Brillante. A pedir de boca le salieron las cosas a los hombres de Trifón Poch en su importantísimo partido ante un rival directo como el Manresa Basquet. Ganar en casa era fundamental, y alcanzar la décima victoria también. La mejor manera de insuflar confianza en una maltratada afición que en ningún momento abandonó al equipo, y hoy tampoco fue una excepción.

El primer cuarto rozó la perfección. Un gran comienzo que desquició al conjunto de Jaume Ponsarnau y que sacó del partido a las primeras de cambio al conjunto manresano. Una de las claves fue el gran porcentaje de acierto en ataque en el cuadro madrileño, que sigue en racha, y que ha ido cambiando el tiro desde la línea de triples por mayor presencia en la pintura en las últimas jornadas. El equipo naranja, al revés de lo que pudiera parece, ha sabido desenvolverse bien en la presión, y el reparto de minutos está haciendo que las piezas de Poch vayan encajando y las cosas estén funcionando.

Otra de las claves volvió a ser el pívot norteamericano Robert Kurz, que con otra gran actuación -14 puntos, 7 rebotes y 24 de valoración- fue el faro del equipo de nuevo. La diferencia se fue acentuando hasta tal punto que los diez primeros minutos terminaron con un contundente 27-7.

En el segundo cuarto, el Fuenlabrada levantó el pie del acelerador y permitió una pequeña reacción de los visitantes, pero la gran renta adquirida ni siquiera puso en duda la ventaja en el luminoso, que llegaba al descanso reflejando un 38-21.

Reacción a tiempo para impedir el fracaso de los terceros cuartos

A la vuelta de vestuarios, el Fuenlabrada volvió a ser el de los primeros minutos. Acierto en el tiro, concentración defensiva y un plus en la agresividad a la hora de pujar por el rebote devolvieron el mando del partido a los locales. En los visitantes, los errores se sucedían demasiado rápido y sólo las canastas de Nemanja Aleksandrov parecían seguir el ritmo, pero era insuficiente para alcanzar en el marcador a los fuenlabreños que aumentaron la diferencia a +26 (60-34).

Con esos números, el cuarto final fue más tranquilo de lo habitual para los de Trifón Poch, que decidió dar oportunidad a los que menos están jugando, y que no desentonaron. El Manresa veía imposible levantar el resultado y bajó los brazos antes de tiempo, algo que se podría extrapolar a su situación en la Liga Endesa, pues el de hoy era una de las últimas oportunidades de poder aferrarse a la salvación, que ya está a cinco victorias, con sólo seis jornadas por disputarse.

El Fuenlabrada sin embargo prolonga su buena racha y , a la espera de lo que haga mañana el Lagun Aro ante el CAI, se sitúa a dos por encima de los donostiarras, pero en cualquier caso pasará una jornada más fuera del descenso.