muy malo, hoy día, ya es arcaico, está obsoleto. Lo típico que se dice cuando un jugador falla en dos o tres acciones seguidas (como humanos que son) pero que se guarda cuando hacen una gran jugada. El claro ejemplo, la semifinal de Champions de la temporada 16/17 en el entonces Calderón, cuando el Madrid consiguió el pase a su segunda final consecutiva gracias a una memorial acción del galo. Tras un partido siendo ‘malo’, acabó como candidato al Balón de Oro para el aficionado blanco.

Definitivamente, Karim Benzema es un jugador diferente, y como lo diferente causa rechazo, este no es del total agrado para la afición madridista. Un ilusionista con todas las letras que nos hace creer que no marca, no juega e incluso es malo, estando entre los mayores goleadores del club y jugando al fútbol que no se ve, el de los espacios sin balón. Como él mismo ha afirmado en una entrevista hoy, juega a un fútbol para la gente a la que le gusta el fútbol. Con un toque de ilusionismo.

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