Portar el brazalete de capitán del club en el que te has formado toda tu vida no es tarea sencilla. De hecho, la inmensa mayoría de futbolistas ni siquiera lo consiguen. Tienen que pasar años en el primer equipo para que, aquel que por méritos propios lo merezca, pueda aspirar a lograrlo. Jugadores que, normalmente, atraviesan la recta final de su carrera deportiva y que llevan el brazalete por su incidencia en el grupo. Jesús Vallejo lo ha conseguido, pero no responde al prototípico perfil mencionado en estas líneas. Lo lució orgulloso en su brazo con tan solo 18 años. Sin embargo, que Vallejo no sea un jugador que se asemeje en edad a los habituales capitanes de equipo no significa que no lo merezca. Todo lo contrario. A pesar de su recientemente estrenada mayoría de edad, si comparte con el habitual capitán el resto de los valores.

Formado en la cantera del Real Zaragoza, su corta trayectoria futbolística podría definirse con una palabra. Progresión. La que no ha dejado de vivir en ningún momento desde que, con tan solo 17 años y tras ser pieza clave en el juvenil zaragocista, fuera llamado a filas para el primer equipo blanquillo. A partir de ese momento, las etapas futbolísticas habituales se han ido evaporando al paso del fenomenal futbolista maño. En un contexto futbolístico e institucional complicado (recordemos que el Real Zaragoza estuvo cerca de desaparecer el pasado verano), Jesús Vallejo se erigió pronto, por méritos propios, en el referente e ídolo del zaragocismo. Titular indiscutible desde el primer partido de liga, pronto ofreció las virtudes que le hicieron irrumpir en el panorama futbolístico como un elefante en una cacharrería.

Un central muy completo

Concentración, agilidad, velocidad, anticipación… El abanico de virtudes que se le antojan posibles a un central es inmenso. Lo más normal, que éstos atesoren alguna o varias de ellas. Jesús Vallejo, aunque pueda parecer exagerado, las tiene todas. No hay más que observarlo durante un corto periodo de tiempo sobre el césped. Su presencia en el terreno de juego no pasa desapercibida. Su concentración e intensidad a lo largo de los 90 minutos de encuentro es una de sus mayores virtudes. No descansa, para él no hay respiro que valga, y así se lo hace ver a sus compañeros sobre el verde. Siempre bien ubicado, preparado para actuar, la anticipación y la velocidad aparecen como complementos ideales a su actitud en el campo. Actitud tiene. De aptitudes, va sobrado.

Eficaz al corte, puede convertirse en una pesadilla para cualquier delantero. No hay tregua para él que, en la mayoría de las ocasiones, sale victorioso del duelo. Lo hace tanto cuando el balón roza el césped como cuando la disputa es aérea. A pesar de no ser excesivamente corpulento (1.82 metros de estatura), el juego por alto no supone ningún problema para el central zaragozano. Es un peligro en las acciones a balón parado para los porteros rivales, y un gran aliado para el propio.

Todas estas virtudes no pasaron desapercibidas para el entrenador del Real Zaragoza Ranko Popovic. El 5 de abril de este mismo año, sobre el césped del Heliodoro Rodríguez López de Tenerife, el técnico serbio decidió premiarlas con un gesto sin precedentes. Otorgándole el brazalete de capitán. Este gesto, aunque provocado por las circunstancias (sanciones y lesiones de los habituales capitanes), no quedaría por ello en una mera anécdota. Todo lo contrario, se mantuvo durante el resto de la temporada.

Un fijo con la roja

La imparable y vertiginosa progresión de Vallejo no solo llamó la atención de Ranko Popovic. Lo hizo también de Albert Celades, quien no dudó en incluirle en la convocatoria de la selección española sub-21 en el mes de marzo. Habitual en todas las categorías inferiores de la selección, el zaragozano no podía faltar en la convocatoria de Luis de la Fuente para la participación en el Campeonato de Europa sub-19 disputado en Grecia este pasado mes de julio, en el que España salió vencedora y donde Jesús Vallejo, con el brazalete en su brazo izquierdo, volvió a certificar el porqué de los elogios recibidos. Fue uno de los mejores jugadores del torneo, estuvo incluido en el once ideal del campeonato, y suscitó, sobre el ya existente, interés de varios grandes clubes europeos.

Valencia, Real Madrid, Barcelona, Arsenal, Udinese… La rumorología propia del periodo estival empezó a rodear al futuro del jugador maño. Entre todos ellos, tan solo uno acabó llevándose el gato al agua. El Real Madrid. El conjunto blanco se hace con una de las mayores promesas del fútbol español y uno de los más prometedores centrales del futuro. Jesús Vallejo seguirá jugando en el Real Zaragoza como cedido al menos una temporada más (podrían ser dos en caso de ascenso), aunque ya es a todos los efectos jugador del Real Madrid. No son pocos los que afirman que, con la contratación de Jesús Vallejo, el club presidido por Florentino Pérez se hace con el futuro central de la Selección Española. Es pronto para saberlo. El tiempo lo dirá. De momento, el camino para conseguirlo es el adecuado.