Se acabó la aventura australiana de Ana Ivanovic. La tenista serbia, finalista en 2008, no pudo pasar la tercera ronda del torneo oceánico, tras caer eliminada (4-6, 6-4, 6-4) ante la jugadora norteamericana Madison Keys.

A pesar que la de Belgrado desplegó un gran tenis, la potencia de su rival terminó por desbordarla, y fue suficiente para dar la vuelta a un partido de excelso nivel. Ivanovic, además, tuvo que sobreponerse a un inesperado acontecimiento: el desmayo de su entrenador Nigel Sears durante el partido, que obligó a interrumpir el mismo cuando la serbia ganaba por 6-4, 1-0.

No obstante, la ex número 1 del mundo se mostró contenta con el "Tengo muchas ganas de seguir adelante"tenis desplegado, de muchos más quilates que el de una temporada 2015 para olvidar: "Definitivamente fue un buen partido desde el principio. Se pudo ver un nivel muy alto. Desde la vuelta a pista, ella estuvo jugando muy buenos golpes. Reforzó su juego y siguió adelante", admitió. "Obviamente estoy un poco disgustada, pero con muchas ganar de seguir adelante", añadió.

Como reconoció la propia Ana Ivanovic, el acierto con el servicio fue el matiz que terminó por decantar la balanza del lado estadounidense en el tercer y definitivo set: "Ella sacó mucho mejor que yo en el tercer set. Al sacar mejor, tuvo muchas más oportunidades de llevar la iniciativa con el primer golpe. Creo que esa fue la gran diferencia", confesó la balcánica.

Fotografía: Australian Open

El "susto" protagonizado por su entrenador Nigel Sears, suegro de Andy Murray, fue un duro golpe para Ana Ivanovic, llegando incluso a caer algunas lágrimas sobre su rostro. El siempre admirable público australiano quiso animar a la de Belgrado y no paró de apoyarla hasta el último punto: "Fue una sensación increible. Estuvieron animando desde el principio. Quería ganar para poder volver a jugar en este ambiente. El público aquí es realmente genial", agradeció una emocionada Ivanovic.