Querida Fórmula 1, cuando acabó la temporada en Abu Dhabi el 1 de diciembre, ya estaba contando los días que faltaban para que llegasen los test y el Gran Premio de Australia en marzo. Ese gran premio en el que todos madrugamos con tal de volver a verte. Seguramente sea la mañana en la que nos levantamos con más ganas de todo el año a pesar del sueño. “Todo sea por volver a verte”, pensamos todos. Ese día se atrasó y no sabemos cuando llegará. Cuanto más responsables seamos, antes podremos volver a disfrutar de nuestra Fórmula 1.

Durante este tiempo sin ti, he visto muchas carreras históricas, documentales y películas que trataban sobre ti. Es bonito echar la vista atrás para rememorar carreras que marcaron mi infancia como los grandes premios de Europa de 2007 y 2012 o Brasil 2008 y 2012. También he revivido esos momentos en los que un mago español tocó el cielo en 2005 y 2006. Momentos que, por desgracia, solo recuerdo flashes por lo pequeño que era.

Es precioso ver las rivalidades históricas: Hunt y Lauda, Senna y Prost, Alonso y Schumacher, Schumacher y Hakkinen. Y también se te ponen los pelos de punta cuando ves a un mito como Ayrton Senna ganar una carrera en su Brasil natal manejando el monoplaza con la caja de cambios bloqueada en la quinta marcha durante las últimas vueltas. Una heroicidad que le hizo desmayarse tras cruzar la bandera de cuadros por el esfuerzo sobrehumano que acababa de realizar. Me emociono al ver los mejores adelantamientos y salidas de Fernando Alonso y me da algo de rabia saber que será muy difícil que un piloto español nos haga vibrar de esa manera.

Pero yo necesito más, todos necesitamos más. Queremos que lleguen nuevos campeones, nuevas leyendas que contar, nuevas rivalidades que marquen una época. Queremos volver a ver adelantamientos a más de 300 km/h, adelantamientos a centímetros del muro. Queremos descubrir si Lewis Hamilton se convierte en el piloto más laureado de todos los tiempos, o si se quedará con la miel en los labios. Queremos ver cómo dos jóvenes promesas como Leclerc y Verstappen explotan y nos regalan una rivalidad memorable. Queremos ver una victoria de Carlos Sainz en Fórmula 1. Queremos volver a verte.