Los Cleveland Browns perdieron, sí, otra vez, contra los Cincinnati Bengals. Con esta derrota los Browns se ponen con un récord de 0-13. Y no, esta vez ni siquiera jugaron con intensidad.

Los Cincinnati Bengal aplastaron a unos Browns que se vieron superados en todo momento por unos Bengals muy cómodos sobre el campo. Unos Bengals que llegaban al partido con la baja de su mayor arma ofensiva, el receptor estrella A. J. Green, lesionado en las semanas previas. Esta baja, muy sensible, permitió (junto a la casi nula capacidad de los Browns en defensa) de ver una gran cantidad de armas en la ofensiva bengalí.

El mayor aliciente del partido estaba en la vuelta de Robert Griffin III a los terrenos de juego, de los que llevaba el joven quarterback apartado desde la lesión que sufrió en el hombro durante el primer partido de la temporada de los Browns.

Los Bengals se impusieron de forma clara sin apenas esfuerzo debido a las carreras de Hill y al juego de Andy Dalton con sus receptores, siendo los más destacados el tight end Tyler Eifert y el wide receiver rookie Tyler Boyd. El primero con dos recepciones para touchdown y el segundo siendo un constante peligro para la secundaria de los Browns.

Al contrario que en los Bengals, en los Browns se hicieron mil cosas, todas mal. Robert Griffin III estuvo horrible (aunque anotó un touchdown de carrera, sin embargo en la faceta del pase no estuvo nada fino), los receptores también, así como la línea ofensiva y toda la defensa. Lo único salvable de este partido para Cleveland fue el gran juego de carrera presentado por sus dos corredores, Isaiah Crowell y Duke Johnson Jr. que fueron los únicos capaces de plantar cara a la defensa bengalí.

Lo más destacado del partido no fueron las anotaciones, ni el frío, ni siquiera la ligera nevada que cayó durante el partido sino esta imagen.

Una imagen bastante graciosa que perfectamente podría ser el resumen perfecto de la temporada de los Browns, sobre todo del inicion, donde pudieron ganar varios de sus partidos.