Debutar en unos Juegos Olímpicos nunca es fácil, ni siendo Estados Unidos. La selección a batir en la cita olímpica de Río de Janeiro entraba en competición con su quinteto de lujo en pista, estando Kyrie Irving, Kevin Durant, Carmelo Anthony, Klay Thompson y DeMarcus Cousins sobre la pista, mientras que al otro lado de la cancha quedaba China, el combinado que buscaría poner contra las cuerdas al combinado americano. A pesar de tener un inicio complicado, con malas decisiones en ataque y un porcentaje de acierto alto China.
Dar espacio a los americanos fue sin duda la tumba de los jugadores chinos. Los triples no tardaron en entrar, el festival defensivo que ofrecían Cousins y Jordan se convertía en un auténtico espectáculo que terminaba dejando canastas fáciles al otro lado de la pista. Pasado el ecuador con diez puntos de ventaja, Estados Unidos ni mucho menos bajó el pistón, entrando en cancha los suplentes de lujo como Butler, Lowry y Paul George, entre otros, para llegar a la conclusión de los primeros diez minutos con un marcador de 10-30, obteniendo una fabulosa renta que sin duda les permitía contemporizar las diferencias en los tres cuartos restantes.
La vida sigue igual en el show americano
Tras un pequeño descanso en el que aclarar ideas y, sobre todo, descansar, el partido se reanudaba con el segundo cuarto por delante, China intentaba acercarse en el marcador, logrando una mera racha de anotación que duraba escasos minutos, apareciendo Kevin Durant con tres triples consecutivos que secaban la anotación del cuadro asiático. Los minutos corrieron a favor de Estados Unidos, que disfrutaba sobre la pista con rápidas transiciones de un lado a otro de la cancha hasta tomar el camino de los vestuarios con un abultado resultado de 30-59.
La vuelta de vestuarios hacía cambiar por completo la mentalidad a China, atreviéndose a penetrar a canasta y a buscar el aro desde lejos, lo cual permitía que la igualdad se mantuviera durante los primeros compases del tercer cuarto, a pesar de ser abultado el marcador. Con los titulares en el banquillo, Krzyzewski dio la oportunidad a los suplentes de ganarse un puesto en el quinteto inicial, pero ni mucho menos fueron capaces de demostrar un nivel soberbio que le hiciera al seleccionador cambiar sus plantes, optando por devolver a pista a su quinteto inicial, solventando estos la papeleta con dos triples consecutivos, uno de Kyrie Irving y otro de Kevin Durant. China volvía a quedar rezagada y Estados Unidos cogía velocidad de crucero con entrada 'vip' en el festival de triples de Irving, quien sumaba dos más, para poner ni más ni menos que cuarenta puntos de por medio entre ambos combinados. Al final de la media hora de partido, la renta del cuadro americano era de 47-91.
Fin de fiesta por todo lo alto
Tras media hora de espectáculo, por delante tan solo quedaban diez minutos en los que Estados Unidos se podía permitir el lujo de reservar jugadores para sus próximos compromisos, quedando China en el complicado papel de recortar la renta lo máximo posible para caer de una forma digna. Los americanos superaron el umbral de los cien puntos con más de siete puntos por delante, pero eso ni mucho menos les hizo detener su vendaval ofensivo, buscando aumentar al máximo su distancia en el electrónico, quedando China como un mero títere en manos de las estrellas del baloncesto. Ya en los últimos compases del choque, las frivoliteces aparecieron en el juego estadounidense, adornando cada acción con mates espectaculares o canastas imposibles con las que hacer disfrutar al público presente en la grada del Carioca Arena. Al final, tanto chinos como americanos daban por bueno el marcador, que favorecía a estos últimos por 62-119, en el primer festival estadounidense, que dejaba en cancha su primera tarjeta de presentación en Río de Janeiro. Kevin Durant con 25 puntos, y J.Yi, también con 25, fueron los máximos anotadores del partido y en ambas escuadras.