Aliviado y, sobre todo, muy contento. Así se mostró Pablo Carreño en rueda de prensa después de tomarse su particular "venganza" con Kevin Anderson después de haber caído frente a él en sus cuatro anteriores enfrentamientos, con la derrota más dolorosa, la de las semifinales del US Open 2017. Pero, en los cuartos de final del Masters 1000 de Miami, esta vez al gijonés le salió cara.

Después de un partido épico, donde tuvo que salvar una pelota de partido en el tiebreak del tercer set, Carreño consiguió derrotar a su "bestia negra" y clasificarse para las semifinales en Cayo Vizcaíno. "Para mí es un honor volver a estar en semifinales de un Masters 1000. Es muy importante para mi confianza haber podido ganar a Kevin Anderson", confesó el jugador español, que ganó por segunda vez a un top-10 (el primero fue Milos Raonic en Roland Garros 2017). "Él (Anderson) ha jugado algunos puntos impresionantes, sobre todo en los momentos clave. Haber perdido esas dos bolas de partido fue muy duro para mí", explicaba en la web oficial de la ATP, refiriéndose al momento en el que estaba 6-4 5-4 y saque para cerrar el partido, y no pudo confirmarlo, después de desaprovechar dos match points.

Esa fue la clave del partido. Después de estar a un paso de poder cerrar un partido que hubiera sido perfecto, se le complicó la situación y tuvo que trabajar a fondo para poder llevarse el choque. "Estaba jugando perfecto, muy agresivo, sólido con mi saque, restando bien pero no pude cerrar. Tuve suerte en los primeros juegos de la tercera manga, ya que no estaba muy concentrado en mi juego pero pude mantener el marcador equilibrado y recuperar el ritmo y la confianza para volver a jugar a mi mejor nivel", explicó un Carreño que, de ganar en la jornada de hoy a Alexander Zverev, podría volver a colocarse dentro de los diez mejores jugadores del mundo a sus 26 años, demostrando que en España también hay grandes tenistas aparte de Nadal.