Octavos. Nadie diría en noviembre de 2012 cuando el CB Canarias sumaba un triunfo en la Liga Endesa que hoy en día estaría por delante de equipos como el Laboral Kutxa, el Herbalife Gran Canaria o el Valencia Basket. Lo que podía parecer un sueño se ha convertido en la realidad de un equipo cuya evolución le ha llevado poco a poco a acercarse a la nobleza de la liga y a ilusionar a una isla cada vez más volcada con él. ¿De qué serán capaces este año?

Quizás lo más ilusionante es que, tras ocho jornadas, ni las lenguas más osadas pueden decir que el conjunto aurinegro ocupa la última plaza de acceso a Playoffs por casualidad. Los de Alejandro Martínez se han enfrentado ya a los tres primeros clasificados de la liga: Real Madrid, Barcelona y Unicaja, a los que muy pocos lograrán batir y contra los que los chicharreros han competido a un gran nivel. Sería utópico pensar en alcanzar a este trío cabecero en un corto plazo, pero lo que es evidente es que el Iberostar está cada vez más cerca de los grandes y es un equipo capaz de generar disgustos a los punteros de la liga y que afronta ahora una fase más asequible del calendario.

Eliminando a los "intocables" de la liga el balance aurinegro sería 4-1

En el resto de partidos, contra rivales "mortales", los números del cuadro aurinegro son espléndidos: una sola derrota, la sufrida ante el CAI Zaragoza, quinto clasificado, con una canasta en los últimos segundos, y cuatro victorias que permiten igualar el balance de partidos ganados y perdidos. La solvencia de estos triunfos, más evidente que nunca en los 27 puntos que separaron a los tinerfeños del Morabanc Andorra en la visita del equipo del principado al Santiago Martín, muestra al Iberostar Tenerife un paso por encima del grupo de equipos cuyo objetivo es llegar a las 12 victorias para mantener la categoría. Si se ha quedado a medias entre este grupo y el de los equipos que juegan los Playoffs o ha llegado al nivel de éstos es algo que sólo el tiempo nos mostrará.

Bien es cierto que este panorama clasificatorio no es nada nuevo, pues ya el año pasado los de Alejandro Martínez lograron clasificarse para la Copa del Rey, pero las sensaciones son otras. Mientras que el año pasado la disputa de este torneo fue considerada como una gran hazaña ante la que poco importó perder contra el Barcelona en cuartos de final por 42 puntos, este año estar entre los ocho primeros ha perdido el carácter épico y ha pasado a formar parte de una de las posibilidades reales del equipo. El Iberostar ha dado el salto de sorpresa a realidad para situarse en el grupo de equipos en los que se piensa de cara a disputar la postemporada, lo que supone una gran presión, pero es una presión cargada de ilusión y de triunfo. Es una presión positiva, un incentivo que cuerpo técnico y plantilla deben saber manejar.

Quizás no haya mayor reflejo de esta situación que se vive en el conjunto de la isla que el partido que disputará este domingo en Vitoria. Si antes una visita al Bruesa Arena era un enorme desafío, ahora mismo no sería ni mucho menos descabellado pensar que los aurinegros pudieran lograr la victoria, tal y como hicieron de forma sorprendente el año pasado. Una brillante gestión deportiva ha permitido al club mantener el sólido bloque que tantas alegrías ha dado y sumarle una serie de jugadores que han permitido dar este salto de calidad que debe confirmarse en las canchas. En el parquet pueden pasar muchas cosas, pero la situación es la indicada para que el Iberostar Tenerife se sume al grupo de equipos que conforman la nobleza de la liga.