Este jueves, 30 de abril, se cumplen nueve años del segundo y último descenso de Necaxa. Aquella tarde en Hidalgo, el equipo rojiblanco empató ante Pachuca en la última jornada del Clausura 2011, y con ello se despidió de la Liga MX, división a la que volvió cinco temporadas después.

Un cambio precipitado

Luego de haber regresado al máximo circuito tras ser bicampeón de la Primera A, los Rayos tratarían de evitar descender por segunda ocasión. En busca de cumplir dicho objetivo, la directiva necaxista, en ese entonces encabezada por Luis Alberto Ogarrio, decidió darle continuidad a Omar Arellano en el timón.

No obstante, las cosas no fueron sencillas desde antes de que comenzara el año futbolístico. Al cuadro de Aguascalientes se le dificultó armar una plantilla competitiva, pues no logró retener a Sebastián Maz y Mauricio Romero, dos de sus más grandes referentes durante su etapa por la División de Plata, y, además, sus refuerzos parecían estar lejos de ser una solución.

Si bien el inicio de los hidocálidos en el Apertura 2010 no fue tan positivo, sí fue sorpresivo el cese de Arellano, quien había sumado seis de las primeras 18 unidades disputadas. Esta decisión apresurada provocó que crecieran aún más las versiones de que el técnico mexicano no tenía buena relación con Armando González, el jefe en aquel momento de la Dirección Deportiva del club.

Continuidad inexplicable

Horas más tarde de la salida de Omar, la dirigencia de Necaxa anunciaría la llegada de Daniel Brailovsky a la Dirección Técnica. El Ruso dejó su rol de analista en televisión para tener su tercera oportunidad como estratega en el futbol mexicano, luego de haber dirigido a Veracruz y América.

El cambio en el banquillo no tuvo dividendos positivos, sino negativos. Los Rayos, quienes se mantenían en el fondo de la tabla porcentual, cerraron el certamen con 16 puntos; es decir, el timonel argentino sólo sumó diez de 33 posibles. Todo indicaba que habría una nueva destitución, pero esta llegó hasta la cuarta jornada del Clausura 2011, semestre en el que ya acumulaban cuatro derrotas más. Brailovsky dejó a los hidrocálidos con un pie y medio en el Ascenso MX.

No alcanzó

Como especie de «bombero», a tierras hidrocálidas llegó Sergio Bueno, un entrenador que conocía perfectamente cómo era la presión del descenso. El comienzo de su etapa fue prometedor, porque cosechó 11 de 15 unidades; sin embargo, todo vino de más a menos.

Los necaxistas protestaron por los malos resultados.

Pasaron las fechas y la situación fue cada vez más crítica, desde los resultados deportivos hasta la relación de la institución con la afición, la cual protestó con carteles en contra de la gestión de Ogarrio. Finalmente, después de no ganar varios partidos, el Atlante, su odiado rival históricamente, le dio a los Electricistas su último empujón a la Liga de Ascenso.