Equilibrio. Esa es la palabra que más repite José Luis Oltra cuando se le pregunta por cómo será su Granada. Potenciar el colectivo para que brillen las individualidades. Los equipos del técnico valenciano se caracterizan por su buen trato de balón. Sin embargo, el entrenador del equipo nazarí es consciente de lo importante que es la solidez defensiva, uno de los principales puntos flacos la pasada temporada, en una categoría como la Segunda División.

Lograr un bloque compacto y trabajador. Esa es la premisa de Oltra. Liderar un conjunto versátil, que se adapte a las diferentes situaciones de juego y sepa decidir lo que tiene que hacer en cada momento. Un Granada con las ideas claras y que destaque por su competitividad. Disciplinado y solidario. Que controle los detalles, el balón parado y que se deshaga de cualquier rastro de bisoñez pasada. De la pizarra al césped, esto se traduce en un equipo que alterne posesión y juego al espacio, salida limpia del cuero y rocosidad, presión y repliegue.

Oltra cambia a un 4-2-3-1 muy versátil

El nuevo preparador rojiblanco es flexible en cuanto al dibujo. Uno de sus principios es que el sistema, por sí mismo, dice muy poco o nada de un combinado. Dos equipos pueden partir de un mismo modelo táctico y jugar de forma diametralmente opuesta. Esto último depende de la estrategia. Táctica y estrategia, dos conceptos distintos que se usan como sinónimos de forma errónea muy a menudo. Oltra es fiel a sus ideas, pero las amolda a sus jugadores. Dicho esto, el dibujo que más ha empleado en sus equipos ha sido el 4-4-1-1. En cambio, las características de la actual plantilla granadina le han empujado a apostar por un 4-2-3-1 de partida.

En este sentido, una de las claves es el perfil de los jugadores de medio campo como Montoro, Espinosa o Kunde. Con un escudero por detrás, rol asignado a futbolistas como Baena o Alberto Martín, el peso del juego cae sobre ellos. Hombres que se pueden desempeñar tanto de volante generador como de mediapunta. En principio, Montoro debe ser ese cerebro que actúe junto al mediocentro, mientras que Espinosa ha de canalizar el juego entre líneas.

Los movimientos de los laterales y los centrocampistas, claves en el juego ofensivo.
Los movimientos de los laterales y los centrocampistas, claves para crear superioridad con balón..

En la cabeza del míster nazarí, estos jugadores de la medular estarán acompañados por un interior que fijará más la posición (Pedro) y otro que será más de ruptura (Machís). Las características del venezolano invitan a que sorprenda en ataque con diagonales. Pedro Sánchez aporta más trabajo, pero Machís no quedará exento de ayudar en defensa, como se ha visto en los partidos de pretemporada. Los jugadores que se desempeñen en estos puestos serán fundamentales en la búsqueda del tan ansiado equilibrio de Oltra. Unas posiciones claves en las transiciones, muy trabajadas por el valenciano esta pretemporada.

Por fuera, abrirán el campo los laterales, especialmente Álex Martínez. Por el flanco derecho, el favorito es Víctor Díaz, de menos recorrido, aunque Oltra tiene la opción de alinear a Quini, de un perfil más similar a Martínez.

La movilidad de Joselu potencia la llegada desde segunda línea

Dentro de este sistema, Joselu encaja como el nueve perfecto. Un delantero con movilidad, que cae a bandas y permite la llegada de la segunda línea, uno de los puntos fuertes de este Granada. Pero sobre todas las cosas un ariete con gol, otro de los talones de Aquiles de la plantilla del año pasado. Su trofeo de Pichichi de la Liga 123 en la 2016-2017 lo acredita. Sin embargo, la plantilla cuenta con otro delantero de primer nivel: Adrián Ramos.

Ramos, una incógnita que puede modificar el sistema

El futuro del delantero cafetero es una incógnita. Su operación de la adenitis perineal ha supuesto un paréntesis en el debate sobre su futuro. La realidad es que no hay una certeza absoluta de que se vaya a quedar, aunque sea solo hasta Navidad. Si el colombiano continúa en el Granada, Oltra deberá tomar una decisión difícil. ¿Darle una vuelta al sistema o alternar a Joselu y Ramos? La respuesta podría ser una solución intermedia. Apostar por un once u otro en función de las características del encuentro, algo parecido a lo que hacía Fabri en la temporada del último ascenso con el comodín de Lucena. Aquel año el capitán solía ser titular fuera de casa, pero en Los Cármenes era suplente, lo que provocaba que Abel retrasara su posición y por delante jugaran Collantes, Orellana y Dani Benítez.

Adrián Ramos en un entrenamiento de esta pretemporada. (Foto: Antonio L. Juárez)
Adrián Ramos en un entrenamiento de esta pretemporada. (Foto: Antonio L. Juárez)

Más allá del devenir del mercado, el debate futbolístico es de sumo interés. Disponer un 4-4-2 -para intentar explotar el olfato goleador de dos arietes de garantías- supondría no solo modificar el dibujo, sino también cambiar el rol de los hombres de centro del campo. Con ese sistema el riesgo es evidente. El equipo podría partirse con facilidad. La solución es sencilla. Intentar emular, salvando las distancias, lo que hace Zinedine Zidane cuando junta a Casemiro, Kroos, Modric e Isco. Acumular jugadores asociativos en el medio. Futbolistas del corte de Espinosa, Kunde o Montoro, al que por cierto convendría traer un sustituto de nivel. Con este tipo de 4-4-2 el gran sacrificado podría ser Machís, uno de los buques insignia de este proyecto.Juntar al venezolano con Joselu y Ramos arriba puede ser un recurso, pero no parece un buen plan habitual de inicio.

Otra de las ventajas del 4-2-3-1 es que, a priori, es un dibujo que favorece al equipo en lo que a tareas defensivas se refiere. En este caso si los interiores repliegan y el mediapunta bascula para ayudar al mediocentro y al volante creativo, se potencia el trabajo defensivo del bloque. Esto último es, sin duda, uno de los grandes retos que tiene Oltra por delante.

La solidez defensiva, el gran reto

No hay proyecto futbolístico que en su primer verano esté asentado. Cierto es que el Granada de John Jiang hizo su puesta de largo hace más de 365 días. Pero igual de cierto es que el club rojiblanco no ha tenido una planificación futbolística como tal hasta la llegada de Manolo Salvador. El conjunto nazarí arrastra muchas deficiencias de su última etapa, donde destacaba su debilidad en ambas áreas. Algunas parecen ya resueltas, como la eficacia goleadora; otras están por resolver. En este último grupo está uno de los problemas estructurales que ha padecido en los últimos tiempos: la fragilidad atrás.

Si bien de medio campo hacia delante esta plantilla parece bastante fiable, en defensa aún despierta bastantes dudas. En los primeros choques de preparación el Granada de Oltra encajó muchos goles, aspecto que ha mejorado en los últimos encuentros. El valenciano es consciente de que con el potencial ofensivo que tiene a sus órdenes, las opciones de ascenso serán muy altas si el equipo funciona en fase defensiva.

Líneas juntas y ayudas, claves en la mejora defensiva desde el colectivo. (Foto: Antonio L. Juárez)
Líneas juntas y ayudas, claves en la mejora defensiva desde el colectivo. (Foto: Antonio L. Juárez)

El míster rojiblanco tiene claro que esa mejora se construye a partir del trabajo colectivo. No es cuestión de nombres, ni siquiera de sistemas. En este punto vuele a surgir el concepto del bloque. Uno compacto, que no deje espacios entre líneas. Una vez asentada esa base, es mucho más fácil construir mecanismos de ayuda. Todos colaboran en esta tarea pero hay tres jugadores que son esenciales en este cometido: el mediocentro y los dos interiores.

La concentración de los laterales en la cobertura será clave en momentos de presión alta

La presión tras pérdida es otro registro que manejará por momentos este nuevo Granada. El estatus de equipo grande hace que sea más factible el uso de este recurso. Sin embargo, la presión alta no será una constante. Dependerá de momentos y de rivales. La falta de velocidad de la pareja de centrales no ayuda. Cuando se presione en campo contrario los laterales tendrán que estar bien ubicados para realizar coberturas.

Así es el nuevo Granada desde el punto de vista táctico. La realidad de la temporada pondrá a prueba la pizarra rojiblanca. Bien es cierto que en el encerado todo funciona. Una mala racha puede truncar el más ambiciosos de los proyectos. Y más en una categoría tan dura como la Segunda División. Sin embargo, las bases invitan al optimismo. Un entrenador experimentado y una plantilla versátil. Solo cabe esperar que la tiza de Oltra dibuje el camino correcto.

El once tipo del nuevo Granada