Los pasos de la selección española hacia el comienzo del MundoBasket son cada día más seguros, y si bien las dudas asaltaban los primeros compases del grupo, la calidad y el esfuerzo empiezan a hacer acto de presencia y dar sus frutos. En el último partido, ante Senegal, Serge Ibaka fue el máximo estandarte de estos dos aspectos.

El pívot español, que sumó un 24 de valoración, con 15 puntos, cuatro rebotes y cinco tapones, se quedó a un suspiro de convertirse en el mejor jugador del encuentro (fue Pau Gasol, con 20 puntos y un 28 de valoración). Ibaka, consciente de su evolución, afirmaba que poco a poco se va sintiendo más a gusto: “estamos intentando mejorar para llegar bien a la Copa del Mundo y creo que físicamente cada partido voy mejorando”.

Ibaka, ambicioso como pocos, confesaba que el objetivo del grupo está centrado en el primer puesto, aun conociendo las plantillas que presentan candidatura a la medalla dorada. “El equipo tiene muchas ganas de hacer algo grande al jugar en casa y nos marcamos como objetivo el oro, aunque sabemos que no va a ser fácil”, decía, y mostraba total confianza en sus compañeros.