Se acordaron de ganar

En una feria de goles, Pumas vuelve a obtener tres unidades en casa.

Se acordaron de ganar
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Por Gabriel Sánchez

El sol nunca falla. A los poco más de 20 mil aficionados que decidieron ir al Olímpico Universitario, su calor nunca faltó. En la cancha, Pumas y Puebla se jugaban la vida en el torneo. Sólo la victoria ayudaba para entrar a la liguilla. Con los locales de blanco, y la visita de azul, el encuentro comenzó. Pocas fueron las acciones en los primeros 15 minutos. El balón paseó por el medio campo, como si las otras zonas no existieran.

Sin embargo, Pablo Barrera rompió con esto y al minuto 16, se quitó a dos defensas por la banda derecha para ingresar al área y patear de tres dedos a la portería. Pero Vikonis, portero que debutó en liga con la Franja, se estiró a su máximo y raspó el esférico para que pegará en el poste y se esfumara la esperanza de gol. Después de esto, Pumas ya dominaba el encuentro. Puebla decidió esperar en su mitad de campo al rival para atacar con contragolpes. A los 21' de acciones, Escamilla disparó desde tres cuartos de cancha y con un lance, el arquero visitante volvió a ahogar el grito de anotación. Kevin salió lesionado poco después y Formica entró en su lugar. 

El trámite regresó a tener pocas acciones de gol. Se acercaba la recta final de la primera mitad y los poblanos tenían el balón cerca del área grande. Con un centro desde la banda derecha, el esférico llegó a la media luna y entre rebotes, se apareció justo enfrente de Saldívar. Ningún defensa Puma reaccionó, fue Cavallini quien aprovechó y marcó el primer gol. Con tres minutos de añadido, los felinos buscaron el empate... y lo encontraron. Con centro frontal de Díaz, la pelota llegó a Nico Castillo quien se quitó a Rojas y definió entre las piernas de Vikonis para marcar su noveno tanto del Clausura 2018. Con fuertes reclamos, la directiva de Puebla pedía la anulación de la anotación pues el balón había salido cuando la jugada de la igualada auriazul comenzó. Aunque tenían razón, nada se marcó. Fin de los primeros 45. 

​Al comenzar la segunda mitad, los equipos recordaron que la liguilla se les iba de las manos, y los porteros comenzaron a ser figura. Al minuto 50, Angulo pasó de una barrida en defensa, a rematar a portería, pero Saldívar se lanzó para mandar a tiro de esquina. En el cobro, Pumas ganó el esférico y tres elementos quedaron frente al arquero rival y un defensa. Sin embargo, Alustiza le dio la oportunidad de rematar a Gallardo con su pierna débil, la derecha, y Vikonis salvó a su equipo.

Pumas no se dio por vencido, y tan sólo dos minutos después, la oportunidad esperada llegó. Con un centro de Gallardo desde la banda izquierda, el balón llegó a Alustiza, quien sin haber saltado, remató y mandó el balón a guardar. Tres defensas no pudieron evitar que el delantero de un metro y sesenta y cinco centímetro cabeceara.

Los felinos no bajaron los brazos y al 64 de acciones, Alustiza, de nuevo, llegó solo ante Vikonis para rematar un centro raso de Fuentes. Pero su disparo salió a la posición del arquero y el tercer gol no llegó. Tan solo 300 segundos después, Formica se fue a bañar por una barrida sobre Guerrero. Los auriazules se quedaban con 10 y la visita aprovechó. Cuando el juego de reanudó, la falta se cobró y Cavallini anotó su doblete. Con cabezazo a pie cambiado de Saldívar, el empate se logró.

A 10 minutos del final, Puebla estaba cerca de anotar un tercero. Pumas esperaba al contragolpe y así consiguieron un tiro de esquina. Cuando se cobró, Castillo recibió el balón en la esquina derecha del área de Vikonis, se acomodó el balón y disparó. La trayectoria del esférico indicaba que terminaría todo en las manos del arquero, pero Cavallini llegó a tratar de evitar el peligro y desvió el balón para que terminara en la red.

Hasta el minuto 90 los poblanos intentaron todo para empatar. Se fueron al frente y olvidaron que podían anotarles uno más. Ninguna de sus jugadas generó el peligro suficiente, así que Castillo aprovechó para matar a la visita y llevarse un hat-trick. El arbitró silbó y la vida de los felinos se alarga una semana más. Se acordaron de ganar.