Había que cumplir con el último y más importante examen del curso, en la despedida de Luis Enrique como entrenador del FC Barcelona. El escenario, el histórico Vicente Calderón en el que tantas veces brillaron los azulgranas en tardes de gloria, también echaba el cierre definitivo con un enfrentamiento de nivel. El fútbol tampoco faltó a su cita en una final que tuvo emoción, buenos detalles y un Messi que está a años luz del resto de los mortales en esto del balompié.
Sin Suárez, que tanto ayudó a allanar el camino hacia la Final con sus dianas, ni Sergi Roberto, ambos lesionados y sancionados, ni los malogrados Mathieu y Rafinha, pero con Piqué y Mascherano de vuelta a la convocatoria tras recibir el alta médica, los azulgranas saltaron al terreno de juego dispuestos a hacerse con la Copa por tercer año consecutivo. Messi, inmenso, adelantó a los barcelonistas, aunque Theo pronto empataría a balón parado. Fueron los goles de Neymar y Alcácer los que volvieron a desequilibrar el partido, para dar la victoria al Barcelona, campeón de la presente edición.
Messi ilumina el Calderón
El Alavés, consciente de la relevancia que tenía el encuentro, salió a presionar en la zona amplia ante un Barcelona que llevó la iniciativa desde el inicio. El dibujo de 4-3-3, con Mascherano cubriendo el lateral derecho en ausencia de Sergi Roberto, hacía jugar a Messi más abierto hacia la banda, y el argentino estuvo en todo. En los primeros compases ya colgó un balón para el remate de Alcácer, sin que éste tuviese mayores consecuencias.
Los vascos fabricaron un buen contraataque, e Iniesta tuvo que salir al rescate, ante las dudas en la línea defensiva, para despejar el peligro. Insistieron los vascos, que consiguieron forzar el primer córner del partido ya en el minuto 3, tras una acción de Ibai. Pero una y otra vez Messi, incansable, el insaciable Leo, seguía trabajando para el equipo: el 10 del Barça puso un centro a Jordi Alba, pero el centro-chut del de L’Hospitalet marchó desviado. El argentino volvió a poner en apuros al Alavés, forzando el primer saque de esquina favorable a los culés, tras un despeje de Femenía.
Mascherano se retiró en el minuto 10 tras chocar con Llorente
Tan inesperado como desafortunado fue el choque entre Mascherano y Llorente, que dejó al argentino KO. El contratiempo sorprendió al conjunto catalán cuando aún no se había superado el minuto 10 de juego y Luis Enrique tuvo que inventar una solución igual de rápida. Sin opciones para reforzar la retaguardia en el banquillo, salvo Aleix Vidal, que apenas obtuvo el alta médica el mismo día de la Final, el técnico asturiano decidió dar entrada al centrocampista André Gomes en sustitución del ex del Liverpool.
Llegan los goles
El Alavés, replegado, se metió en su propia área y los azulgranas tuvieron que inventar soluciones para seguir inquietando arriba. Neymar no quiso cerrar el curso sin entretener al respetable con un show de los suyos: el carioca se fue de varios contrarios y asistió a Messi, que esta vez no pudo completar la acción de ataque, aunque consiguió forzar otro córner para el cuadro catalán. Insistió Neymar con un pelotazo, sin embargo un defensor del conjunto vasco bloqueó, mientras los culés reclamaban una obstrucción a Messi en el borde de la media luna.
Un error de Piqué en defensa permitió a Ubai chutar un balón que picó primero en un palo y después en el otro, con la mala fortuna de que no llegó a entrar, en la que fue la mejor acción de ataque del Alavés. El Barça contestó con un disparo lejano de Iniesta ante el que intervino Pacheco para despejar. El partido se animó, aunque el dominio de los hombres de Luis Enrique en el centro del campo seguía siendo evidente.
Messi adelantó a los azulgranas con una rosca precisa
Esta superioridad se trasladó pronto al luminoso. Rakitic dejó el cuero para Messi, que se apoyó en Neymar, quien luego le devolvió el cuero al argentino, para que éste batiese a Pacheco con una rosca precisa que no pudo frenar el cancerbero. Era un tanto que rompía el hielo cuando el Alavés había comenzado a creer en sus posibilidades dentro de la Final, el número 54 para el ídolo culé esta temporada.
A continuación, una falta favorable a los vascos volvió a equilibrar el encuentro. Theo, el jugador cedido por el Atlético de Madrid, volvía al Vicente Calderón dispuesto a llevarse una buena memoria de un estadio en el que no pudo triunfar. El francés logró superar a Cillessen con un impecable lanzamiento de falta directa desde fuera del área para poner las tablas poco después de cumplirse la primera media hora de juego. El conjunto que entrena Pellegrino no quería dejar escapar una oportunidad única en su historia, algo que quizás tarden años en volver a repetir. Era el momento de cumplir un sueño, al que se aferraba como al hilo de una cometa, del que no quería desistir sin presentar batalla a un Barcelona al que le urgía salvar la temporada con el único título al que optaba.
La samba de Ney
A pesar de ver su ventaja reducida a la nada en cuestión de minutos, no aflojaron los azulgranas en la presión. Una falta sobre Iniesta permitió a Messi volver a amenazar la portería rival a balón parado, pero el guardameta, bien colocado, logró bloquear el balón enviado por el argentino. A continuación lo intentó Rakitic con un disparo que marchó rozando el poste de la portería defendida por Pacheco.
Entonces Neymar pidió paso para su samba. Messi fabricó una acción, abrió desde el eje para la banda izquierda, donde recibió André Gomes, y el portugués centró desde el límite del área para el carioca, que estaba en la línea de gol y no falló ante Pacheco, para volver a dar la ventaja a su equipo. Antes de ir al descanso, el ‘rey de Copas’ dio otro paso al frente hacia su vigésimo noveno trofeo con un tercer tanto, obra de Alcácer, aunque Messi lo había hecho todo para ponérselo en bandeja: el argentino sorteó a tres defensores y cuando el cuarto le salía al encuentro, cedió para el de Torrente, que hizo el 3-1.
El regreso de Aleix Vidal, la guinda para el campeón
En la reanudación continuó mandando el Barça. Rakitic, primero, e Iniesta después, acecharon la portería contrario, pero ambos disparos marcharon desviados. El doble cambio del Alavés dio algo de vida a los vascos, y el Glorioso hizo un último intento por meterse en la Final, revolviéndose rebelde dentro del área durante algunos minutos para incomodar a los azulgranas. No hubo suerte de cara a puerta para los de Pellegrino, ni tampoco amplió su renta el conjunto barcelonista.
De lo mejor de un segundo período bastante menos vistoso de lo que había sido el primero fue el regreso de Aleix Vidal a los terrenos de juego, 105 días después de la lesión que le había mantenido inactivo durante gran parte de la temporada. Para cuando el defensa saltó al césped del Vicente Calderón, la Copa ya tenía nombre y apellidos: sería la vigésimo novena para el Barça, la tercera consecutiva para Luis Enrique, que pudo despedirse dejando un último título en las vitrinas.