Ganar, ganar y volver a ganar. Ese era el lema de un Luis Aragonés que llevó a la Selección Española a conseguir una Eurocopa después de muchísimos años sin hacerlo. En el Leganés se ha instaurado, a su forma y salvando las distancias, esa filosofía. El encuentro de Montilivi frente al Girona se presentaba como un auténtico reto en el que conseguir algún punto se podría afrontar como un buen resultado. Es más, el partido comenzó con un gol anulado a Santi Bueno por una jugada milimétrica que el VAR terminó determinando que era fuera de juego, pero en una primera instancia el gol subió al marcador.

Ya pensaban los aficionados 'pepineros' que volverían a remar a contracorriente otro partido más, pero no fue así. El cuadro dirigido por Asier Garitano supo aguantar y defenderse de los arreones que los de Francisco le imprimían al partido. Fue la segunda línea de jugadores los que salvaron el encuentro para los madrileños. Kevin Bua, que aporta cosas diferentes y frescas al equipo, fue el autor de los dos goles en una mediodía en el que cualquier resultado podía haber sido justificado por el papel serio que habían realizado ambos conjuntos sobre Montilivi.

Paciencia, tranquilidad y saber en todo momento cuándo y cómo atacar. Esos factores son destacables que, sobre el papel, desplegó el equipo de Garitano en un escenario tan complicado. Los madrileños sabían que iban a sufrir y que el Girona en su feudo es un rival que sabe jugar muy bien sus bazas. Para contrarrestarlas, no había que caer en su juego porque se trata de un cuadro que ofensivamente es letal. El Leganés no ahondó en la desesperación, sino que se mostró tranquilo y supo en todo momento cuándo era su oportunidad.

El técnico del conjunto blanquiazul adoptó medidas arriesgadas porque optó por cambiar antes de llegar a la hora de partido a una parte importante de su once inicial: las bandas. Avilés e Ibáñez dieron entrada a Palencia y a Shibasaki para ofrecer cosas distintas al partido. Eso también es elogiable en el Leganés. La capacidad de cambio frente a las adversidades. A raíz de ahí y con otros movimientos de Garitano, el Leganés consiguió anotar y, a la postre, llevarse los tres puntos. Paciencia, tranquilidad y saber estar para ganar, ganar y volver a ganar. Garitano va por la senda correcta. Falta mucho, pero credenciales no le faltan. 

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