Partido muy serio el que firmó el conjunto de Manuel Pellegrini frente a sus vecinos andaluces de Granada, quienes además se acercaban peligrosamente a puestos europeos. De haberse impuesto los de Diego Martínez en el Benito Villamarín se hubiesen quedado a tres puntos de los verdiblancos, a falta de tres jornadas para terminar.

Sin embargo, Borja Iglesias, con la capa de héroe, resolvió el encuentro, selló su doblete personal y recuperó sensaciones. Más de un mes ha tardado el ariete gallego en ver puerta, pero el pasado lunes 39 fueron los minutos que necesitó para adelantar a los suyos en el marcador con un balón largo que Aitor Ruibal supo bajar a la perfección y, servir al nueve heliopolitano para que definiese en una acción de delantero puro.

La primera parte estuvo muy igualada y se pudo ver a la perfección como El Ingeniero había planteado el encuentro desde la defensa; una defensa muy sólida con la intención de mantener la portería a cero y aprovechar las oportunidades de gol que se tuviesen. Y así fue. Tanto la línea de cuatro: Emerson, Bartra, Ruíz y Miranda, que trabajaron excelentemente en defensa durante prácticamente todo el encuentro, sumado a un Claudio Bravo muy metido en el encuentro, como los apoyos en defensa de Carvalho, pero sobre todo de Guido Rodríguez, neutralizaron (casi todas) las llegadas del equipo nazarí cuya mayor amenaza consistió en los cruces aéreos originados en jugadas a balón parado.  

Sin embargo, el guion establecido se vio alterado por un gravísimo error en defensa de Marc Bartra en una cesión al portero que terminó en las botas de Darwin Machís superando a placer al guardameta chileno e igualando el encuentro. La primera mitad del segundo acto dejaba a un Betis que fue muy de más a menos, puesto contra las cuerdas a menos de 20 minutos para el pitido final.

Las oportunidades ofensivas de los verdiblancos pasaban por la orquesta de Canales en el centro del campo, por las internadas de Emerson por una banda que Joaquín dejaba libre cayendo al interior o por el juego en largo que tanto Ruibal como Iglesias convertían en ocasiones recurrentes.

Manuel Pellegrini supo leer a la perfección el encuentro y preparó en el minuto 72 las sustituciones de Lainez, por Ruibal, y Tello, por Joaquín, para dinamitar el partido y el marcador. Rodri en el minuto 80 entró con el mismo objetivo y lo cumplió a la perfección; siete minutos más tarde un grave error defensivo que terminó en cesión derivó en el gol que determinaría la victoria bética. A un minuto del final entró Guardado en sustitución de Canales para mantener el resultado.

Un triunfo in extremis que deja a los del Benito Villamarín a tan solo tres puntos de la deseada plaza europea para la siguiente edición. Por delante, tres encuentros; dos como visitantes para enfrentarse a Eibar y Celta; y uno en casa para medirse frente al Huesca. Se pronostica pues un feliz final de temporada para los de Heliópolis, aunque también es cierto que en un año tan atípico y lleno de sorpresas como el que vivimos, es de suma conveniencia no confiarse y pelear hasta el último momento, como bien llevan haciendo hasta ahora.

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