No son buenos tiempos para nadie. La gran mayoría de la población está encerrada en casa y, los que no, están exponiéndose diariamente al virus para poder cuidar a los demás. De una manera u otra la pandemia afecta a todos. Aunque, por supuesto, la situación es siempre más cruel con los menos pudientes. La solución se encuentra en la sanidad, en la ciencia, en la buena política y en el civismo. Pero, sobre todo en estos momentos, las personas necesitan de refugios, de luces al final del túnel, de forzar ese córner en el 90… Y, si así lo ha sido siempre, ¿cómo no va a servir para ello el fútbol?

Pocos días antes de esta situación, los aficionados del Athletic de Bilbao explotaban de felicidad tras ver a Yuri reventar la red de la portería de Rui Silva. El 18 de abril iban a jugarse una Copa del Rey. 36 años sin levantarla; tres finales perdidas en los últimos 11 años… Pero esta vez no era contra el maldito y todopoderoso Barcelona. No, habían caído frente a los leones. Esta vez era contra la Real Sociedad.

Se dice muy pronto, un derbi euskaldun en la final de Copa. Nunca antes se había dado. Dos Copas, dos Ligas y una Supercopa frente a 24 Copas, ocho Ligas y tres Supercopas. Dos históricos, cuyo presente, aún en la élite, no hace honor a su pasado. Pero que ahora, uno u otro, volverán a saborear la gloria.

Los ya no tan jóvenes, de ambos equipos, se han criado escuchando de boca de sus "aitas" las historias de aquellos años 80. Esa década tan desastrosa en lo social como legendaria en lo futbolístico para Euskadi. Las cuatro Ligas vascas consecutivas, el gol de Endika frente al Barça de Maradona, la parada de Arconada en el los penaltis del 87… Epopeyas que se antojan imposibles, casi ficticias, para quienes solo han vivido el frío fútbol del siglo XXI.

La victoria del Athletic en el derby vasco de 1984 supuso que lograra su 8ª Liga. | Foto: Athletic
La victoria del Athletic en el derby vasco de 1984 supuso que lograra su 8ª Liga. | Foto: Athletic

Sobre todo los vizcaínos, y a pesar de seguir fieles a su filosofía, han tenido más oportunidades para creer en los milagros. Durante los últimos años han optado a varios títulos, incluso logrado una histórica Supercopa. Obviando, quizá, la disputada frente a un Atlético que todavía no había demostrado plenamente su potencial, todas estaban muy inclinadas hacia el lado opuesto. En esta ocasión, no obstante, se ven luchando de tú a tú. Cuerpo a cuerpo por una Copa, por una gabarra.

Ahora sí, la terrible tesitura que se está viviendo ha obligado a suspender temporalmente el acontecimiento. Por ello parece de recibo, más que nunca, recordar este aliciente que espera al final del túnel. Esta oportunidad para soñar. Para soñar con hacer historia, con tocar el cielo, con vivir el éxtasis, con gozar de la gloria, con ver disfrutar a quienes narraron aquellas historias…

Todavía no hay ni fecha, así que ni mucho menos está asegurada la victoria. Pero si en algún momento hace falta soñar, es ahora. Y si algo puede hacer soñar es el Athletic. Y, sobre todo, en esta Copa. Los penaltis en Elche; la remontada in extremis y la ronda de penaltis en Tenerife; la épica frente al Barcelona en la Catedral; el gol de Yuri en Granada… ¿Qué deparará la final?

Ojalá esta desgracia finalice lo antes posible y, a pesar de la lamentable falta de suministros de protección y tests, cause el menor número de víctimas. Toda la fuerza y reconocimiento del mundo para aquellos que están luchando frente a ello. Por último, cuando superemos la crisis,  estaría bien que hubiera memoria, recordando que es lo más importante y exigiendo una sanidad pública tan dotada y valorada como merece.