La cuarta jornada de Juegos Olímpicos en el Centro Acuático de Tokio dejó sorpresas, alegrías y tristezas.

  • Semifinales del 200 libres femenino. Titmus y Ledecky reinan sin problemas.

Arrancaba el periodo matutino en Japón con la semifinal del 200 libres femenino. En la primera tanda de competidoras, un nombre destacaba, el de Ariarne Titmus, la promesa australiana a la que Ledecky ya tiene entre ceja y ceja tras ver cómo la joven le arrebataba el oro en el 400 libres. Imponía en el primer largo el tiempo la canadiense Penny Oleksiak, estrella en el 100 metros libres. Titmus llegaba quinta al segundo viraje, momento en el que empezó a progresar. Dejando atrás a Oleksiak, la nadadora australiana pudo imponerse a la hongkonesa Haughey y terminar la semifinal bajando al 1:54.82. En la cuerda floja quedó el oro de Londres 2012, la estadounidense Allison Schmitt, parando el cronómetro en los 1:56.87.

Titmus venciendo en el 400 libre a Ledecky / Fuente: Twitter (@RichardBrazil)
Titmus venciendo en el 400 libre a Ledecky / Fuente: Twitter (@RichardBrazil)

En la segunda semifinal, además de las leyendas, Ledecky y Pellegrini, nadaban varios nombres interesantes, como Seemanova, la checa que fue oro en el Campeonato de Europa, o la jovencísima Summer Mcintosh, canadiense de catorce años. Tiraba de la carrera en el primer viraje Seemanova, pero al segundo Ledecky ya había recortado 4 segundos, pasando al primer lugar. En los últimos metros, Pellegrini terminó tercera, remando con todas sus fuerzas. Por tres décimas Schmitt y Mcintosh quedaron fuera, lejos de la final la joven y la veterana. 

  • Final del 200 libres masculino. Larga vida a Reino Unido.

Una de las finales que se prometía más abierta, cumplió completamente con las expectativas. Sin un favorito claro más que Duncan Scott, el escocés subcampeón de Europa, las miradas estaban puestas en los jóvenes. Por un lado, el rumano Popovici, y por otro lado el abanderado surcoreano Hwang, una de las grandes esperanzas del país asiático. 

La gran envergadura de Popovici proporcionó un gran comienzo de carrera, cuyos primeros metros se los llevó Hwang. Entre ellos, Scott, controlando con la respiración a sus contrincantes, satisfecho. Con mucha rapidez, Hwang se llevó bajo el brazo un parcial de 49.78 al llegar a los 100, lanzando una carrera más rápida de lo que cabría esperar. 

Solamente lo equivalente una piscina corta quedaba por delante, solamente la mitad del último largo cuando Dean asomó su gorro fucsia del Comité Británico, amenazante, mostrando al coreano quién era el rey de la piscina. Acabó Dean con el oro, mientras Scott se conformó con la plata. En tercer puesto el brasileño Schefer, que siguió el ritmo de su vecino Hwang, quien pagó la velocidad de los primeros largos con un séptimo puesto.

  • Final del 100 espalda femenino. McKeown es de récord, McKeown es historia.

Una de las pruebas más frenéticas de los Juegos supo dar espectáculo tras la final anterior. La australiana Emily Seebohm estaba relegada a la calle 7, nadadora que hubo de ver como cuatro compañeras suyas, una detrás de la otra, rompían su récord olímpico hasta llegar a la final.

En la 2, también alejada, la británica Dawson, plusmarquista europea. Kaylee McKeown nadaría en la tercera calle, con su récord del mundo bajo el brazo. Junto a ella, en la calle central, Smith, la estadounidense que pisaba la final habiendo batido el récord olímpico

Al primer viraje la canadiense Masse vencía el pulso, mientras McKeown llegaba tercera. A falta de 25 metros, la igualdad imperaba en el Centro Acuático de Tokio. Masse aceleraba, sin saber qué ocurría a su lado. Las piernas de McKeown batían cada vez más rápido el agua. La realización sugería que el récord mundial se podía batir. En las gradas, los presentes gritaban y silbaban, se estaba haciendo historia. Cuando Smith remaba más rápido, de su lado emergió un gorro amarillo. McKeown aceleró en los últimos metros, y batió el récord olímpico

Oro para McKeown, plata para Smith y bronce para Masse, en una final en la que ganó el idioma inglés, aunque sobre todo, ganó la natación. La australiana ha fijado el récord olímpico en 57.47 segundos, toda una marca a batir en París 2024.

  • Final del 100 espalda masculino. El diploma  y la mejora de Hugo González.

Llegaba uno de los momentos más esperados en la madrugada española, la segunda final para un nadador hispano. Hugo González de Oliveira, el jovencísimo atleta mallorquín, se disponía a luchar por las medallas en una complicada carrera

Junto a Hugo, en la calle 2, el atleta del Comité Olímpico Ruso Evgeny Rylov, que llegaba a la final con una marca de 52.91 segundos. El italiano Ceccon, el ruso Kolesnikov y el aussie Larkin, dos de los grandes favoritos a las medallas. Sin embargo, el rival a batir era Ryan Murphy, el plusmarquista mundial, la estrella de la piscina.

La salida de Rylov marcó los primeros segundos de prueba, tirando el atleta del COR de la carrera. Kolesnikov adelantó, llegando al segundo viraje en primer posición, junto a Murphy, que pasaba a la fase subacuática como tercero. 25.6 fue el primer parcial de Hugo, luchando y superándose a sí mismo.

Hugo González de Oliveira rompiendo el agua / Fuente: Twitter (@rne)
Hugo González de Oliveira rompiendo el agua / Fuente: Twitter (@rne)

Rylov acabó haciéndose con el oro, compartiendo podio con su compatriota Kolesnikov en la plata. Decepcionó, tal vez, Murphy, que debió conformarse con el bronce.

Hugo González terminó sexto, aunque él valora más haber mejora su marca (52.78) que el diploma olímpico, lo que es un logro inconmensurable. Esto da esperanzas al cuerpo técnico de la RFEN para los preliminares de su prueba fetiche, el 200 estilos, que se celebrará el miércoles

  • Final del 100 braza femenino. La sorpresa de Jacoby destrona a King.

Varios eran los nombres a tener en cuenta en una de las finales que más pasiones despierta. Sophie Hansson, la sueca campeona europea quería mostrar sus habilidades internacionalmente. Lilly King, la estadounidense que defendía el título, una mujer que no conoce la rendición. Y la sudafricana, Tatjana Schoenmaker, quien apretaba a King en las semifinales. 

Pese a imponer una gran salida, Lilly King fue viendo, brazada a brazada, como Schoenmaker le cogía el ritmo, acabando la nadadora africana primera al llegar al viraje. Las tres décimas que sacó Tatjana dibujaban en la piscina el liderazgo de la de gorro verde, para desgracia del equipo USA. Sin embargo, Jacoby comenzó a zafarse de décimas, poniéndose por delante de Schoenmaker.

Oro para Jacoby (1:04.95), plata para Schoenmaker (1:05.22), y una doblemente derrotada King se lleva el bronce (1:05.54). 

  • Semifinales del 200 mariposa masculino. El mundo sin Phelps busca un heredero. 

La prueba fetiche del nadador más famoso de todos los tiempos buscaba esta madrugada en las semifinales el camino hacia la superación del mito. 

En la primera de las series destacaban todos por igual. Entre los participantes, el italiano Carini; el bronce en Río, el húngaro Kenderesi; y el plusmaraquista en piscina corta, Wang Kuan Hung, nadador de China Taipéi. 

Con una salida espectacular, el sudafricano Le Clos perseguía el récord del mundo durante los primeros 100 metros, seguido del belga Croenen. A falta de un largo, Wang se acercaba peligrosamente al nadador que iba en cabeza. Mirando hacia el lado, sufrió Le Clos, pero finalizó la prueba primero, seguido de Kenderesi y Wang.

La segunda semifinal, no tan abierta como la anterior, partía con varios favoritos. El local Seto Daiya, subcampeón mundial, quería defender a la federación Japonesa como solamente Ohashi pudo en el 400 estilos. El suizo Ponti y el brasileño Leonardo de Deus nadarían cerca del gran favorito, el húngaro Kristof Milak

Tranquilo, mirando a la grada, Milak saltó al agua y tiró de la carrera sin sobresaltos. Al primer viraje recortaba dos centésimas el récord del Mundo, aún con la calma demostrada. Burdisso perseguía al húngaro, lejos del nado conservador italiano, mientras De Deus los miraba de cerca. 1:52.22, a dos décimas del récord de Phelps, paró Milak el cronómetro, sin haberse inmutado lo más mínimo

  • Semifinales del 200 estilos femenino. Katinka contra Yui. Leyenda contra promesa.

La última de las pruebas enfrentaba a dos grandes mujeres en una semifinal marcada por los 400 estilos

En la primera tanda de competidoras, había dos nombres que adelantaba a las demás. Uno era Yui Ohashi, la mejor japonesa de los Juegos, oro en los 400 estilos que relegaron a Belmonte al cuarto lugar.

El otro gran nombre, el de la rival histórica de Mireia, la húngara Katinka Hosszu, con sed de venganza tras alejarse del podio en el 400. No compite en el 200 metros la plata, Emma Weyant, joven promesa del equipo estadounidense, lo que aminoraba la competencia. 

Emma Weyant, plata en el 400 estilos / Fuente: Twitter (@USASwimming)
Emma Weyant, plata en el 400 estilos / Fuente: Twitter (@USASwimming)

Ohashi acabó la mariposa tercera, por debajo estaba Katinka. El objetivo de la húngara, de la que se rumorea falta de preparación, era no jugarse la prueba en el crol. Walsh lideraba la prueba al finalizar espalda, momento en el que Hosszu se colocó tercera, a la espera del adelantamiento de Ohashi, experta bracista. 

Con sorpresas, al último largo se llegaba con un podio alejado de lo visto en días anteriores. Walsh, Pickrem y Yu lideraban una prueba en la que Ohashi y Hosszu se diluían a cada brazada.

Finalmente, Walsh venció, seguida de Yu. Tercer puesto para Ohashi, y un peligroso quinto para Katinka

En la segunda serie no había tantos grandes nombres, para esperanza de la húngara. La subcampeona europea en Glascow, Cusinato, nadaría en el lateral. Wilson, la británica que nadaba junto a Mireia en el 400 estilos, ocupaba una de las calles centrales. La acompañaba su compatriora Wood, y la estadounidense Douglass

Douglass lideraba en mariposa, mientras la jovencísima nadadora surcoreana Kim recortó distancias y se colocó primera en espalda. Wood, excelente bracista, puso punto y final al liderazgo de Kim, llegando primera al último viraje, seguida de Douglass y de su compañera de equipo, Wilson. Douglass, sin embargo, adelantó en crol, acabando la prueba primera. Tras ella, Wood, seguida de Wilson.

Sufriendo hasta el final, el tiempo de las demás nadadoras permite a Katinka ir a una final en la que se jugará su estatus, su puesto, su respeto, y su leyenda