La trayectoria de todo profesional del motociclismo se cimenta en etapas. Algunas más productivas, otras menos, pero etapas, al fin y al cabo, momentos que todo piloto debe pasar en su camino para lograr alcanzar la cima en un deporte tan competitivo como este. En ocasiones, algunas fases de la carrera de un competidor, a pesar de ser largas y estar bañadas en el champán de la victoria, terminan minando la motivación del ser humano que se esconde debajo del casco. Este es el caso de Jorge Lorenzo, tricampeón mundial con Yamaha, la marca que le ha visto crecer, ganar. En 2017 sus caminos se separarán. El azul de la marca de los diapasones ya es historia en el armario particular del piloto mallorquín. Ahora, el rojo de Ducati tiñe su vestimenta. 

En el diccionario de Jorge Lorenzo, la palabra "conformismo" no tiene cabida. En Yamaha, el balear terminó con la sensación de haber cumplido un ciclo. La prematura renovación, ya en la primera carrera del que fuera su compañero Valentino Rossi, inesperada por la mayoría en el Paddock, hizo a Lorenzo, quien ya había manifestado públicamente su intención de renovar con Yamaha, tomar la decisión más arriesgada de su trayectoria deportiva: abandonar la marca japonesa y probar suerte en Ducati, una fábrica al alza, cada vez más competitiva pero falta de pilotos contrastados que la llevaran al estrellato. 

El reto es mayúsculo. Ducati, hoy por hoy, no es la mejor moto. Las fábricas japonesas –Honda y Yamaha, principalmente– siguen dominando, y tienen en sus filas a los mejores pilotos. La moto italiana, además, no es la moto más fácil de conducir de toda la parrilla. El físico del piloto, debido a la bestial potencia del motor de la DesmosediciGP, adquiere una importancia capital, más que en una moto japonesa, construida con todos los detalles cuidados al milímetros para lograr un equilibro en potencia, giro y aceleración. Lorenzo, un "enfermo" –en el buen sentido de la palabra– de la perfección en el pilotaje, deberá adaptarse a la fisonomía de la bala roja, creada por uno de los técnicos más prestigiosos del Mundial: Gigi Dall'igna, quien creara años atrás la Aprilia que coparía las primeras posiciones en los 250cc y con la que Jorge Lorenzo sumaría sus dos mundiales en la categoría intermedia. 

Buenas sensaciones en los test de Valencia

Jorge Lorenzo vivió un fin de semana especial en Valencia allá por el mes de noviembre. Logró despedirse de Yamaha por todo lo alto, con una victoria a su estilo: dominando la carrera desde la primera hasta la última vuelta, dejando en nada los intentos de Marc Márquez por batirle. Dos días después, la historia cambió radicalmente. Lorenzo cambió la Yamaha por la Ducati, y en el primer día con su nueva moto dejó algunos detalles que podrían predecir lo que puede llegar a hacer en Ducati. Tres décimas le separaron de Maverick Viñales, su heredero en Yamaha. Jorge se mostró confiado encima de su nueva moto, algo que muchos ponían en duda antes del inicio de los test debido al concepto tan distinto que tiene la Ducati en relación a la Yamaha. En el segundo día, donde ya pudo probar un prototipo similar a lo que será la DesmosediciGP en 2017, siguió de cerca la estela de sus rivales. Claro está que el talento de un piloto no se mide solo por sus victorias y resultados, sino también por su capacidad de adaptación a las novedades

Jorge Lorenzo ya pudo probar la Ducati en el mes de noviembre | Foto: Getty Images Europe

Durante la presentación de su nueva montura, Jorge Lorenzo se mostró ambicioso. "No tenemos excusa para no luchar por el Mundial", reconoció abiertamente el piloto balear. Si finalmente lograra dicha hazaña con la fábrica de Borgo Panigale, Lorenzo entraría en el selecto grupo de pilotos que han logrado triunfar con más de una marca a lo largo de la historia. Casey Stoner, Valentino Rossi, Giacomo Agostini, Eddie Lawson y Geoff Duke pudieron hacerlo en su día, con lo que Jorge sería el sexto en esta lista, pero no lo tendrá fácil. Honda, de la mano de un Márquez que se reinventa año tras año, Yamaha de la mano de la veteranía de Rossi y la juventud del recién llegado Maverick Viñales y una Suzuki al alza de la mano de Andrea Iannone serán sus principales rivales en dicha contienda. 

Lograr lo que Rossi no pudo

Otra de las motivaciones internas que pueden haber llevado a Lorenzo a asumir el riesgo de desembarcar en Ducati es, sin duda, conseguir algo que su excompañero y rival durante varios años, Valentino Rossi, no pudo alcanzar: un campeonato del mundo con Ducati. Claro está, que en 2011, cuando Il Dottore aterrizó en Borgo Panigale, la moto no estaba al nivel que está hoy. Con la fama de ser una moto que solo Casey Stoner podía ganar, Rossi se removió cielo y tierra para lograr poner a punto una moto muy complicada que apenas daba sensaciones en el paso por curva. Sus intentos se llevaron varias víctimas por el camino, la más ilustre, la de Fillipo Preziosi, ilustre director técnico de la marca italiana. 

Tras la llegada de Dall'igna en 2014, el huracán creado por Rossi en Borgo Panigale fue a menos, y la pasada temporada consolidó la renovación con las victorias de Iannone en el Red Bull Ring y la de Dovizioso en Sepang. Hoy, la Ducati ya es una moto ganadora, pero para ser campeones hace falta regularidad, ser capaz de ser competitivo en todo tipo de circuitos. Lorenzo es un maestro en lo que a regularidad se refiere, ahora falta que Ducati dé un paso al frente y le brinde al balear una moto a su medida. De momento, las primeras sensaciones de Jorge a los mandos de la DesmosediciGP han sido buenas. "Me ha sorprendido la estabilidad de la moto y lo dócil que es en aceleración a pesar de la potencia que tiene", afirmó Lorenzo durante la presentación. Los principales debes de la nueva montura pasan, principalmente, por ser más manejable en el paso por curva y la gestión de los neumáticos, uno de los principales quebraderos de cabeza para los técnicos de Ducati en los últimos años. Ambas, son virtudes claramente marcadas en el estilo de conducción de Lorenzo, con lo cual, tanto Dall'igna como el resto de ingenieros de Ducati deberán solventar dichos problemas.  

Todas las piezas están encima de la mesa. En pocos días, con motivo de los test de Malasia, se resolverán varias dudas sobre el rendimiento del binomio Ducati-Lorenzo. Hasta entonces, es tiempo para especular, debatir y analizar. ¿Será 2017 el año de apostarlo todo al rojo? A partir del 26 de marzo, las primeras respuestas. 

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