En el momento en que el safety Justin Reid detuvo a Leonard Fournette en el intento de conversión de 2 puntos a falta de 36 segundos para concluir el encuentro, las preguntas sobre esa jugada surgieron por si solas: ¿Fue un acierto de Doug Marrone arriesgarse en lugar de patear e ir a over time? Claramente, no. Todas las decisiones que se toman conllevan alguna clase de riesgo. Sin embargo, existen partidos en los que se debe reducir a la máxima expresión posible cualquier tipo de peligro. En especial, si se trata de un encuentro divisional de la AFC Sur que, como se expuso anteriormente en un análisis de Vavel durante la temporada baja, será de las zonas más parejas en la etapa regular.

Houston ganaba por 7 puntos en el último cuarto después de que Deshaun Watson (159 yardas y 16 de 29 intentos) convirtiera un nuevo touchdown por acarreo (alcanzó la marca de 10 y superó a David Carr) en un duelo signado por las defensivas de ambos equipos. Texans tiene en su mariscal la llave para destrabar este tipo de situaciones, pero debe protegerlo. La línea ofensiva permite muchas filtraciones que finalizan en impactos sobre el cuerpo del ex lanzador de la Universidad de Clemson. Lo necesita sano, sobre todo, si DeAndre Hopkins no está en su mejor día y tiene que disputar una contienda fascinante con el cornerback Jalen Ramsey. La marca de sólo 5 recepciones y 40 yardas es una descripción perfecta de la situación.

Por su parte, Gardner Mishew (213 yardas, 23 de 33 intentos y un pase de TD) no muestra signos de extrema presión sobre sus espaldas por reemplazar a Nick Foles. La alternativa al MVP del Super Bowl LII tuvo que soportar la presión de su rival que generó 4 sacks y 1 fumble para recuperar el balón, sin embargo, realizó un serie perfecta al final del encuentro con un acarreo de 18 yardas en 4ta y 10. Luego, culminaría la ofensiva con un pase de 4 yardas para que DJ Chark anotara y pusiera a su equipo 12 – 13 con 36 segundos por disputar. El final es conocido: Jaguars arriesgó y se fue a casa con las manos vacías.

La decisión de Marrone toma un poco más de dimensión por las circunstancias que atraviesa Jacksonville y la clase de encuentro que había en disputa. ¿Confiará lo suficiente el head coach en su quarterback de sexta ronda que no lo quiso llevar a una prórroga? ¿Quiso evitar que el partido se prolongara por temor a las lesiones? O, simplemente, ¿fue una jugada arriesgada? Sólo él lo sabe. Mientras tanto, Texans se quedó con un triunfo vital a comienzos de una temporada que promete tener una competencia cerrada hasta el final para definir los clasificados a playoff.