El cuadro franjirrojo encadenaba ya hasta seis jornadas consecutivas sin lograr el triunfo, sumando tan solo dos de 18 puntos posibles. En suma, las sensaciones transmitidas por los jugadores no terminaban de ser del todo buenas pues, pese a llevar a cabo un buen juego por momentos, la falta de puntería de cara a gol y, sobre todo, errores puntuales de transcendental relevancia les penalizaban en gran medida y les privaban de obtener cualquier resultado positivo. Estas circunstancias se venían produciendo prácticamente jornada tras jornada lo que provocaba incluso la desesperación y el desánimo de la siempre fiel hinchada vallecana.

Esta serie de hechos había provocado que poco a poco se empezara a poner en duda la figura del entrenador del equipo Paco Jémez, sobre todo sabiendo lo importantes que son los resultados en el mundo del futbol y más si cabe cuando el Rayo llevaba más de mes y medio sin lograr los tres puntos. Así, el choque contra el Huesca suponía una oportunidad decisiva para la continuidad del técnico, dándose prácticamente por segura su destitución en caso de que los franjirrojos no consiguieran obtener nada positivo en su visita a tierras aragonesas.

Por si la situación no era ya mala, los acontecimientos que rodeaban al equipo no terminaban de ser tampoco los mejores y los deseados. Sucesos que no ayudaban a tratar de reconducir la situación como eran las bajas por lesiones de larga duración de tres hombres importantes como el central Velázquez, el portero y capitán del equipo Alberto García y sobre todo el veloz y determinante atacante Bebé. Si acaso no era suficiente, otro de los hombres que había tenido más presencia y protagonismo en los últimos tiempos, Santi Comesaña, no podía estar disponible para este partido sumando uno más debido a las molestias que arrastraba y que le impedían hasta entrenar. El extremo Álvaro García tampoco iba a poner disputar el encuentro por problemas físicos. En suma, uno de los hombres indiscutibles en las alineaciones de los rayistas como era el caso del defensor Saveljich que había disputado prácticamente la totalidad de los minutos en lo que se lleva de temporada no podía jugar al encontrarse sancionado por acumulación de amonestaciones. Sin ninguna duda, una lista bastante importante de bajas que ponían más trabas aún a la dinámica del equipo.

Para tratar de ayudar a sus jugadores y que la situación en la que se encontraba el equipo no influyera en su actitud y en el juego sobre el campo, Jémez había incidido a lo largo de la semana en el refuerzo anímico y en la transmisión de calma y tranquilidad. Estos pensamientos podían resultar de gran influencia pues ante situaciones claras en caso de no estar del todo acertados podía suponer un mazazo aún mayor, por ejemplo, no acertando en la finalización de cara a gol, problema habitual en los últimos partidos que no facilitaba la consecución de triunfos, así como errores puntuales de bulto en la faceta defensiva que condenaban con contundencia y sin miramientos al equipo al transformarse gran parte de ellos en goles de los rivales y ponían aún más difícil la tarea.

Por su parte, enfrente sobre el terreno de juego los madrileños iban a encontrarse con un rival un tanto especial pues el encargado de dirigir a esos jugadores era Michel, un viejo conocido para todos los que sienten y aman el Rayo Vallecano. Un jugador histórico en el equipo franjirrojo en el que había desarrollado prácticamente toda su carrera futbolística y que hasta hace poco tiempo había ocupado el puesto de entrenador de los franjirrojos. Sin duda, un hombre muy querido y apreciado en el barrio de Vallecas y que además vivía una situación difícil pues era la primera vez en su vida que se enfrentaba al equipo de sus amores y más sabiendo lo determinante que podía ser el partido para los visitantes.

Los vallecanos saltaron al terreno de juego concienciados de cómo debían actuar y desde el primer momento así lo transmitían. Trataban de tener la posesión del balón y el dominio de juego tal y como la idea de juego de su entrenador ordena, pero, además, cuando su adversario conseguía el esférico ponían en práctica una asfixiante y muy intensa presión que ponía en grandes dificultades a los jugadores del Huesca. Todo esto propiciaba que el juego se disputara en mayor medida en la mitad de campo que defendían los aragoneses y las aproximaciones peligrosas sobre la portería oscense se sucedían, resultando decisivas las intervenciones del guardameta local.

Sin duda las primeras impresiones que transmitía el Rayo eran bastante positivas pues se mostraba peligroso y constante en la faceta ofensiva y cuando debía emplearse a fondo para proteger y defender su portería lo hacía con solvencia y eficacia, algo de lo que en los últimos partidos carecía.

De este modo transcurrían los minutos sin grandes cambios en la dinámica del partido y reafirmando los vallecanos lo mostrado hasta el momento, continuando de un modo similar. Así, sobrepasado el minuto 30 de juego los rayistas lograban algo que parecía cada vez más cerca a tenor de lo visto sobre el terreno de juego. El habilidoso centrocampista visitante Pozo finalizaba una jugada elaborada con un potente y ajustado disparo y conseguía poner por delante en el marcador a su equipo. Toda una alegría para los franjirrojos que poco a poco merecían lo que acababa de suceder.

Tras este hecho destacado cabría la posibilidad de que los jugadores del Rayo dieran un paso atrás y se limitaran más a defender su portería y el resultado conseguido hasta el momento. Pero nada más lejos de la realidad. Continuaban con su empeño en impedir que el Huesca realizara el juego que quería y proseguían mostrándose muy firmes y sólidos en defensa al mismo tiempo que de vez en cuando armaban peligrosas jugadas de ataque. Tal era este último aspecto que en los minutos finales del primer tiempo tuvo lugar una jugada bastante polémica en el área local. Los madrileños reclamaban un posible penalti sobre el incansable Embarba, pero ni el árbitro en primera instancia ni posteriormente el VAR señalaban nada.

Con el resultado de 0 - 1 se llegaba al tiempo de descanso en lo que habían sido unos bastante decentes y buenos primeros 45 minutos por parte del Rayo Vallecano.

El segundo tiempo lo iniciaron del mismo modo en que lo habían hecho durante el primer periodo. Cuando no se había alcanzado ni en minuto cinco tras la reanudación los vallecanos ampliaban su ventaja. De nuevo Pozo aprovechaba un balón suelto en el área del Huesca para con un buen disparo anotar tanto el segundo tanto en su cuenta particular como para el equipo y poner de este modo tierra de por medio en el marcador. En esta ocasión sí que la fortuna se ponía de lado del Rayo y sus jugadores conseguían estar bastante acertados y certeros en el momento de disparar a portería y marcar goles. Un nuevo impulso y aliento para continuar con la misma actitud en lo que restaba de partido y poder lograr el triunfo. Para los aragoneses, en cambio, supuso un gran mazazo al producirse también tan poco tiempo después del descanso.

Los visitantes no se confiaban ni un instante y seguían llevando a cabo el mismo trabajo que tan buen resultado les estaba dando en el choque, siendo muy compactos y seguros en el momento que tenían que ponerse a defender. Esta actitud ante los ataques oscenses también resultó muy destacada pues ante el resultado adverso los locales se iban a volcar en atacar la portería del guardameta rayista Dimitrievski. Sin embargo, en todo momento, tanto este último como el resto de defensas y el equipo en su conjunto se mostraron muy seguros y acertados, erradicando de forma satisfactoria cualquier intento del Huesca por recortar distancias.

Con el transcurso de los minutos las jugadas de ataque por parte de ambos equipos se alternaban, pudiendo incluso los franjirrojos aumentar el resultado. Ninguno de los dos equipos acertaba a anotar ningún gol más, en un caso por imprecisiones en los metros finales en el caso del Rayo y en otro debido a la contundencia y solvencia de la zaga visitante que interceptaba cualquier disparo oscense.

El partido concluía con una rotunda e importante victoria para el Rayo Vallecano por 0 - 2 en un partido sin duda muy completo por parte de los franjirrojos en el que se mostraron muy peligrosos y acertados de cara a gol y la faceta ofensiva y, por otra parte, se emplearon con seguridad, eficacia y solvencia en los momentos que tenían que defender su portería, concediendo muy pocas oportunidades de gol para su rival. Ambos aspectos muy positivos pues habían sido dos lastres muy importantes a lo largo de la temporada que les habían privado de obtener mejores resultados y cosechar un mayor número de triunfos.