La rusa de 26 años ha conseguido terminar el presente curso entre las quince primeras raquetas de la WTA, su mejor éxito. Pese a que en abril llegó a colocarse como la número trece, su 15ª posición final la coloca entre las tenistas que darán mucho que hablar el próximo año. Con 2.485 puntos, es la segunda mejor jugadora rusa, tan solo por detrás de Svetlana Kuznetsova. Además, también es una gran doblista –la 21ª del mundo-.

La primera ronda en Auckland y los cuartos de Sidney fueron la antesala de su mejor Open de Australia, donde alcanzó en enero los cuartos de final, cayendo ante la estadounidense Venus Williams. La gira por Oriente Medio no fue nada positiva, con una segunda ronda en Doha y cayendo en su debut en Dubai.

Los Premier Mandatory de Indian Wells y Miami fueron una gran inyección de puntos para su clasificación, haciendo cuartos y tercera ronda, respectivamente. En abril llegaría su mejor momento, consiguiendo el torneo de Monterrey y subiendo hasta la 13ª posición del ranking WTA, venciendo en la final a la número uno Kerber. Después, jugaría su único partido de Copa Federación, perdiendo ante la belga Mertens.

Un mes después conseguiría un entorchado más, esta vez en Rabat. Pese a que tuvo relativa suerte en los cruces, Pavliuchenkova demostró su buen estado de forma y demostró que en tierra también es una gran jugadora. Sin embargo, no pudo demostrarlo en los grandes torneos, ya que perdió en su debut en Madrid, no pasó de la tercera ronda en Roma y en Roland Garros pasó con más pena que gloria.

Llegaba la temporada de hierba, con una segunda ronda en Mallorca y tercera en Eastbourne, antes de que en Wimbledon perdiese en su debut ante la desconocida Rodionova. De vuelta a Estados Unidos, no pasó de la cuarta ronda en Stanford y la segunda ronda en Canadá (Toronto). Una primera ronda en Cincinnati y cuarto en New Haven fueron el preludio de otro mal grand slam, el de Nueva York. La local McHale la venció en el primer partido y la temporada asiática empezaba.

Wozniacki conisguió la victoria en la final de Tokyo, la única en la que Pavliuchenkova mordió el polvo. Una primera ronda en Wuhan y segunda en Pekín hacían pensar que la rusa daba la temporada por finalizada, pero renació en Hong Kong. Allí consiguió el triunfo venciendo a Gavrilova en la final. En Moscú volvió a caer a las primeras de cambio, pero quedaba un último torneo.

En Zhuhai se dieron cita las tenistas que se quedaron a las puertas de entrar en el Masters de Singapur, pero la rusa no pudo hacer un gran papel. Compartió un grupo bastante difícil con Kerber y Barty, que consiguieron la victoria ante la rusa. En definitiva, 41 victorias por 25 derrotas en un año donde se dio por fin a conocer, con tres títulos y una final perdida. El objetivo de Pavluichenkova en este nuevo año es subir el escalón de los grand slams y, por qué no, soñar con entrar en el top ten.