Miércoles 6 de julio del 2016, un sol radiante, tiempo perfecto para la práctica del tenis, bajo el precioso e idílico complejo londinense del All England Lawn Tennis Club, en el Reino Unido, cuartos de final del torneo de Wimbledon, pista central, dos de la tarde, hora peninsular española: Roger Federer - Marin Cilic. Durante las cuatro siguientes horas se iba a vivir una auténtica lucha de gladiadores que haría delicia de todos los presentes en la pista central esa fabulosa tarde de julio. Todo el respetable sería testigo de algo épico, algo que se antojaba impensable, algo que sólo sucede en las películas de Hollywood, algo que sólo es capaz de lograr un superhéroe con capa.

Cilic se hace grande a ritmo de 'martillazos'

El croata se mostró sencillamente espectacular. No le pesó el hecho de estar disputando los cuartos de final de Wimbledon contra el “dueño del jardín”. Cilic jugó de tú a tú a un Federer que se vio sorprendido por tal nivel de juego del que sólo podía caminar de un lado al otro de la pista debido a los contundentes saques y a las terribles derechas de su rival. Sin embargo, pese a que el inicio del croata fue muy fuerte, Federer disfrutó de sus primeras pelotas de break en el quinto juego, pero Cilic se creció y salvó esos dos primeros momentos delicados.

La tónica en el primer set apenas cambio después salvo esos dos primeros avisos de Federer en el servicio de Cilic. El tenista balcánico se mostró muy seguro y fiable en el servicio y después también en los ralllies. El suizo, por su parte, asumió el rol que le tocaba desempeñar en este encuentro que era el de mostrarse también muy seguro al saque y esperar una opción donde Cilic pudiera dar una tregua. Esa tregua no llegó y con ello el set inicial se marchó al desempate. Ahí, el mayor acierto y ambición de Cilic hizo que el croata se llevase el primer set.

Esto fue un jarro de agua fría para Federer y un plus de motivación para Cilic. Estas dos sensaciones se mostraron nada más iniciarse el segundo asalto, en donde Federer pareció proseguir con esas extrañas sensaciones del tie break dando así cuerda a un Cilic que no dudó en soltarla. El balcánico olió donde poder hincar su diente y así lo hizo. En el tercer juego del set, quebró el servicio del suizo por primera vez en el partido.

Cilic se estaba encontrando en su salsa y había conseguido lo más complicado, romper el servicio de su rival. Ahora era momento de hacer lo que más gusta al gigantón tenista croata. Sacar y mantener ese valioso break durante todo el transcurso del set. Federer se mostró decidido a querer enmendar ese error de principios del set y volvió a la solidez y contundencia al servicio, pero el problema estaba al otro lado de la red. Cilic no bajó el estratosférico nivel de saque y se adjudicó también la segunda manga poniendo al Maestro de Basilea contra las cuerdas y a un solo de set de dar otro campanazo en Wimbledon.

Era el momento del todo o nada para Federer, que se estaba ante una prueba de fuego que se antojaba muy difícil de superar viendo lo visto en los dos primeros sets de la batalla. Roger no cayó en la trampa del set anterior y mostró un nivel más parecido al dado en la primera manga, lo cuál era buen signo, pero Cilic no bajaba. Sin embargo, Federer se encontró en el séptimo juego del set con un 0-30 que a la postre el croata levantaría, pero…

Comienza la épica

Pero el suizo siguió intentándolo y volvió a tener una pelota de break. Una opción de rotura muy distinta a las dos obtenidas en la primera manga. Federer observó a lo lejos que un tren se acercaba a su estación y también sabía que era el momento de no dejar escaparlo y subirse en marcha si hiciese falta. Cilic notó la presión y cometió un error que significaría el comienzo de la heroicidad mayor vista en un Grand Slam en el 2016, como bien anunció la ATP.

El público, visiblemente a favor del ídolo por excelencia en ese momento, vio un destello de luz al final del túnel cuando el croata cometería una doble falta que otorgaba el primer break a favor de Federer. El suizo, que se encontró con ese regalo sin necesidad de disputar el punto, no dudó en aprovecharlo y dando una nueva lección al servicio, se adjudicó la tercera manga. Celebración contenida de Federer que sabía que aún quedaba mucho por hacer.

El comienzo del cuarto set fue monárquico al servicio por parte de ambos tenistas, pero Federer comenzó a hacer de las suyas, lo cual era sinónimo de que el Maestro suizo estaba de lleno en la batalla. Un  asombroso revés paralelo le colocó con dos nuevas pelotas de set en el quinto juego del parcial. Sin embargo, el estremecedor servicio de Cilic solventó esos dos momentos de tensión.

Pese a no haber podido aprovechar una de esas dos opciones de rotura, Federer no decayó. Siguió siendo muy fiable al servicio y manteniéndose a la estela del croata que nunca fue por detrás en el marcador, un hecho muy importante, puesto que fue al resto cuando tuvo su primera pelota de partido encendiendo así todas las alarmas en el banquillo suizo. Federer salvó los muebles y sacó adelante su servicio, pero en su siguiente turno de servicio se vería obligado a salvar una segunda, cosa que haría. El suizo se volvia a salvar, la batalla seguía.

Tanto uno como otro llevaron la cuarta manga a un frenético tie break con la clara etiqueta de “No apto para cardíacos” en donde se vio un tenis de muchos quilates y de alto voltaje. Fue Federer quien allanó un poco el terreno con mini break en un punto que tuvo una tensión que se cortaba con sólo soplar. El revés del suizo fue cantado malo, pero el ojo de halcón no lo determinó así, y por escasos milímetros, el punto fue para Federer. El de Basilea perdió la ventaja pero disfrutó de pelota de set, la primera del cuarto asalto, que a la postre salvaría Cilic. Misma cosa sucedió minutos después pero al contrario, sería Federer quien salvaría una tercera pelota de partido. Finalmente, el croata estrelló una derecha contra la red para otorgar a Federer el cuarto set para delirio de todo el público presente en la pista más mítica del tenis.

Federer culmina lo imposible

Se creía en que se podía, ese era el pensamiento de todos aquellos que observaban el partido en directo. Una nueva gesta del mago de la raqueta, era posible de ver. Nadie, hace poco menos de dos horas podría pensar que el suizo iba a ser capaz de empatar el partido, parecía algo imposible a no ser que fueras un superhéroe. Se necesitaba un milagro.

El guió del quinto y definitivo set de una batalla épica se inició de la misma manera en la que lo hicieron casi todos durante el partido. Ambos jugadores se mostraron muy seguros en los primeros compases del parcial con el claro objetivo de decidir el partido prácticamente en la línea de meta y ponerle más sal y pimienta de la que ya tenía el encuentro.

En esta ocasión, fue Federer quien tuvo la suerte de marchar siempre por delante, dejando así la difícil papeleta de mantener siempre igualado el partido y esperando que no le traicionasen los nervios. El suizo tiró de experiencia y devolvió muchos restos obligando siempre al croata a jugar una bola más, y todo ello, combinado con unas cuantas dosis de heroicidad y dramatismo, formaron una fórmula más que fantástica para el disfrute de este deporte.

En el séptimo juego del set, con Cilic al servicio, llegó casi el éxtasis a la pista central del All England Club. El balcánico se colocó con 30-0, pero un revés paralelo demoledor sembró las dudas en Cilic, que poco después observaría como otro passing shot, esta vez de derecha, y un error de derecha, le darían un nuevo break a Roger Federer que sin duda alguna no iba a desaprovechar.

El suizo no dio ni la más mínima opción a Cilic y con un último saque directo abierto se apuntaba el partido. El público estalló de alegría y de júbilo a la par que Federer levantaba los brazos acompañado de su dedo índice en señal “Aquí estoy yo”. De esta manera, el Maestro de Basilea, el dueño del jardín londinense, culminaba así una remontada épica que será recordada como la mejor del año 2016 en un Grand Slam.