La final del Abierto de Australia se jugaba algo más que el título, ya que la vencedora conseguiría ser número uno del mundo por primera vez en su carrera. Naomi Osaka se adjudicó el primer Grand Slam de la temporada, ganó el segundo major de su carrera y ambos han sido de forma consecutiva. De esta manera, la japonesa se convirtió en la 26º número uno de la historia de la WTA, para hacer historia a sus jóvenes 21 años.

La japonesa comenzó a hacerse notar en el circuito en el 2016 siendo protagonista de las rondas finales de algunos torneos de renombre y, poco a poco, consolidándose y buscando hacerse un lugar entre las mejores del planeta. Con 18 años cumplidos, cerró ese año en el puesto 48 y con una gran proyección a futuro. El año siguiente, los resultados no la acompañaron mucho, pero igual se mantuvo entre los 70 mejores del escalafón para intentar con todo el año próximo buscando su primera corona.

Así fue. Hizo una buena gira asiática y por el mes de marzo llegó el WTA Premier Mandatory de Indian Wells, el primer título de su carrera para ser la nueva número 22º del ranking. Se mantuvo en esos puestos y acabado Wimbledon, la japonesa se metió en el Top 20, con su gran nivel tenístico, poniéndole presión a las mejores del mundo. El US Open fue su primer punto de consagración, ya que, con 20 años, ganó su primer Grand Slam y fue 7º en el escalafón, su mejor marca hasta el momento.

Con unas buenas presentaciones cerró el año en el quinto lugar y todo indicaba que pronto sería la mejor del planeta, dado el nivel y la proyección que tenía. Naomi Osaka no defraudó y, tras ganar el Abierto de Australia, se transformó en número uno del mundo. En total, 25 tenistas habían sido número uno y Osaka es la 26º en la lista, siendo la primera japonesa y primera asiática en lograrlo, despojando a Simona Halep, quien llevaba 48 semanas consecutivas al frente del escalafón de la WTA.

Osaka es un nombre que comenzó a sonar hace dos temporadas, hoy se consolidó y será una de las jugadoras a batir por las próximas temporadas. La renovación ha llegado y, a los 21 años, la japonesa está orgullosa de decir que es número uno del mundo. Enhorabuena.