Vestir con elegancia las líneas del centro del campo es, a veces, una misión compleja. Adueñarse con descaro de ella para nutrir el juego del equipo, aún más. Y ahí, despegando las alas de una calidad sin límites, emerge la figura de Patri Guijarro, el pulmón del Barça Femení. Abanderando una madurez exquisita, la jugadora mallorquina dibuja con el pincel más fino las trazadas de un lienzo que fascina con su color. En ese lugar dónde el fútbol adquiere todo su concepto, Patri planta las señas de una naturaleza exenta de fronteras.

Patri contra el CD Tacón. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Un faro en la oscuridad

Apenas se esperaba que aquella niña que gambeteaba con el cuero cosido a sus pies acabaría liderando el timón de un equipo que no se entiende sin su figura. Rodeada de niños en el CF Patronato de su Mallorca natal, el rastro incandescente de Patri Guijarro comenzaba a explotar con furia. Guareciendo la condición de una clase descomunal, con 14 años se incorporaba al escuadrón femenino de la UD Collerense, llegando a liderar al cuadro mallorquín en Primera División a los 16 años. Inteligente con el sentido posicional, su potestad en la medular captaba la atención de Xavi Llorens, apostando en su juventud los galones de una jugadora que hoy comanda la nave del Barça.

Cumpliendo uno de sus sueños, Patri Guijarro se enfundaba la temporada 2015/2016 por vez primera la elástica azulgrana, ilusionando las bases de un equipo que acababa de profesionalizarse. Incansable e indomable como el acero, Patri conseguía convertirse en la brújula perfecta que orientaba el rumbo del Barça Femení. Inmersa en territorio protegido, bailando en las líneas dónde se declina la balanza del fútbol, flirteando con mimo en la franja que abastece la identidad del escuadrón, ahí se hizo grande.

Patri llegaba a la disciplina azulgrana la temporada 2015/2016 procedente de la UD Collerense

Ayudando con un físico portentoso, Patri se mueve con fluidez desde el centro del campo. Versátil, incrustándose entre las centrales, la polivalencia de la balear le permite oxigenar desde la sala de máquinas, diseñar desde el interior o desplegar un amplio abanico de recursos como central.  Entendiendo los entresijos del deporte rey como nadie, la finura con la que protege el esférico acapara todas las miradas.

Patri Guijarro frente al Atlético. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

El renacer de una estrella

“El mundo rompe a todos, y después, algunos son fuertes en los lugares rotos”, rezaba una de las frases de Ernest Hemingway. Envuelta de un aura especial, Patri Guijarro sobrepasaba uno de los momentos más complicados de su carrera con una entereza encomiable. Lejos de fustigarse en el dolor, los destellos de una luz augurando batalla emergían con brío al calor de un futuro que aguardaba su estela.

Castigada por una dura lesión a principios de 2019, la fortaleza mental de la jugadora azulgrana volvía de nuevo a iluminar la dureza de un camino que marcaba la meta. Una afección neurológica en la extremidad inferior le obligaba a pasar por el quirófano y ser intervenida por un ganglión en el pie derecho. Abrazada al dolor en la dura travesía, una maltrecha recaída le hacía retroceder algunas zancadas para coger impulso. ‘Volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar’. Del latín ‘resilio’, surgía la resiliencia, la capacidad para sobreponerse y resurgir de las situaciones adversas. Entre la sombra, el fuego de Patri calcinaba los resquicios de un calvario que en mayo llegaba a su fin.

Un ganglión en el pie derecho le apartaba cinco meses de los terrenos de juego

Patri ante el CD Tacón. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Ausente gran parte de la temporada, la esperada cita europea con la final de la UEFA Women’s Champions League como escenario inmejorable deparaba el alta médica de la ‘12’ de Lluís Cortés. Era el despertar de la bestia. Una auténtica leona que encontraría el mejor premio a la constancia con la llamada de Jorge Vilda para el Mundial de Estados Unidos.

Eje central

Todo pasa por sus botas. Recuperada de la insolente lesión que aislaba a la mallorquina del verde tapiz, el inicio de la temporada vuelve a descorchar la mejor versión de Patri Guijarro. Fundamental en la participación del juego de las azulgranas, es el eje central por el que transita la jugada. Además, el constante coqueteo con el gol la convierte en uno de los tesoros con más proyección del panorama. Excelente al remate, conduce con el cuero con una gentileza asombrosa. Visión de juego periférica para un todoterreno sobre el césped.

Mermada con la espina de Europa tras perderse el periplo del equipo de Lluís Cortés la pasada campaña, la centrocampista insular eleva su voz para intentar volver a conducir al Barça Femení hasta la final de la UEFA Women’s Champions League. Con el difícil reto de repetir la hazaña y abrazar por fin el cetro liguero, Patri camina con firmeza en su quinta temporada con hambre de títulos. Sin duda, al refugio de la ‘12’, el cuadro azulgrana deposita la firme convicción de alcanzar de nuevo las mieles del Edén.

Patri esta temporada con el Femení. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Dueña y señora de las llaves del centro del campo, el Barça es más fuerte con su presencia. Dispuesta a redimirse de la penumbra albergada la campaña anterior, Patri se convierte en el arma más peligrosa de un plantel que la necesita. Ella, que doma con ternura el balón para luego soltarlo, construye el liderazgo de quién no teme al error. A su alrededor se sustenta todo el juego del Femení: salida del balón, transición defensiva y fabricación en ataque. Evitando los focos, desde un segundo plano emerge el rastro de Patri Guijarro. Creatividad en cada pase, hemos normalizado su figura. Y ella es, sin duda, lo menos normal que habita en el fútbol.