De por sí la visita al Real Oviedo hubiera resultado compleja en cualquier momento de la temporada. La Sociedad Deportiva Huesca se topa en medio del camino hacia la promoción de ascenso con la obligación de tener que visitar uno de los fortines más inexpugnables que a día de hoy se pueden encontrar en Segunda División, haciendo más meritoria si cabe la suma de cualquier unidad al término de la presente jornada.

El equipo carbayón es un anfitrión intratable desde comienzos de año. La última derrota registrada en el Carlos Tartiere se produjo el pasado diecisiete de diciembre de dos mil dieciséis, cuando el Córdoba Club de Fútbol se llevó del Principado de Asturias los tres puntos gracias a los goles de Javier Galán y Borja Domínguez, siendo Miguel Linares el autor del tanto de la honra que resultó insuficiente (1-2). Desde entonces, en los siete encuentros que ha disputado como local la entidad que dirige Fernando Hierro se ha proclamado vencedora de todos y cada uno de los duelos, haciéndole tener una impoluta calificación como anfitrión cuatro meses después de las campanadas.

El primer equipo que sucumbió al tanque azul fue el Elche, que se fue derrotado por dos goles a uno, el mismo resultado que sufrieron más adelante Mallorca, Cádiz y Getafe. Más difícil lo tuvo contra el Valladolid, al que únicamente pudo batir por la mínima gracias al acierto de Toché en la primera mitad. Los triunfos más holgados en el luminoso fueron cosechados ante UCAM Murcia y Girona, ambos por dos goles a cero.

En total el recuento refleja veintiún puntos sumados de veintiún puntos puestos en liza y trece goles a favor por cuatro en contra, unos números que asustan pero no intimidan al equipo oscense, que es consciente de que buena parte de sus opciones para jugar la promoción de ascenso a Primera División en junio pasan por, al menos, puntuar en suelo asturiano.