Ya lo dijo Loren: "Son entrenadores totalmente distintos". Muchos han sido los que han comparado el fútbol de Quique Setién con el de Rubi, alegando razones como el juego vistoso de toque del que los verdiblancos carecen actualmente, o la mala racha de resultados en la que está inmerso el equipo del catalán.

Para los lectores de VAVEL se ha elaborado un análisis con el objetivo de aclarar dudas y ayudar a tener una visión más clara de la realidad verdiblanca mediante una comparación basada en números y sensaciones -siendo lo más honesto y objetivo posible- comunes a todos los béticos.

Estilos diferentes

Primero se empezará por lo más vistoso: el estilo. Cambio drástico el que se ha producido en Heliópolis en cuanto al modo de juego entre el año pasado y éste.

El cántabro apostó de manera muy fuerte por un fútbol de elaboración y posesión, que consistía en madurar las jugadas y tener el control de la pelota el máximo tiempo posible, con el objetivo de evitar el peligro del rival, de hacerlos correr, de crear ocasiones y de entretener a la afición. Lo cierto es que así fue durante gran parte de su etapa, hasta que su idea empezó caer y no supo rectificarla ni tomar otra iniciativa, lo que creó un clima incómodo entre la hinchada y el entrenador, que acabó con la comunión que antes existía. El enfado de la parroquia verdiblanca a finales de temporada y la no clasificación a Europa del equipo le costó su destitución.

El catalán, sin embargo, apuesta por un fútbol vertical, no tanto de elaboración, que tiene el objetivo de crear el máximo peligro posible sin entretenerse demasiado tocando la pelota. La idea es ser eficientes y aprovechar el balón para hacerle daño al rival. Este modelo de juego gusta, pero aún quedan piezas por encajar, y eso se nota. Las sensaciones no son las esperadas, y el equipo lo sabe. El cántabro, a diferencia de Rubi, sí supo enganchar a la afición desde el primer momento.

Los números no mienten

Las estadísticas no engañan y ahí están. A continuación, una comparación entre la etapa Setién (sus dos temporadas), y la era Rubi en sus siete primeros partidos de Liga.

El cántabro, en su primera temporada, consiguió 13 puntos tras las siete primeras jornadas de Liga, todo ello con un balance de cuatro victorias, un empate y dos derrotas (4/1/2). La era Setién comenzó con la particularidad de los goles, pues hacían y recibían muchísimos: consiguieron marcar 14 por los 9 que encajaron, y todo esto en tan solo siete partidos jugados. Como gran hazaña, cabe recordar la conseguida ese mismo año en el Santiago Bernabéu, cuando Tonny Sanabria, de un cabezazo en el descuento a centro de Barragán, dio la victoria al Betis de una manera tan épica y en un feudo tan difícil como el del Real Madrid. Fue increíble.

En su segundo año al frente del club, y también en los siete primeros partidos de Liga, la cosa siguió la misma línea: consiguió sumar 12 puntos de los 21 posibles con un balance de tres victorias, tres empates y una derrota (3/3/1). Eso sí, el equipo cambió radicalmente su dinámica respecto a los goles anotados y recibidos, pues redujo su cantidad de una forma muy considerable: hizo solo cinco y obtuvo la misma cantidad de tantos, quedándose su diferencia a cero. Cabe destacar el derbi jugado en la tercera jornada del campeonato, que acabó con victoria verdiblanca y dándole alas a los de Setién, pues fue, sin duda, un chute de confianza y motivación increíbles. Siempre es agradable ganarle al eterno rival.

Rubi ha dirigido al Real Betis de forma oficial tan solo en siete ocasiones. Su balance ha sido, sin ninguna duda, superado por Setién (en ambas temporadas): ha conseguido solo ocho puntos con  un registro de dos partidos ganados, dos empatados y tres perdidos (2/2/3). La diferencia de goles es negativa: en la tabla constan 10 a favor y 15 en contra. Es el equipo más goleado en España ahora mismo. Algo hay que cambiar, y no lo dice la afición; lo dicen los números, que nunca mienten.