Pintado en distintas tonalidades azules, el inmueble de la colonia Nápoles recibió por primera vez en su último torneo a los aficionados cementeros. Aquellos que tienen el mismo deseo desde hace dos décadas y vivirán los últimos partidos como locales en este recinto.
Inicio de otro proceso. La mayoría se quedó, llegaron rostros nuevos y otros simplemente desaparecieron. De España a Portugal en el banquillo. Pedro Caixinha se estrenó oficialmente como estratega cementero en sustitución de Francisco Jémez. Lo hizo con un empate, ante el también debutante Diego Cocca por parte de Xolos.
Aparecieron los nuevos futbolistas celestes en el once titular: Carlos Fierro y Jose Madueña; Javier Salas lo hizo en el complemento. Walter Montoya y Carlos Peña lo harán después. Y entre ausencias parte de la afición recordó a uno de los futbolistas más queridos: Christian Giménez. Corearon su nombre en algún momento del segundo tiempo. Son recuerdos, del ahora tuzo.
Cruz Azul volvía a tener el esférico, no eran posesiones muy largas como el torneo pasado, pero había mayor dinamismo en la última zona. Su rival esperaba. Un participativo Fierro se movía constantemente, pedía el balón, lo cedía y aparecía por otro lado. Lo acompañaban Martín Rodríguez y Ángel Mena por las bandas y Felipe Mora en la delantera.
Xolos seguía en su labor. Los locales buscaron por distintas vías y agotaron sus posibilidades. Finalizó el primer tiempo y el marcador no se movió; ni se movería por el resto del día.
Cambios desde las bancas y las porterías seguían con las redes intactas. Los aficionados igual cambiaban su sentir. Los aficionados pasaban distintas fases conforme pasaban los minutos y el resultado era el mismo.
Se fue diluyendo el segundo tiempo entre un trabado mediocampo y pocas oportunidades de gol restantes. Culminó el partido y con ella el primero de los últimos encuentros del Estadio Azul como casa celeste.