Vallecas se preparó para la fiesta en la noche del jueves. Jémez presenció el festín desde la grada, mientras que su homólogo Rubi lo hizo desde el banquillo.

El partido empezó calentito. Fue el Rayo el que impuso primero su ley, cosa que no cambio durante el primer tiempo. Un Advíncula de cine consiguió anular a Álex Moreno en todas las facetas del juego, y por medio de las bandas, los de Jémez se acabaron yendo al túnel de vestuarios sin tener ni idea de cómo no habían conseguido marcar.

Remarcable sería la alta presión del Rayo, muy bien medida y siempre con cabeza, que consiguió anular la salida de balón de los de Rubi, y que metió algún que otro susto en el cuerpo a los visitantes. También lo sería el 'casi' remate de Leo Ulloa, al que le faltaron centímetros para enganchar un remate con la testa que, muy probablemente, habría acabado en gol. Jugaron como bloque, fueron valientes y le echaron cara a un equipo que, por lo desplegado sobre el verde, cualquiera diría que jugaba en una categoría superior.

Fue en la segunda parte cuando las fuerzas se equilibraron algo más. El inicio de esta mitad fue bastante loco. El Rayo, tras un saque de córner, consiguió ponerse por delante en el marcador por medio de Catena, que remató con la cabeza casi sin ángulo -muy pegado al palo-, para batir a un Dani Martín que sigue sin dar un palo al agua con la camiseta verdiblanca. Falló el meta en el gol del central rayista.

Lo cierto es que la segunda parte no tuvo demasiada chicha: se pudo ver un Betis muy fallón, inseguro e impreciso, que tuvo su máxima expresión en los laterales: Álex y Emerson no tuvieron su día, pues fueron superados en todo momento por Advíncula y Luna, respectivamente. El mediocampo lo intentó un poco más, pero se seguía sin ver la luz.

Entró al campo Joaquín, y al equipo se le cambió la cara. El Betis seguía intentándolo, aunque esta vez con algo más de claridad. Fue el capitán quién puso el 1-1 en el electrónico, culminando una contra de libro que les permitió alargar el partido hasta el tiempo extra.

Antes de que los equipos se preparasen para reanudar el juego por media hora más, Loren Morón dio al palo un derechazo que pudo haberle salvado las papeleta al Betis, pero que por suerte o por desgracia, no acabó siendo así.

En el tiempo extra se pudieron ver piernas cansadas en ambos lados del campo. Para el Rayo, fue Mario Suárez quién entró como cuarto cambio; para el Betis, Edgar. No es ninguna mentira que los verdiblancos tuvieron el partido en su mano durante la prórroga. Primero, mediante un golazo de Loren que llegó precedido de una delicatessen de Joaquín y de Aleñá; y después, debido a dos 'mano a mano' que tuvieron frente a Morro: primero Tello y luego Aleñá, con ambas jugadas con el guardameta como protagonista para bien de los suyos.

El que perdona, paga. Es ley de vida. Y así fue. Los locales encontraron el gol por medio de Andrés Martín, que acabó siendo el héroe de los suyos, dándoles la posibilidad de salvar el encuentro desde los once metros.

La tanda de penaltis se empezó a decidir desde bien pronto: Joaquín la inauguró lanzando el primer penalti a las nubes, y Tello acabó confirmando la catástrofe haciendo lo mismo. Por parte del rayo, pleno. 4-2 y a la siguiente ronda. Al Betis le tocó despertar del sueño copero un año más. Así es la vida.

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