Como viene siendo habitual en los últimos años, el derbi canario se quedó en casa. El Herbalife Gran Canaria derrotó al Iberostar Tenerife en un partido marcador por la igualdad y el alto ritmo de anotación, que permitió a todos los espectadores disfrutar de un espectáculo tan bonito como emocionante. El encuentro llegó parejo al último cuarto, donde Albert Oliver tiró de veteranía para imponer su ritmo y confirmar que la isla vecina sigue siendo territorio prohibido para los tinerfeños incluso en su mejor año como visitantes.

Sin respiro

El partido tardó poco en demostrar que iba a disputarse con un ritmo altísimo, pues a los 16 segundos ambos equipos habían anotado ya, y a base de ataques rápidos y eficaces tanto tinerfeños como grancanarios hicieron evidente que el marcador final iba a reflejar muchos puntos. Los de Vidorreta, muy agresivos, castigaron a su rival a base de las pentraciones de San Miguel y Richotti, mientras que los de Aíto, algo menos metidos en el inicio, supieron leer los cambios defensivos de los aurinegros para convertir a Savané en su líder en los primeros minutos. No había descanso. Cualquier despiste de una décima de segundo se pagaba con una canasta en contra.

El partido fue un intercambio de canastas desde el principio

Los recursos anotadores de ambos equipos brillaron en estos compases del choque. El Iberostar fue tomando la inciativa gracias al talento individual de anotadores como White y a la dirección de San Miguel, mientras que el Herbalife logró forzar numerosas faltas para castigar desde la línea de tiro libre y evitar que los chicharreros se marchasen. No obstante, cuando el primer parcial llegaba a su fin, los locales sacaron a relucir su excelente acierto exterior para poner la primera diferencia importante e irse al descanso entre cuartos mandando por 30-23. Sin apenas tiempo para las presentaciones, las hostilidades ya habían comenzado sobre el parquet.

Foto: ACB
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De triple en triple

Nada más arrancar el segundo periodo, el Iberostar se encargó de demostrar que también puede presumir de tiro de tres, y con cinco aciertos consecutivos dio la vuelta al marcador y dejó claro que este derbi no iba a ser fácil de dilucidar. Arco, Sekulic y Hanley se encargaron de castigar a la defensa grancanaria, que no pudo más que limitarse a ver cómo los aciertos desde el 6,75 caían uno tras otro. Con solo 15 minutos de juego, el marcador ya reflejaba un 36-38. El recital anotador no tenía visos de parar pronto.

El Iberostar arrancó el segundo cuarto con cinco triples seguidos

Llegó entonces el momento de Oliver y Rabaseda. Los dos catalanes se hicieron con el partido: el primero, relajando el ritmo y haciendo que el baloncesto fluyese al compás que él marcaba, y el segundo con una agresividad defensiva que se comió por completo al ataque del Iberostar. El partido volvía a teñirse de amarillo, aunque Beirán y Sekulic se encargaron de que la ventaja no fuese excesiva al descanso y se quedase en 51-47. Para todo amante del baloncesto, el descanso fue un jarro de agua fría que interrumpió lo que estaba siendo un increíble espectáculo. El choque entre Tenerife y Gran Canaria se había convertido en un duelo entre la anarquía del Iberostar y la batuta de Oliver. Solo podía quedar uno.

Foto: ACB
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Intercambio de golpes

Al igual que en el segundo cuarto, los de Vidorreta arrancaron el tercer periodo enchufadísimos. Liderados por Salva Arco, que anotó los ocho primeros puntos del cuarto, volvieron a tomar la delantera, y tras un triple de Sekulic lograron su máxima ventaja de choque al poner el 52-58. Fue el momento del duelo en el que más pareció peligrar el derbi para los locales, pero estos supieron reaccionar a través de su defensa.

Apretando al máximo a cada jugador y las líneas de pase, el Herbalife obligó a los aurinegros a llevar al límite cada posesión y jugarse tiros incómodos, lo que redujo su implacable acierto inicial y les permitió volver a entrar de lleno en el partido. Un triple de Eulis Báez volvía a ponerles al frente (63-60), y las dificultades para anotar de los tinerfeños les permitieron abrir de nuevo una pequeña brecha. El Iberostar encontró en los tiros libres su gran fuente de puntos, pero de nuevo volvió a padecer de falta de acierto desde la línea de personal y no pudo terminar de apretar el marcador. Aún así, el 72-67 dejaba todo por decidir para el último cuarto.

Fue entonces cuando la cercanía de la victoria acabó con el espectáculo y el acierto y trajo nervios e imprecisiones. El partido se cerró, el ritmo de anotación y de juego se redujo notablemente, y se vio que el partido, que en ocasiones había dado la impresió de poder moverse alrededor de los 100 puntos, iba a estar bastante lejos de esos guarismos.

Foto: ACB
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Y es en estos momentos cuando la veteranía es realmente un grado decisivo, y hablar de veteranía en el Herbalife Gran Canaria es hablar de Albert Oliver. El base catalán manejó perfectamente el choque, anotó en pentración, desde media distancia y desde el poste bajo, y fue poco a poco cerrando el partido ante la impotencia del Iberostar. Los tinerfeños, con más corazón que cabeza, no dejaron de intentarlo, pero la siempre se mantuvo en torno a los seis puntos y nunca llegaron a parecer una amenaza real en los minutos finales. Nada pudo impedir que el Gran Canaria Arena volviese a festejar otra victoria en otro derbi mientras los suyos siguen asentados en la quinta plaza. Otra vez será, tendrán que volver a pensar en Tenerife, donde continúan viendo cómo su equipo no terminase de meterse de lleno en la pelea por los playoffs.