Partir con las maletas rumbo a lo desconocido nunca fue una decisión fácil. Venido al mundo en Génova (Italia), Kike Delgado Saverio urdía su infancia en su Balzar natal, la novena urbe más grande y poblada de la provincia de Guayas (Ecuador). Al amparo de sus padres, el ecuatoriano apenas tardaría en arrinconar su tierra para despegar rumbo a la Ciudad Condal. Con sólo cinco años, y un sinfín de sueños por mallar, Barcelona envolvía con mimo la llegada de Kike y su familia, hilando el inicio de una aventura que no defraudaría. Contagiado por los entresijos emanados de un balón, la UE Cornellà brindaba la oportunidad al ecuatoriano de crecer con el cuero cosido a sus pies. Radiando con fuerza, el FC Barcelona acudía a su destello, incorporándolo a las filas del FCB Juvenil B de Quique Álvarez la temporada 2015/2016.

Kike con el FCB Juvenil A. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Fuerte en la adversidad

Extremo natural capaz de sentarse con naturalidad en ambas bandas, Kike cabriolea con suma distinción cosido al carril. Preferiblemente inclinado sobre el costado izquierdo, el ‘tricolor’ iniciaba con firmeza su primera campaña como azulgrana con 16 años. Alentado por Quique Álvarez desde la banca, la dificultad de la competición y el excelso momento del CF Damm abandonaban al FCB Juvenil B a conformarse con el subcampeonato liguero, a sólo un punto del cuadro cervecero. Sin la posibilidad de adueñarse del ansiado cetro en el equipo del míster gallego, Kike abrazaría su primera Liga como barcelonista la temporada 2016/2017 con el FCB Juvenil B doblegando con facilidad a la UE Cornellà en la tabla.

Saverio con el Barça B esta temporada. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

En una campaña de luces y sombras, la vida examinaría la fe de Kike Saverio el curso 2017/2018.  Pese alcanzar el prestigioso ‘doblete’ con el FCB Juvenil A de García Pimienta: el trono liguero en la División de Honor y la segunda UEFA Youth League de la historia, una inoportuna lesión privaría al extremo azulgrana de pugnar con sus compañeros por el tramo más decisivo de la temporada. Bañados con el éxtasis de la gloria, los éxitos colectivos mancillaban el último tramo del curso para Kike. Convertido en pieza indiscutible en la pizarra de ‘Pimi’, el míster catalán reconvertía al ecuatoriano como delantero centro en la competición europea, papel que bordaría con naturalidad en la fase de grupos del torneo con un gol y una asistencia. Inmaculado en su papel lejos del ala, una lesión muscular de larga duración trastabillaba los planes de Kike, alentando al resto del plantel desde la grada.

Kike sumaba seis goles con el FCB Juvenil A antes de caer lesionado

Saverio con el FCB Juvenil A el curso 2017/2018. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

A pesar de la ausencia en las eliminatorias europeas y el ‘sprint’ por la corona doméstica, la calidad incesante de Kike no pasaría inadvertida en el seno del club, convirtiéndolo la temporada 2018/2019 en pleno jugador del Barça B y atando la renovación del jugador hasta 2020 con una cláusula de recisión de 50 millones de euros. Sumergido en plena dinámica con el filial de García Pimienta, el desborde arriesgado y siempre fructífero del ecuatoriano acabaría afianzándose en el carril izquierdo. El gol contra la UE Olot (jornada 6) desnudaría a fondo el gran momento de forma de Kike, embolsándose el cariño de una afición que vibraba a su compás desde la banda.

Pero la vida, a veces tan dulce y otras tan maldita, sacudiría de nuevo el camino de Saverio. Encaminado con cuatro titularidades en los últimos cinco encuentros, una rotura del tendón del bíceps femoral en la pierna izquierda zarandearían de nuevo la fe del joven barcelonista. La inesperada lesión frente al Atlético Baleares (jornada 7), obligaría al extremo azulgrana a pasar por el quirófano y alejarse durante cuatro meses de los terrenos de juego. Convencido de su renacer y ataviado con una capacidad innata de superación, García Pimienta le daba de nuevo la oportunidad de brillar a final de temporada con el filial batallando a corazón abierto por colarse en los ‘play-offs’ de ascenso. Sin premio de consolación ante la deseada promoción, aires de bienaventuranza sobrevolaban los sueños de Kike a las puertas del flamante curso por estrenar, posando de nuevo sobre sus botas la magia de un baile que domina con exquisitez.

Kike en el Estadi Johan Cruyff. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Una dura lesión obligaba a Kike a pasar por el quirófano en su mejor momento de la temporada

La danza de la alegría

Lanzado hacia la cima. Bailando en perfecta sincronía, Kike ha logrado estrenar la temporada 2019/2020 a un ritmo trepidante. Sin acaparar los focos mediáticos, el desenfreno eléctrico dinamitado sobre la banda le aúpan como uno de los jugadores más en forma del Barça B. Recuperado de las molestias sufridas en verano, Kike Saverio renacía entre las sombras elevando al cielo de la Ciudad Condal las delicias de un juego exquisito. Enlazando tres titularidades consecutivas, el ecuatoriano se afianza sin pudor en el filial, sumando además un gol y una asistencia.

Kike en pretemporada con el filial. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Inteligente, desplegando su calidad tanto en el flanco derecho como el izquierdo, Kike atesora la suficiente inteligencia para aguardar siempre el mejor momento para el envite. Adornando con unos movimientos acompasados, un fluido de corriente se desprende de sus botines. El cuero le busca. Y él lo cuida. Sólo tiene 20 años, y el futuro susurra su nombre. Encarnando la alegría zurcida a la banda, Kike afianza su huella en su quinta campaña como azulgrana. La música del Barça B comienza a colarse con solidez en el pentagrama. Y ahí está Kike, esculpiendo la mejor coreografía floreciendo bajo sus pasos. Llegó la hora de bailar y, embriagados por la melodía, asoma el talento de Kike.