Viene siendo habitual desde hace varios años que el enfrentamiento entre Club Baloncesto Valladolid y Estudiantes –ahora Tuenti Móvil por motivos de patrocinio– tenga una importancia extraordinaria para ambos equipos en su objetivo de eludir el descenso aLEB. La decadencia económica de ambos conjuntos ha generado en los últimos tiempos que este duelo clásico entre históricos sea una final, pero de tintes muy distintos a la que por ejemplo disputaron el Real Madrid y el Barcelona hace tan solo una semana.
Esta es la final de los pobres, la otra final. No obstante, incluso en esto hay que hacer una separación, pues nadie en la ACB es, ni de lejos, tan pobre como el CB Valladolid, que tiene un presupuesto netamente inferior al del conjunto madrileño, y eso que este anda también en unos guarismos muy bajos.
Partido trascendental para ambos
El Estudiantes llega a Pisuerga en un estado de forma ligeramente mejor al de los vallisoletanos, que se refleja en los cuatro triunfos –dos más que el CB Valladolid– con los que cuenta en la clasificación de la Liga Endesa. Además, han visto como en las últimas jornadas su juego mejoraba y han empezado a encontrar la solidez que les ha faltado durante todo el campeonato –el hecho de que sean el equipo que más perdidas de balón comete es un dato bastante significativo–.
Txus Vidorreta, técnico colegial, destacaba esta circunstancia en la previa del choque y valoraba la gran importancia del encuentro en tierras castellanas precisamente de cara a consolidar esa mejoría. “Es nuestra oportunidad para afianzarnos en la línea de juego que llevamos actualmente”, aseveró el entrenador de los madrileños.
(Imagen: lainformacion.com).
En el otro bando, los pucelanos son colistas y, tras una horrible primera vuelta, buscan ratificar la mejoría de sensaciones que experimentaron en su último compromiso ante el Madrid. La inmensa mayoría del entorno morado considera que este es el último tren que puede coger su equipo con destino a la salvación ACB.
Sin embargo, tanto el presidente morado, Juan Vela, como el técnico, Ricard Casas, han querido restar dramatismo al choque, sin negar la trascendencia del mismo. En la línea de aquel, Casas afirmaba en la previa que “igual que ganar no significaría que nos levantáramos al día siguiente más pronto, perder tampoco debería implicar que no nos levantáramos porque no hubiera nada que hacer”.
Máximo respeto
Ambos entrenadores se refirieron al otro conjunto en términos de máximo respeto. El jefe del banquillo estudiantil ponderaba la calidad individual de varios jugadores de la plantilla morada, en concreto de Jason Rowe, Andjusic, Omari Johnson y Haritopoulos, así como la energía que, en su opinión, transmiten hombres como Suka y Cvetinovic. Igualmente valoraba la mejoría en la imagen de los morados que se produjo en el encuentro contra el Madrid. “Estuvieron metidos en el partido hasta bien avanzado el último cuarto, algo que no es nada fácil”, juzgaba Vidorreta.
Aspecto en el que coincidía su homónimo en el otro banquillo, Ricard Casas, afirmando que estaban trabajando en esa línea, a fin de consolidar dichas sensaciones positivas.
(Imagen: Alberto Blanco Paredes).
El entrenador manresano del conjunto morado hablaba de su rival destacando que “tienen cuatro pívots que aportan muchas cosas y que les da mucha amplitud en el juego y además también han ganado amplitud en el perímetro gracias a la incorporación de Van Lacke”.
Regresan Van Lacke y Pascual
Precisamente, la presencia del jugador argentino será uno de los grandes atractivos del choque. Esta semana afirmaba en diversas entrevistas concedidas a varios medios que guardaba un recuerdo imborrable de Valladolid y que será muy especial pisar Pisuerga con otra camiseta. “Es cierto que yo lo hice cuando jugaba con el Joventut, pero ahora es diferente, porque es la primera vez desde que he regresado a España”, admitía a través de los micrófonos de la Cadena SER. Hay que recordar que el argentino ha estado militando en las filas del Boca Juniors de Argentina hasta hace muy pocas semanas, cuando fue contratado por los colegiales.
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(Imagen: ACB Photo).
Van Lacke será recibido con mucho cariño por parte del público vallisoletano, que lo considera uno de los principales referentes del club en los últimos tiempos. No en vano, llegó a ser el capitán en una de las temporadas más gloriosas de la historia del club, la 2010/2011, cuando se alcanzó la clasificación para la Copa del Rey. En la cara triste de la moneda, como suele suceder con la mayoría de exmorados, tuvo conflictos con el club por mor de los impagos –fue uno de los que votó en contra de la aprobación del convenio mediante el que la entidad morada salió del concurso de acreedores a finales de 2011–, aunque eso no es óbice para que el escolta de Santa Fe tenga muy presente “los días de gloria que viví en Valladolid, los cuales no olvido ni olvidaré”, como confesaba en el Diario El Mundo.
No será el único ex integrante del Club Baloncesto Valladolid que visitará Pisuerga en las filas del rival. También lo hará Eduardo Pascual, actual director deportivo del Estudiantes y que hasta hace medio año lo fue de los pucelanos. También salió mal parado en el plano económico de la Casa Morada.
Las claves del choque
Tanto Van Lacke como Pascual desembarcarán en Pisuerga formando parte de un ‘Estu’ que cuenta con jugadores de bastante nivel, algunos con muchísima experiencia en ACB, como Marko Banic, Quino Colom, Dejan Ivanov, Guille Rubio, Uros Slokar, Kyle Kuric o Andrés Miso –duda para el choque por sus problemas físicos–, fuera aparte de la frescura que aporta el canterano Jaime Fernández. De ahí que a priori sorprenda su mala clasificación, hundido en la tabla casi a la par que los de Pucela, pese a que los madrileños sobre el tapete poseen una plantilla mucho más potente.
También atracarán en Pisuerga más de 500 aficionados de la entidad colegial, que, como es tradición en este tipo de enfrentamientos, apabullarán de inicio a la fría afición vallisoletana. Esta necesita que su equipo la meta en vereda y la haga vibrar, como sí sucedió en el último encuentro ante el Real Madrid, pues, a diferencia de la Demencia estudiantil, los pucelanos en ese sentido pecan de exceso de cordura.
La conexión entre el público local y su equipo será uno de los factores fundamentales del choque, pues sin esa comunión, que sí está asegurada en el caso de los visitantes, resulta complicado que el mentalmente frágil equipo de Ricard Casas pueda competir al máximo de su nivel de intensidad. Está prácticamente asegurado que se rozará el lleno en Pisuerga por primera vez en esta temporada –en consonancia con el inquietante volumen del caudal del río–, así que el ambiente en la grada es uno de los muchos atractivos de un duelo que, sin embargo, no le ha parecido tan atractivo a la plataforma Orange Arena, la cual ha escogido dar en exclusiva un partido también interesante, pero de mucha menor trascendencia (el que enfrentará el domingo a La Bruixa D´Or contra Rio Natura Monbus).
También será relevante el estado de concentración de Marcos Suka-Umu, que ha incurrido en faltas de disciplina, tal y como reconocía el técnico morado, aunque especificaba que “el problema se ha solucionado y ya está en la dinámica normal del equipo”. El propio Casas consideraba que también serán claves del choque el rebote, los unos contra uno y la defensa individual del perímetro estudiantil.
Pero en definitiva, como bien indicaba Fede Van Lacke en la entrevista concedida a "El Mundo", la circunstancia que decantará la balanza de uno u otro lado serán los errores. En un partido donde hay tanto juego y un nivel de tensión tan elevado, no puede ser de otra manera. Lo esperable es que el partido sea competido hasta el final y haya una buena dosis de emoción, más que juego vistoso. Ingredientes propios de una final, aunque sea “la del descenso”, como se le preguntaba con ironía a Ricard Casas en la previa.