Como suele suceder en Coapa, los títulos traen consigo más triunfos. Después de dos torneos en los que América se quedó a la orilla del campeonato, el Apertura 2014 era una revancha para un grupo de jugadores entre los que destacaban Miguel Layún, Jesús Molina y Rubens Sambueza. El deseo de volver a levantar el trofeo se palpaba en el equipo dirigido por Antonio Mohamed.

Coincidencias que recordaban el título logrado en 2013.

Las Águilas repitieron la fórmula de su último título. Un inicio demoledor que les permitió acumular 5 victorias en sus primeros 6 juegos. Esta vez, inclusive, aseguraron el súper liderato antes de la fecha 17. Sin embargo no terminaron de la mejor manera pues nuevamente cayeron en casa en la última fecha.

Las coincidencias no pararon, y el rival en Cuartos de final fue nuevamente Pumas. Las Águilas tuvieron muchos más problemas para vencer a los felinos, pero un gol en el partido de vuelta anotado por Paolo Goltz a 15 minutos del final desató la locura entre la parcialidad crema. El destino volvió a ponerles un camino antes trazado; en semifinales el enemigo fue Monterrey. Con menos problemas que en liguillas anteriores, los de Antonio Mohamed vencieron por global de 3-0 para acceder a la final.

Antes de la final, América era su propio enemigo.

Entonces sobrevino la tormenta. Si el América había levantado el vuelo en los últimos años por sobre todas las adversidades, no había contemplado jamás que sus peores demonios aparecerían en el interior. Las discusiones entre directiva y entrenador se hicieron públicas, el técnico Antonio Mohamed separó del plantel al seleccionado Paul Aguilar y los promotores acecharon con los nombres de nuevos entrenadores.

Ahí volvió a imponerse la estirpe de un equipo grande, pues en ambos juegos ante los Tigres el equipo se entregó a sus colores. La afición, sabedora de que los suyos necesitaban un envión anímico, llenó el Azteca para el partido de vuelta. Los de Coapa estaban en desventaja de un gol, pero aquello no significó problema. Una mágica bicicleta de Michael Arroyo pedaleada por cien mil almas abrió el camino. Después llegó el cabezazo extraordinario de Pablo Aguilar y selló la victoria un remate de Oribe Peralta. Era la confirmación de un vuelo que se enfilaba a un centenario de grandeza