Uvas, polvorones, cava, saltos de esquí, concierto de música clásica...y el tenis parece estar en condiciones de sumarse a esta lista de tradiciones de fin de año. Y es que Abu Dhabi se viste de gala desde 2009, año en el que comenzó un torneo de exhibición con más presupuesto y seguimiento que muchos eventos ATP. Los petrodólares hacen atractivo un torneo ideal para foguearse con los mejores e ir cogiendo la forma tras el mes de pretemporada.
Rafael Nadal parece haberlo visto así, y disputará un torneo en el que es un fijo. Acudirá como vigente campeón y sabiendo lo que es levantar el título en tres ocasiones (2010, 2011 y 2016). El balear anticipa así la fecha de su regreso y genera un poso de esperanza e ilusión en todos los aficionados. No será el único que llegue con energías renovadas y la intención de decir adiós a un 2016 aciago jugando bien; David Ferrer también estará en el emirato árabe, donde ya fue finalista en 2013, cayendo ante Novak Djokovic.
Andy Murray espera llegar al Mubadala Championship siendo número uno del mundo, y luciendo esa estampa con su tenis. Ya sabe el británico lo que es ganar este evento, habiéndolo hecho en 2009 y 2015. No lo tendrá fácil para frenar los saques de Milos Raonic, ni la ilusión de Jo-Wilfried Tsonga y David Goffin. Cartel de lujo para despedirse del 2016 y dar la bienvenida al 2017 con una raqueta en la mano.
Este torneo supone una prueba de fuego para comprobar el estado anímico de los jugadores después de más de un mes sin competición oficial. Es una exhibición con aroma de gran torneo, en el que los jugadores abandonan toda pose cómica para jugar lo más serios e intensos posibles. Y es que el Abierto de Australia comienza a jugarse en los Emiratos Árabes. La cuenta atrás está en marcha.